Panamá
Un desafío a la salud democrática
- José R. González Rivera
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- Cirujano Sub Especialista
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La polarización es un concepto cada vez más presente en el lenguaje político panameño, y su impacto en la salud democrática es significativo. Aunque la pluralidad y la diversidad de opiniones son fundamentales en una democracia sana, la forma en que se expresan los gobernantes y opositores puede ser perjudicial si no se gestiona adecuadamente.
La polarización ideológica se refiere al alejamiento entre las posiciones ideológicas y la concentración de la opinión pública en polos opuestos. Aunque algunos argumentan que una polarización política escasa puede llevar a una falta de diferenciación percibida o real de la oferta partidista, otros sostienen que la polarización puede ser beneficiosa para que los votantes puedan elegir correctamente según sus ideas.
La polarización afectiva en Panamá se basa en emociones y prejuicios hacia quienes piensan diferente, lo que perjudica la convivencia y la calidad deliberativa. Esto se evidenció en la imposición de las reformas del seguro social y la ley 462, donde una minoría y una mayoría se enfrentaron, generando disgusto hacia quienes no compartían sus ideas y degradando el debate público en el país.
Las redes sociales han jugado un papel importante en la amplificación de la polarización afectiva. Los algoritmos de las redes sociales priorizan la viralidad y la emotividad sobre la racionalidad y la objetividad, lo que puede llevar a una mayor polarización y a la creación de "burbujas" de comunicación que refuerzan nuestras propias opiniones y prejuicios.
La deliberación respetuosa entre iguales es fundamental para la democracia. Sin embargo, las dinámicas de la polarización dificultan el proceso deliberativo y pueden llevar a una quiebra de la democracia. Es importante que los dirigentes políticos y los ciudadanos en general promuevan una cultura de la discrepancia y del diálogo, y que se fomente la escucha activa y la consideración de diferentes perspectivas.
El sistema democrático queda totalmente dañado cuando en la esfera política ya no se puede dirigir la atención de los ciudadanos hacia las cuestiones relevantes, ni tampoco garantizar la formación de opiniones públicas contrapuestas a partir de los principios de la argumentación racional. El discurso democrático requiere de bilateralidad o multilateralidad, presupone la existencia de diálogo. Sin embargo, las dinámicas polarizadas de las redes llevan hacia la unidireccionalidad. La práctica del discurso consiste también en escuchar: como subraya Byung-Chul Han, "la crisis de la democracia es ante todo una crisis del escuchar".
Para abordar los problemas de la polarización, es necesario invertir algunas de las tendencias actuales. Algunas soluciones pueden incluir: la creación de espacios de participación conjunta de las diferentes fuerzas políticas para fomentar el diálogo y la deliberación y la promoción de una cultura de la discrepancia y del diálogo en la sociedad en general.
La actual polarización política en Panamá es un desafío importante para la salud democrática, y es necesario abordarla de manera estructural y cultural. Solo a través de un esfuerzo conjunto podemos promover una democracia más saludable y más deliberativa.
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