Si hay vacantes en Panamá, ¡para aquí y para llevar!
- Franklin Delgado
El pleno empleo, es el término utilizado por los estudiosos del trabajo, para determinar cuando un país tiene un porcentaje de desempleo igual a cero.
Si le preguntas a los empresarios panameños, ellos te dirán que la mano de obra ya no se consigue. Por otra parte, si le preguntas a los sindicalistas, no hay trabajo y los que existen no pagan justamente. ¿Cuál es la verdadera realidad del empleo en Panama?
Estos dos sectores, empresarios y movimientos obreros, nunca han coincidido en nuestro país, sobre ningún tema, mucho menos con la oferta de empleo. Debemos admitir que esta vez, la empresa privada no está alejada de la realidad. Estamos a las puertas de una funesta predicción, que hace mucho tiempo, analistas del trabajo apuntalaron. Ellos señalaron que la educación y la cultura ciudadana inculcada a la juventud panameña eran improductivas y obsoletas; lo cual enviaría al mercado laboral a personas no calificadas y con bajos valores morales. Hoy día, pareciera que no se consiguen buenos colaboradores, no porque no existan en Panama, sino que son muy pocos y ya están trabajando en otro lugar.
Esta crisis está afectando todas las industrias, con más énfasis en el sector turismo, restaurantes, construcción, por mencionar algunos sectores. El tema se pone peor, tomando en cuenta que ni siquiera se están ejecutando la mega-obras gubernamentales, las cuales requerirán miles de trabajadores más.
Hasta donde tenemos conocimiento, el gobierno ha atacado el problema a través de ferias de empleo y la capacitación por parte del INADEH. Es evidente que hace falta mucho más para reducir la brecha entre la necesidad de mano de obra calificada y otro tanto para inculcar otro aspecto que muy poco se menciona pero es crucial; una aptitud dispuesta a trabajar y aprender. Estos valores, de sentido de responsabilidad, civismo, honestidad, puntualidad y otros aspectos que nuestro sistema educativo hace mucho dejo de impartir, son cruciales para el desarrollo de una sociedad. En otras palabras, el juega vivo y el poco importa ha calado en nuestra juventud, y los empresarios están presionando al gobierno para que se permita la importación de la mano de obra.
Esta difícil situación es como una olla de vapor, que prontamente le tocará al gobierno decidir, dado que las mega- obras dependerán de la flexibilización en las normas de importación de mano de obra. Ojalá se tomen las mejores decisiones a largo plazo, para que los panameños aprovechen las bonanzas del crecimiento económico.
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