Panamá
Una bomba de tiempo
- Jesús Antonio Fernández Olmedo
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- Columnista
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En esta sociedad del hedonismo y que ha hecho del consumismo un fin en sí mismo, ya el hecho de tener hijos y educarlos en una ética ya no es un valor.
Cabe preguntarse a dónde nos dirigimos con estas conductas de dejadez, donde ya no se quiere ni a un hijo.
Estos "padres" y en conjunto el entorno social están fabricando una bomba de tiempo que sólo espera el momento para explotar. Y está sucediendo.
No se deberían tener hijos si no los vas a educar, a ocuparte de ellos por lo menos hasta que sean mayores de edad.
Los estados deberían hacer un cursillo a esos adultos que quieren tener un hijo y ver si están capacitados o no. Y si no lo están, pues, que esté prohibido en ellos tener ningún hijo. En una sociedad que cada día está más demente, ya no se puede esperar nada del otro.
Y esto además se ha hecho entre todos, este monstruo de la ciénaga ha salido porque todos han colaborado. No vale echar la culpa a nadie, ni a los políticos, ni a las leyes, eso ya no vale.
La comunidad está compuesta por todos los elementos que vivimos en ella y todos tenemos un grado de responsabilidad en ser referentes para los jóvenes.
¿Qué referencias hay hoy en el campo social? ¿Los jugadores de fútbol? ¿Los seres fantásticos de películas de violencia por doquier?
Si cada vez se mueven más imágenes tirando en vez de arriba para abajo. Es como si quisieran hundir a la gente.
El ser humano se ha hecho un auténtico irresponsable de sí mismo, el primero, y parece pensar que sus actos no repercuten en nada y sí tienen influencia y mucho.
Deberíamos hacer una reflexión muy seria y profunda cada uno de nosotros y pensar qué es lo que cada uno está realmente aportando al mundo.
Qué construímos, qué valoramos, porque aquí no hemos venido a satisfacer placeres sin fin.
Y el discursito que está muy manido, pero que cuela fácil es de que "los que cometen los delitos son los menores que vienen de otros países". Porque son personas que han sido pisoteados de alguna forma por muchas circunstancias y nosotros no somos tan buenos ni somos mejores que otros.
A la vista está que en la historia de cada lugar ha habido violencia sin límite.
Hay que dejar el mundo de lo fácil y ponerse manos a la obra, de lo contrario la bomba nos va a explotar algún día en nuestras propias narices.
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