Sobre cacografía
Publicado 2001/01/31 00:00:00
Cacografía: Del griego xaxós, malo y grafia - "Escritura viciosa contra las normas de ortografía" Muévenos a escribir estas líneas el lastimoso estado en que se encuentra la ortografía en nuestro medio. Conservamos muy placentero recuerdo y profundo agradecimiento hacia quienes fueron nuestros inolvidables maestros en la escuela primaria y hacia nuestros profesores en la secundaria. Estimamos que si resucitaran, verían con alarma y pesar el panorama sobre el manejo del idioma en nuestro medio.
Nuestra prensa está plagada, a diario, de escritos con párrafos incoherentes e ininteligibles, amén del mal uso, ya común, de la preposición "de". Abundan escritos chabacanos, en los que campea el "de que". Donde debe ir un punto, hay una coma. Donde debe haber una coma, no la hay. Se ponen tildes donde no procede y se omiten cuando deben colocarse.
No se sabe diferenciar el "mas" equivalente a "pero" del "más" de cantidad. Se confunden el "sino" y el "si no", sucede igual con el "quien y quién", "cuan y cuán", "cuando y cuándo", "cuanto y cuánto", "donde y dónde", "tu y "tú", "el y él", "como y cómo". En fin, desastre.
Hace meses pudimos leer que el pugilista Roberto Durán sufrió una "decección", en vez una decepción, y últimamente, que unos productos líquidos que habían sido envasados, fueron "embazados". Los ordinales se convierten en partitivos. No se dice que un señor subió al decimoquinto piso de un edificio, sino al quinceavo piso.
Lo más lamentable de todos es que, en gran parte, esta evidente cacografía abunda entre personas profesionales con títulos universitarios. Hasta abogados hay que redactan documentos con cláusulas "décimo primera" y décimo segunda", en vez de undécima y duodécima. Hay también locutores que dice lo mismo.
Tanto en los anuncios de la empresa privada como de los oficiales en convocatorias a licitaciones, ocurre esto. No es a cualquier subalterno al que puede confiarse la redacción de algo destinado a publicarse y que aparecerá con la firma de otra persona y no con la de quien redactó.
Hoy en día, a través del internet, en todas partes del mundo se pueden leer los periódicos. Nos imaginamos la mala impresión que tendrán de nosotros quienes leen la prensa panameña en el exterior. Sugerimos, con la más sana intención, que los señores directores de nuestros rotativos, se empeñen en efectuar la designación de competentes correctores de prueba a fin de hallar solución de continuidad para tantas publicaciones con verdaderos exabruptos. La imagen de las empresas publicitarias y del país, así lo requiere.
Nuestra prensa está plagada, a diario, de escritos con párrafos incoherentes e ininteligibles, amén del mal uso, ya común, de la preposición "de". Abundan escritos chabacanos, en los que campea el "de que". Donde debe ir un punto, hay una coma. Donde debe haber una coma, no la hay. Se ponen tildes donde no procede y se omiten cuando deben colocarse.
No se sabe diferenciar el "mas" equivalente a "pero" del "más" de cantidad. Se confunden el "sino" y el "si no", sucede igual con el "quien y quién", "cuan y cuán", "cuando y cuándo", "cuanto y cuánto", "donde y dónde", "tu y "tú", "el y él", "como y cómo". En fin, desastre.
Hace meses pudimos leer que el pugilista Roberto Durán sufrió una "decección", en vez una decepción, y últimamente, que unos productos líquidos que habían sido envasados, fueron "embazados". Los ordinales se convierten en partitivos. No se dice que un señor subió al decimoquinto piso de un edificio, sino al quinceavo piso.
Lo más lamentable de todos es que, en gran parte, esta evidente cacografía abunda entre personas profesionales con títulos universitarios. Hasta abogados hay que redactan documentos con cláusulas "décimo primera" y décimo segunda", en vez de undécima y duodécima. Hay también locutores que dice lo mismo.
Tanto en los anuncios de la empresa privada como de los oficiales en convocatorias a licitaciones, ocurre esto. No es a cualquier subalterno al que puede confiarse la redacción de algo destinado a publicarse y que aparecerá con la firma de otra persona y no con la de quien redactó.
Hoy en día, a través del internet, en todas partes del mundo se pueden leer los periódicos. Nos imaginamos la mala impresión que tendrán de nosotros quienes leen la prensa panameña en el exterior. Sugerimos, con la más sana intención, que los señores directores de nuestros rotativos, se empeñen en efectuar la designación de competentes correctores de prueba a fin de hallar solución de continuidad para tantas publicaciones con verdaderos exabruptos. La imagen de las empresas publicitarias y del país, así lo requiere.
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