El Mundial de la belleza masculina
Publicado 2002/06/01 23:00:00
- Jairo Corenjo
Los futbolistas italianos parecen actores de cine: nunca se despeinan pase lo que pase.
Son como los héroes de las películas, esos que se pelean a muerte con los malos, de verdad o supuestos, en una calle polvorienta y terminan impecables, después de sacudirse con desdén la ropa, echar el pelo hacia atrás, colocarse el sombrero como un guante y volver a contemplar el mundo a través de un vaso.
¿O es que alguna vez han visto despeinado a Alessandro Nesta o a Fabio Cannavaro después de despejar de cabeza un balón embarrado o de tirarse al suelo para frenar el ataque de un rival?. Parecen alumnos aventajados de Alan Ladd o de Glen Ford.
Con un giro de su cuello recomponen el cabello, ¿cómo dejan siempre la raya en el medio?, se ajustan la cinta del pelo y, algunos, rozan con los dedos el arete de la oreja. Cuando las cámaras los enfocan parecen listos para acudir a una recepción.
Nada extraordinario en un país donde más de un jugador lleva el apodo de "il bello" (el guapo), entre ellos Roberto Baggio, alias también "Il codino" (el coleta), y Paolo Maldini, "il bell"capitano" (El bello capitán) de la selección italiana, del que Diego Armando Maradona dijo que es "demasiado lindo para jugar a la pelota".
No es de extrañar por tanto que los "azzurri" se hayan convertido en uno de los objetivos principales de los cazadores de autógrafos o de las adolescentes japonesas que, con sus fotografías en la mano, gritan ¡Alessandro!, ¡Fabio!, ¡Francesco! para recibir una mirada de sus ídolos.
Asediados por un grupo de embobadas admiradoras, Totti, Alessandro Del Piero, portada 2000-01 de un calendario en el que 14 jugadores italianos y extranjeros del "calcio" posaron casi desnudos, y Christian Vieri tuvieron que regresar en un taxi el miércoles a su hotel, mientras el resto de la comitiva italiana necesitó la ayuda de la policía para frenar el entusiasmo de centenares de hinchas.
Son como los héroes de las películas, esos que se pelean a muerte con los malos, de verdad o supuestos, en una calle polvorienta y terminan impecables, después de sacudirse con desdén la ropa, echar el pelo hacia atrás, colocarse el sombrero como un guante y volver a contemplar el mundo a través de un vaso.
¿O es que alguna vez han visto despeinado a Alessandro Nesta o a Fabio Cannavaro después de despejar de cabeza un balón embarrado o de tirarse al suelo para frenar el ataque de un rival?. Parecen alumnos aventajados de Alan Ladd o de Glen Ford.
Con un giro de su cuello recomponen el cabello, ¿cómo dejan siempre la raya en el medio?, se ajustan la cinta del pelo y, algunos, rozan con los dedos el arete de la oreja. Cuando las cámaras los enfocan parecen listos para acudir a una recepción.
Nada extraordinario en un país donde más de un jugador lleva el apodo de "il bello" (el guapo), entre ellos Roberto Baggio, alias también "Il codino" (el coleta), y Paolo Maldini, "il bell"capitano" (El bello capitán) de la selección italiana, del que Diego Armando Maradona dijo que es "demasiado lindo para jugar a la pelota".
No es de extrañar por tanto que los "azzurri" se hayan convertido en uno de los objetivos principales de los cazadores de autógrafos o de las adolescentes japonesas que, con sus fotografías en la mano, gritan ¡Alessandro!, ¡Fabio!, ¡Francesco! para recibir una mirada de sus ídolos.
Asediados por un grupo de embobadas admiradoras, Totti, Alessandro Del Piero, portada 2000-01 de un calendario en el que 14 jugadores italianos y extranjeros del "calcio" posaron casi desnudos, y Christian Vieri tuvieron que regresar en un taxi el miércoles a su hotel, mientras el resto de la comitiva italiana necesitó la ayuda de la policía para frenar el entusiasmo de centenares de hinchas.
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