Cartas desde el frente europeo
Tiroteos, atropellos e incendios
... así como los tiroteos, atropellos e incendios de quienes “luchan” por sus derechos quedarán para siempre guardados en la bóveda de la red, los múltiples excesos de las autoridades no serán olvidados por aquellos que se creen dueños de la nación.
- Alonso Correa
- /
- - Publicado: 29/9/2020 - 12:00 am
2020 está siendo un año convulso. Las calles del mundo pasaron de estar vacías a convertirse en campos de batalla entre la sociedad y la autoridad. Hemos transformado una pandemia vírica a una pandemia social. Mineápolis, Nueva York, Londres, Los Ángeles, París y Bogotá han sido algunas de las ciudades que han visto combate urbano entre los agentes del orden y los del caos.
En todas estas locaciones se ha mantenido una constante, sus protestas se han iniciado por la muerte de George Floyd y una vez superada la fiebre de Floyd han optado por mártires locales para continuar la lucha. Los que hoy se hacen llamar “luchadores por los derechos”, no han sido más que una pandilla en busca de ganancias personales con una excusa sólida sobre la cual basar sus delitos. El hecho que también se ha repetido en estos lugares han sido los atracos a establecimientos privados. Millones en pérdidas, negocios llevados a la quiebra, despidos y bancarrotas porque el grupo de ofendidos deseaban un suéter nuevo.
Claro está que el actuar policial en ninguno de los países mencionados brilla por su gran efectividad y rigor. Se han dado varios casos de brutalidad, como en Colombia, por parte de ciertas unidades que no han podido estar en el nivel en el que un integrante de la policía debería ubicarse. Se han observado desde el uso de munición viva, detenciones ilegales y palizas como métodos de apaciguamiento de las masas, acciones que deben ser investigadas y por las que sus autores deben de ser enjuiciados.
Así que así estamos, entre dos bandos que se retan para saber cuál causa más daño, en medio de la lucha de dos masas de irresponsables que no han descubierto que solo perjudican a terceros, a los que no están envueltos en peleas ideológicas, luchas ficticias y actos reprochables. Las únicas víctimas son los que quieren salir adelante, los que trabajan día y noche por construirse un futuro mejor. Aquellos que no están encadenados por el pensamiento único que desea implantar la masa delincuente.
Y hasta que no se les revele de manera cósmica a los nuevos adalides de los intereses humanos el hecho de que sus acciones solo traen el repudio de la opinión pública y haciendo aún más difícil la entrada de sus ideales al imaginario colectivo, no veremos una mejoría en la violencia ni una bajada en la cantidad de manifestaciones globales. Porque así como vimos a inicios del siglo XX, la violencia solo trae más violencia y más ahora que los errores, el odio y el resentimiento se fijan de manera perpetua en el gran océano del ciberespacio.
Porque así como los tiroteos, atropellos e incendios de quienes “luchan” por sus derechos quedarán para siempre guardados en la bóveda de la red, los múltiples excesos de las autoridades no serán olvidados por aquellos que se creen dueños de la nación. Un recordatorio más para que aquellos que logran obtener una placa hagan valer el peso de la ley sin la necesidad del uso desmedido de la fuerza. Porque ahora, muy alejados del simple olvido de las décadas pasadas, a más de uno le costará recuperar la normalidad por hechos que protagonizó tiempo atrás.
Pero hasta entonces, aquellos que no requieren salir a destruir la ciudad en donde viven para hacer valer sus derechos y, más importante aún, sus responsabilidades como ciudadanos, solo les quedará apartarse y tratar de resurgir de entre las cenizas de la batalla. Porque nada bueno se puede extraer de un pueblo que lucha contra él mismo y menos aún de uno que es incapaz de trabajar en conjunto para lograr metas comunes debido al odio que se tiene a sí mismo.
Estudiante panameño en España.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.