Alejandra de Dinamarca dijo "sí"
Publicado 2007/03/06 00:00:00
- Internacional
Alexandra Manley, aquella joven que conquistó al mundo desde los brazos de su esposo, el príncipe Joaquín de Dinamarca, bailando en el salón de palacio el día de sus nupcias en noviembre de 1995, ha cambiado su cuento de hadas. En medio del camino, y después de haber traído al mundo a dos hijos, los príncipes Nicolás y Félix, la nuera de la reina Margarita ha renunciado a una infinidad de privilegios para iniciar una nueva vida al lado de Martin Jörgensen, el joven cámara de televisión con el que ha contraído nupcias en una iglesia a las afueras de Copenhague.
La, desde ahora, condesa Alejandra, que fue recibida por la reina Margarita y el príncipe Enrique de Mompezat como una hija más, no pudo evitar que su matrimonio acabara con el cuento de hadas que ella había imaginado para su familia. Recluida en la finca de Schackenborg, muy lejos de la capital, la señora de Jörgensen no encontró lo que buscaba o no recibió lo que quería y un día puso fin a un matrimonio que todos imaginaban idílico.
La novia lucia un diseño del modisto danés Henrik Hviid en color champaña de tirantes anchos, escote barco y de cola larga. En el cuerpo lucía unos adornos de pedrería en forma de estrellas, mientras que la falda era totalmente lisa. Alexandra Manley ha acompañado su traje con un precioso moño alto sujeto con unas pequeñas flores conjuntadas con su ramo de novia formado por flores invernales blancas y azules. La condesa Alejandra ha portado una enorme perla como colgante a conjunto con sus pendientes, pero ninguna diadema ni tiara real. Asimismo, y para ser la novia más guapa, Alejandra ha contado con la ayuda de Helle Bach, conocida estilista y una gran amiga de Martin, con el que ha trabajado en un sinfín de producciones de televisión. Los hijos de Alejandra y el príncipe Joaquín de Dinamarca, muy elegantes con trajes de chaqueta en tonos marrones y beige, han sido los pajes en la boda de su madre.
La, desde ahora, condesa Alejandra, que fue recibida por la reina Margarita y el príncipe Enrique de Mompezat como una hija más, no pudo evitar que su matrimonio acabara con el cuento de hadas que ella había imaginado para su familia. Recluida en la finca de Schackenborg, muy lejos de la capital, la señora de Jörgensen no encontró lo que buscaba o no recibió lo que quería y un día puso fin a un matrimonio que todos imaginaban idílico.
La novia lucia un diseño del modisto danés Henrik Hviid en color champaña de tirantes anchos, escote barco y de cola larga. En el cuerpo lucía unos adornos de pedrería en forma de estrellas, mientras que la falda era totalmente lisa. Alexandra Manley ha acompañado su traje con un precioso moño alto sujeto con unas pequeñas flores conjuntadas con su ramo de novia formado por flores invernales blancas y azules. La condesa Alejandra ha portado una enorme perla como colgante a conjunto con sus pendientes, pero ninguna diadema ni tiara real. Asimismo, y para ser la novia más guapa, Alejandra ha contado con la ayuda de Helle Bach, conocida estilista y una gran amiga de Martin, con el que ha trabajado en un sinfín de producciones de televisión. Los hijos de Alejandra y el príncipe Joaquín de Dinamarca, muy elegantes con trajes de chaqueta en tonos marrones y beige, han sido los pajes en la boda de su madre.
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