Barrio Bolívar, el David de ayer
Publicado 2006/11/19 00:00:00
- Marcelino Rosario
Leyendas de la tradición oral, rituales religiosos y estructuras del siglo pasado, se mantienen vivas.
CHIRIQUÍ, David. La torre de la Catedral, la Iglesia San José, el cuartel de Policía y el edificio de la Medalla Milagrosa, son las vetustas estructuras que recuerdan al David de ayer, el centro de una provincia que comenzaba a crecer.
Fue precisamente en el barrio El Peligro, conocido como Barrio Bolívar, el lugar donde se ubicaban las instituciones públicas y las residencias de las familias pudientes en la segunda mitad del siglo XIX.
La Plaza Bolívar se ha constituido en un sitio histórico de la ciudad de David, donde los edificios se mantienen en perfectas condiciones y es el punto de visita de estudiantes y turistas que quieren conocer la historia de este pueblo.
También está el Museo José Domingo de Obaldía y la Fundación Gallego.
Milagros Sánchez, en su libro "David, Corazón del Valle de la Luna", señala que la Plaza Bolívar era el centro de la vida social en los primeros años del siglo XX, pero al comenzar a crecer, las actividades comerciales en la Avenida Cuarta, el centro de la ciudad se trasladó donde está ubicada actualmente.
Margarita Klingers es una de esas personas que a sus 70 años de edad recuerda perfectamente la importancia de aquel lugar que sirvió como el centro del distrito más desarrollado de la provincia de Chiriquí.
El barrio El Peligro era un solo camino que daba la vuelta cerca del matadero viejo, recuerda Margarita, sentada en la sala de su hogar, al explicar que este nombre lo deben a las cosas extrañas que se observaban en horas de la noche.
"El padre sin cabeza, la silampa, que era una mujer alta con una cabellera preciosa y la cara llena de agujeros y el cadejo, que era un perro que sólo le salía a los hombres que andaban a altas horas de la noche por la calle y a medida que caminaba crecía. También aparecía El Chivato, eran cosas malas que se veían en este lugar, por eso le llamaban El Peligro", dijo.
Recuerda que una vez, un grupo de jóvenes del barrio encontraron en la calle a una mujer vestida de blanco muy hermosa y la acompañaron hasta el cementerio y al llegar gritó tan fuerte que todos salieron corriendo y no pudieron hablar hasta el día siguiente por la impresión.
El barrio cobró importancia cuando comenzaron a incursionar en el tamborito, que su padre Sergio Klingers aprendió en la región del oriente de la provincia y después se convirtió en una tradición del pueblo.
El 28 de Noviembre, en el Barrio Bolívar se celebran las tradiciones de David, donde el popular ramo no puede faltar. Se trata de un tejido de pencas, delicadamente adornado con panes, dulces, jengibre, lazos y espejo, que se acompaña con tunas en las noches y el tamborito en el día.
Después que aprendió a cantar el tambor, Margarita viajó a Dominicana, Jamaica y Costa Rica, donde tuvo la oportunidad de ganar varios premios y su generación continúa con esta tradición que comenzó con su padre.
La elegante torre de piedras que se levanta sobre los árboles ubicados en el parque de la Plaza Bolívar, antiguamente barrio El Peligro, es parte de esa historia de David del ayer. En su cima están las campanas que repican cada domingo antes de la misa en la Iglesia San José de David. Es parte de la tradición del pueblo.
Precisamente esta torre bendecida el 7 de diciembre de 1891, es uno de los monumentos históricos de la provincia, el cual cuenta con la estructura de pisos y escaleras elaborados con piedra, tiene un balcón decorado con conchas y 8 ventanales, mientras que la cúspide está coronada con una cruz.
Durante la Guerra de los Mil Días de 1899 a 1902, la estructura sufrió daños a causa de las balas disparadas durante la refriega entre liberales y conservadores.
La última reparación que le hicieron a este edificio, hace algunos años, la ha ayudado a continuar dando su vida útil como un monumento histórico de Panamá.
Hoy David, capital de la provincia de Chiriquí, es el distrito más importante con mayor crecimiento comercial.
Pero el barrio El Peligro continúa con su estructura de un pueblo tranquilo donde aún se encuentran casas de adobes (bloques de tierra), el asilo de ancianos, los Niños de la Medalla Milagrosa y el Museo José Domingo de Obaldía.
Fue precisamente en el barrio El Peligro, conocido como Barrio Bolívar, el lugar donde se ubicaban las instituciones públicas y las residencias de las familias pudientes en la segunda mitad del siglo XIX.
La Plaza Bolívar se ha constituido en un sitio histórico de la ciudad de David, donde los edificios se mantienen en perfectas condiciones y es el punto de visita de estudiantes y turistas que quieren conocer la historia de este pueblo.
También está el Museo José Domingo de Obaldía y la Fundación Gallego.
Milagros Sánchez, en su libro "David, Corazón del Valle de la Luna", señala que la Plaza Bolívar era el centro de la vida social en los primeros años del siglo XX, pero al comenzar a crecer, las actividades comerciales en la Avenida Cuarta, el centro de la ciudad se trasladó donde está ubicada actualmente.
Margarita Klingers es una de esas personas que a sus 70 años de edad recuerda perfectamente la importancia de aquel lugar que sirvió como el centro del distrito más desarrollado de la provincia de Chiriquí.
El barrio El Peligro era un solo camino que daba la vuelta cerca del matadero viejo, recuerda Margarita, sentada en la sala de su hogar, al explicar que este nombre lo deben a las cosas extrañas que se observaban en horas de la noche.
"El padre sin cabeza, la silampa, que era una mujer alta con una cabellera preciosa y la cara llena de agujeros y el cadejo, que era un perro que sólo le salía a los hombres que andaban a altas horas de la noche por la calle y a medida que caminaba crecía. También aparecía El Chivato, eran cosas malas que se veían en este lugar, por eso le llamaban El Peligro", dijo.
Recuerda que una vez, un grupo de jóvenes del barrio encontraron en la calle a una mujer vestida de blanco muy hermosa y la acompañaron hasta el cementerio y al llegar gritó tan fuerte que todos salieron corriendo y no pudieron hablar hasta el día siguiente por la impresión.
El barrio cobró importancia cuando comenzaron a incursionar en el tamborito, que su padre Sergio Klingers aprendió en la región del oriente de la provincia y después se convirtió en una tradición del pueblo.
El 28 de Noviembre, en el Barrio Bolívar se celebran las tradiciones de David, donde el popular ramo no puede faltar. Se trata de un tejido de pencas, delicadamente adornado con panes, dulces, jengibre, lazos y espejo, que se acompaña con tunas en las noches y el tamborito en el día.
Después que aprendió a cantar el tambor, Margarita viajó a Dominicana, Jamaica y Costa Rica, donde tuvo la oportunidad de ganar varios premios y su generación continúa con esta tradición que comenzó con su padre.
La elegante torre de piedras que se levanta sobre los árboles ubicados en el parque de la Plaza Bolívar, antiguamente barrio El Peligro, es parte de esa historia de David del ayer. En su cima están las campanas que repican cada domingo antes de la misa en la Iglesia San José de David. Es parte de la tradición del pueblo.
Precisamente esta torre bendecida el 7 de diciembre de 1891, es uno de los monumentos históricos de la provincia, el cual cuenta con la estructura de pisos y escaleras elaborados con piedra, tiene un balcón decorado con conchas y 8 ventanales, mientras que la cúspide está coronada con una cruz.
Durante la Guerra de los Mil Días de 1899 a 1902, la estructura sufrió daños a causa de las balas disparadas durante la refriega entre liberales y conservadores.
La última reparación que le hicieron a este edificio, hace algunos años, la ha ayudado a continuar dando su vida útil como un monumento histórico de Panamá.
Hoy David, capital de la provincia de Chiriquí, es el distrito más importante con mayor crecimiento comercial.
Pero el barrio El Peligro continúa con su estructura de un pueblo tranquilo donde aún se encuentran casas de adobes (bloques de tierra), el asilo de ancianos, los Niños de la Medalla Milagrosa y el Museo José Domingo de Obaldía.
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