Tienes sesgos de género y no lo sabes
- Teresa Rey
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- Directora de Marketing Solutions para Panamá en LLYC
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Una de cada tres mujeres experimenta alguna forma de violencia física o sexual durante su vida y, con frecuencia las víctimas, además de tener que hacer frente a la agresión, ven cómo su caso se convierte en motivo de comentarios en las redes sociales. ¿Han pensado alguna vez que sus publicaciones en redes pueden estar perpetuando estereotipos o reforzando la vulnerabilidad de las víctimas sin ni siquiera darse cuenta?
Con motivo de la conmemoración del "Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer" el 25 de noviembre, me gustaría recuperar algunas conclusiones del informe "Desenfocadas: cómo informar y opinar mejor sobre violencia de género", elaborado por LLYC a principios de año, que surge del análisis de más de 200 millones de artículos de noticias y más de 14 millones de mensajes en X de 12 países.
En comparación con las noticias de los medios de comunicación, en las redes sociales la conversación sobre violencia de género resulta más sensacionalista, priorizando la espectacularización y el morbo. Sin embargo, prestando atención y entendiendo mejor el impacto de nuestras palabras, podremos contribuir positivamente y conversar de forma responsable.
La primera premisa es que hay que elevar la voz y emplear las redes como espacio para sensibilizar y prevenir. Por ejemplo, si compartimos un post sobre violencia de género es recomendable nombrar canales de prevención y cuidar la terminología. Hay que evitar términos sensacionalistas como "terrible" o "chocante", dramatizantes como "triste" o "drama" e inoportunos como "desafortunado". Del mismo modo, hay que tratar de no poner el foco en las víctimas, exponiendo datos personales que preferirían evitar, como su profesión, descendencia o parentesco. En algunos casos también se recurre erróneamente a justificaciones, como problemas de adicciones, o incluso a la provocación por parte de la víctima, para intentar explicar los actos violentos del agresor.
Pero sin duda una de las tendencias más destacadas a la hora de participar en la conversación social es caer en el negacionismo, al asociar incidentes a casos puntuales o aislados. Incluso si no pretendemos negar la violencia, es mejor evitar expresiones que la nieguen implícitamente, como decir que se trata de un suceso aislado o reportar que la víctima se encuentra bien. De esta manera se puede minimizar la realidad de la violencia de género como un problema social común y frecuente, transmitiendo la idea de que es más bien algo puntual o anecdótico y generando dudas sobre la credibilidad de la víctima.
Por último, y más allá del lenguaje, lo que se necesita son más voces masculinas. La condena a la violencia contra la mujer es un compromiso de todos, independientemente del género, y la voz de los hombres suma. Además, la contribución activa de hombres expertos en este campo puede ser crucial para desafiar estereotipos y fomentar la empatía.
Será una buena noticia si tras leer este artículo comienzan a reflexionar dos veces sobre el impacto de sus publicaciones en temas de violencia de género. Aun así, si les surgen dudas, pueden consultar la plataforma de LLYC "The Purple Check": una inteligencia artificial que ofrece recomendaciones para evitar la discriminación o el tratamiento desigual hacia la mujer en sus publicaciones. Esta herramienta está al servicio de la sociedad panameña y ha sido diseñada para promover la igualdad y el respeto en los discursos cotidianos.
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