El vidrio, concepto innovador de elegancia arquitectónica

Representan edificaciones de gran atractivo que se han convertido en obras que marcan una notable tendencia dentro del ámbito arquitectónico.

Hablamos de la elección del vidrio dentro de la construcción, un material sofisticado que cumple con las exigencias en cuanto a diseño.

Sin embargo, de las adecuadas características y propiedades de un vidrio para un edificio, depende en gran medida la obtención de los niveles deseados de confort interior.

De igual modo, una decisión acertada, junto con un adecuado diseño y una correcta forma de montaje, permitirán obtener niveles racionales de consumo de energía, con menores costos de operación y mantenimiento, promoviendo simultáneamente la preservación sustentable del medio ambiente.

En la selección del vidrio para la construcción sólo se tienen en cuenta sus características "visibles", como el color, las dimensiones y el espesor, y se corre el riesgo de cometer errores que pueden traer como consecuencia un desempeño poco satisfactorio.

En este sentido, la arquitecta Martha Cedeño especifica que, para realizar una evaluación completa se deben tener en cuenta las propiedades "invisibles" de este material, que son perceptibles a través de los sentidos como la audición, el confort térmico o por las consecuencias en caso de roturas.

"Esta selección racional permite definir las características que debe reunir el vidrio para aplicaciones tales como fachadas integrales o ventanas".

Por un lado se evaluarán simultáneamente el diseño de la construcción, seguido de la orientación de sus fachadas respecto al sol, el clima, la presión esperada del viento, régimen de lluvias y la altura del edificio, los cuales representan parámetros que de por sí ya definen algunas de las características y propiedades que debe reunir el vidrio en cada aplicación.

En general, los cristales que hoy se producen para el mercado presentan una gran variedad de posibilidades visuales y estéticas.

Cedeño reconoce la utilidad del vidrio tipo Float incoloro, de color o reflectante, el cual brinda un mundo de alternativas para satisfacer, según su modo de aplicación, variados diseños.

También está disponible el templado o el laminado, que aumentan la resistencia sin producir cambios perceptibles en su espectro.

En cuanto al color aparente del vidrio, éste resulta de la suma del color del vidrio (incoloro, gris, bronce, verde o revestido), más el color de la luz incidente (amanecer, mediodía o atardecer), así como también el color de los objetos vistos a través del vidrio (cortinas, persianas, etc.

) más el color de los objetos reflejados (cielo, nubes u otros edificios).

El nivel de iluminación natural en el interior de un edificio depende de esta característica.

"En viviendas, usualmente se requiere un nivel más alto que en obras de arquitectura comercial".

Si se desea un nivel natural elevado y simultáneamente propiedades de control solar, el Float de color verde brinda un elevado porcentaje de transmisión de luz visible, aportando al mismo tiempo, un control de la radiación del sol equivalente al que se obtiene empleando Float gris o bronce del mismo espesor.

Debe observarse que el color del Float coloreado en su masa varía de acuerdo con su espesor, y a medida que éste aumenta disminuye la cantidad de luz visible transmitida.

Variar el espesor de vidrios de color en una fachada producirá una variación de su aspecto, apreciado tanto desde el interior como desde el exterior.

Los cristales coloreados en su masa, también denominados absorventes de calor, determinan la cantidad de calor que es detenido por absorción en la masa del vidrio.

"La absorción de calor eleva la temperatura del vidrio, y cuando ésta es excesiva, puede, en determinadas situaciones, causar la fractura de un vidrio", señaló Cedeño.

Finalmente, los vidrios reflectantes también absorben el calor, hecho que no puede ser ignorado.