cuando escribe se siente un sembrador
Publicado 2005/10/24 23:00:00
- Yessika Valdés
A los once años ganó el primer premio de composición sobre la Democracia, un 3 de noviembre en la Escuela República de Haití. En la secundaria hacía periódicos mimeografiados. Fue el primer estudiante (2 de diciembre de 1965) egresado de la Escuela de Periodismo en la segunda época.
CINCUENTA años lleva ejerciendo el periodismo y 33 1/2 la docencia. Magistralmente ambos. "Y sigo aprendiendo. No pienso jubilarme, disfruto de lo que hago. Lucho por mis derechos, por lo que considero que debe ser justo, lucho por los valores y para que le llegue al pueblo información veraz. Escribo principalmente para la gente del pueblo: el hombre que despacha en la bomba de gasolina, los que asean la ciudad, los campesinos, los obreros".
"Cuando yo escribo, yo me siento un sembrador. Me gusta siempre estar dando consejos. Cuando comencé en esta profesión mis padres estaban avergonzados. Papá decía que estaba desperdiciando mi talento. He hecho una carrera en periodismo de opinión. Sí vale la pena".
Sí, feliz, satisfecho, orgulloso de su profesión y sabedor de su valía como periodista, como docente y como ser humano, ese es Milciades Abel Ortíz, conocido como MAO, por las iniciales de su nombre. Porque así firmaba columnas y material que como colaboración enviaba a los medios de comunicación escritos (El Día) cuando era menor de edad, en tiempos en que la mayoría se adquiría a los 21 años.
Hijo de Itala Vaccaro de Ortíz y Milciades Abel Ortíz Montiel, el ganador del Premio Medio Pollito 2005 (Sección de Adultos) tuvo una crianza muy machista, donde llorar estaba prohibido, porque era sinónimo de debilidad. Se le enseñó a pelear sus derechos, a estar siempre alerta para denunciar la injusticia.
No es que sea insensible. "Encuentro que puedo llorar cuando veo una película enternecedora o escucho una bonita canción". Y, es romántico hasta la médula. Entre sus canciones favoritas están "El Danubio Azul" y "El Cóndor pasa". Disfruta del campo y las montañas. Su pasatiempo en los años ´80 eran las armas y subir montañas. En los últimos doce meses ha subido El Valle y el cerro El Picacho, en San Carlos, Coronado. Si tuviera que irse a vivir a una isla llevaría consigo "La Universidad del Éxito", de Og Mandino, una libreta y un lápiz.
"Porque en Panamá no hay política, sino politiquería", nunca se ha metido en actividades políticas. Se considera una persona organizada, desde la adolescencia usa agenda, porque, su tiempo es uno de los activos más importantes de su vida.
Sus padres le enseñaron a respetar la vida, a admirar la belleza, las maravillas que ha hecho Dios, la naturaleza..y a capturar animales: lagartijas, camaleones, zorra, armadillos).
También de sus progenitores aprendió "respeta, pero también haz que te respeten". Recuerda que su padre le decía que no buscara problemas, pero si se metían con él, tuviera presente que "el que pega primero, pega dos veces. Me inculcó también mucho sentido de honestidad y justicia. Me enseñó a resistir todas las tentaciones y esto me ha sido muy útil en el periodismo, donde he rechazado el soborno".
Aunque parezca tímido, MAO es un líder. Desde la niñez y juventud. En Calle 1a. Parque Lefevre, él era quien organizaba a los muchachos para los juegos.
En la secundaria hacía periodismo de mural, de mimeógrafo. A los 18, uno editado en imprenta (Cariátides). Fue uno de los primeros críticos de cine del país. Prefiere el periodismo de opinión. Se considera un humorista reprimido hasta cierto punto, porque ha rato que no escribe periodismo humorístico. En los años ´60 Milciades A. Ortíz disfrutaba escribiendo material humorístico (Las Cartas de Tiburcio/Revista 18).
Tanto su padre como su madre eran ávidos lectores, pese a que no avanzaron mucho en la educación formal.
"Siempre quise ser periodista. Ha sido difícil, pero lo disfruto. Tengo un carácter fuerte y a veces choco con mis jefes. Porque defiende aquello en lo que cree, no permite que pasen por encima de sus principios. Encontró en la docencia una manera de desarrollarse como periodista, con mucha más libertad que en los medios. Ha ejercido en la prensa escrita, la radio y la televisión (en TV2 en su época de oro). Tuvo un programa radial. Una de sus frustraciones es que no ha podido realizar tanto trabajo cívico en el interior del país como hubiera querido. Es una deuda social que tiene pendiente, pese a que trabajó en Reforma Agraria y con el Ministerio de Salud.
Para ser un buen periodista es fundamental leer mucho. "¡Lea, que eso no da cáncer ni SIDA" , aconseja MAO a quienes quieren incursionar en esta profesión donde "todavía hay mucho mundo por conquistar". Y, para que no digan que no leen porque no tienen para comprar el periódico él les lleva recortes y Revista Siete!
Es que "los muchachos vienen cada vez más con la cabeza vacía en lo que se refiere a nivel de instrucción general y cultura. Lo que sabía un estudiante del Instituto Nacional de VI año de los ´70 es mucho más que lo que sabe uno de III año de la universidad hoy día", se lamentó. Y, lo atribuye a que ni en el hogar ni en la escuela se les está enseñando a leer. "Mi papá nos leía todos los días la revista Selecciones y este amor por la lectura fue uno de sus legados".
Es un hombre tranquilo, pero que pelea sus derechos. Se identifica con el tigre, pero la lealtad es uno de sus atributos. No le gusta la hipocresía: "prefiero un buen enemigo que un mal amigo".
Finalmente, el ganador del Concurso Medio Pollito de Literatura para Niños 2005 (sección adulto), con el cuento "Zapatitos", que escribió casi en una sentada, "nos dice que a sus 64 años se siente agradecido por la vida que ha vivido. "Pudo ser mejor, pero estoy contento".
"Cuando yo escribo, yo me siento un sembrador. Me gusta siempre estar dando consejos. Cuando comencé en esta profesión mis padres estaban avergonzados. Papá decía que estaba desperdiciando mi talento. He hecho una carrera en periodismo de opinión. Sí vale la pena".
Sí, feliz, satisfecho, orgulloso de su profesión y sabedor de su valía como periodista, como docente y como ser humano, ese es Milciades Abel Ortíz, conocido como MAO, por las iniciales de su nombre. Porque así firmaba columnas y material que como colaboración enviaba a los medios de comunicación escritos (El Día) cuando era menor de edad, en tiempos en que la mayoría se adquiría a los 21 años.
Hijo de Itala Vaccaro de Ortíz y Milciades Abel Ortíz Montiel, el ganador del Premio Medio Pollito 2005 (Sección de Adultos) tuvo una crianza muy machista, donde llorar estaba prohibido, porque era sinónimo de debilidad. Se le enseñó a pelear sus derechos, a estar siempre alerta para denunciar la injusticia.
No es que sea insensible. "Encuentro que puedo llorar cuando veo una película enternecedora o escucho una bonita canción". Y, es romántico hasta la médula. Entre sus canciones favoritas están "El Danubio Azul" y "El Cóndor pasa". Disfruta del campo y las montañas. Su pasatiempo en los años ´80 eran las armas y subir montañas. En los últimos doce meses ha subido El Valle y el cerro El Picacho, en San Carlos, Coronado. Si tuviera que irse a vivir a una isla llevaría consigo "La Universidad del Éxito", de Og Mandino, una libreta y un lápiz.
"Porque en Panamá no hay política, sino politiquería", nunca se ha metido en actividades políticas. Se considera una persona organizada, desde la adolescencia usa agenda, porque, su tiempo es uno de los activos más importantes de su vida.
Sus padres le enseñaron a respetar la vida, a admirar la belleza, las maravillas que ha hecho Dios, la naturaleza..y a capturar animales: lagartijas, camaleones, zorra, armadillos).
También de sus progenitores aprendió "respeta, pero también haz que te respeten". Recuerda que su padre le decía que no buscara problemas, pero si se metían con él, tuviera presente que "el que pega primero, pega dos veces. Me inculcó también mucho sentido de honestidad y justicia. Me enseñó a resistir todas las tentaciones y esto me ha sido muy útil en el periodismo, donde he rechazado el soborno".
Aunque parezca tímido, MAO es un líder. Desde la niñez y juventud. En Calle 1a. Parque Lefevre, él era quien organizaba a los muchachos para los juegos.
En la secundaria hacía periodismo de mural, de mimeógrafo. A los 18, uno editado en imprenta (Cariátides). Fue uno de los primeros críticos de cine del país. Prefiere el periodismo de opinión. Se considera un humorista reprimido hasta cierto punto, porque ha rato que no escribe periodismo humorístico. En los años ´60 Milciades A. Ortíz disfrutaba escribiendo material humorístico (Las Cartas de Tiburcio/Revista 18).
Tanto su padre como su madre eran ávidos lectores, pese a que no avanzaron mucho en la educación formal.
"Siempre quise ser periodista. Ha sido difícil, pero lo disfruto. Tengo un carácter fuerte y a veces choco con mis jefes. Porque defiende aquello en lo que cree, no permite que pasen por encima de sus principios. Encontró en la docencia una manera de desarrollarse como periodista, con mucha más libertad que en los medios. Ha ejercido en la prensa escrita, la radio y la televisión (en TV2 en su época de oro). Tuvo un programa radial. Una de sus frustraciones es que no ha podido realizar tanto trabajo cívico en el interior del país como hubiera querido. Es una deuda social que tiene pendiente, pese a que trabajó en Reforma Agraria y con el Ministerio de Salud.
Para ser un buen periodista es fundamental leer mucho. "¡Lea, que eso no da cáncer ni SIDA" , aconseja MAO a quienes quieren incursionar en esta profesión donde "todavía hay mucho mundo por conquistar". Y, para que no digan que no leen porque no tienen para comprar el periódico él les lleva recortes y Revista Siete!
Es que "los muchachos vienen cada vez más con la cabeza vacía en lo que se refiere a nivel de instrucción general y cultura. Lo que sabía un estudiante del Instituto Nacional de VI año de los ´70 es mucho más que lo que sabe uno de III año de la universidad hoy día", se lamentó. Y, lo atribuye a que ni en el hogar ni en la escuela se les está enseñando a leer. "Mi papá nos leía todos los días la revista Selecciones y este amor por la lectura fue uno de sus legados".
Es un hombre tranquilo, pero que pelea sus derechos. Se identifica con el tigre, pero la lealtad es uno de sus atributos. No le gusta la hipocresía: "prefiero un buen enemigo que un mal amigo".
Finalmente, el ganador del Concurso Medio Pollito de Literatura para Niños 2005 (sección adulto), con el cuento "Zapatitos", que escribió casi en una sentada, "nos dice que a sus 64 años se siente agradecido por la vida que ha vivido. "Pudo ser mejor, pero estoy contento".
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