¡Si mami está feliz..Yo también!!!!!
Publicado 2006/01/15 00:00:00
- Yessika Valdés
Hay que apropiarse de la estimulación temprana para construir el futuro del bebé.
COMO esponjas, abiertos a todo estímulo y aprendizaje, así son los niños desde que están en el vientre. Tanto potencial se está desperdiciando. Por varias razones. Una de ellas es el desconocimiento acerca de las maravillas que puede lograr la estimulación temprana.
Lía Chan, coordinadora de la carrera de Estimulación Temprana y Orientación Familiar en la Universidad Especializada de Las Américas, UDELAS, explica que "la neurociencia nos alerta que el cerebro del niño durante su proceso de desarrollo intrauterino a partir de la 12ava. semana tiene un potencial muy grande para estimularlo, porque se están madurando sus estructuras cerebrales".
Vía uno de los programas que lleva adelante UDELAS en las comunidades rurales, los estudiantes desarrollan capacitación a mujeres embarazadas, con miras a maximizar y adelantar los procesos de maduración cerebral del bebé y propiciar su desarrollo integral.
Mediante ejercitaciones sencillas la madre puede estimular a su bebé y es importante que tenga presente que el estado de bienestar suyo se refleja en el bebé. Desde los dos meses de embarazo ella debe tener una introspección personal con su bebé en el útero, debe procurar que ambos se sientan tranquilos, cómodos, felices.
Ahora bien, como en el mundo no todo es color de rosa, ni marcha sobre ruedas, entonces hay que hacer uso de la resiliencia.
La resiliencia es "la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves". Es decir, la habilidad para superar influencias negativas: conflictos, depresiones, enfermedades, angustia, malestares..
Influenciada por problemas socio-económicos, emotivos o de otra índole, que está viviendo o de los cuales es testigo cotidianamente, muchas veces la embarazada se deja arrastrar por la depresión, anda malhumorada, irritada y quejumbrosa. El bebé, no sabe lo que pasa, pero sí se ve afectado.
"Su disco duro está recibiendo a través de derrames hormonales negativos esa angustia, zozobra, tristeza, preocupación..", explica la fuente.
Estudiantes de UDELAS con la asesoría de docentes les ayudan a las madres en distintos puntos de la capital y el interior del país, a poner en práctica la resiliencia, a hacer ejercicios que le permitan permita tener relajación, respiración adecuada para oxigenar al bebé debidamente, autocontrol, meditación. A decir ¡NO! a todo lo que pueda dañar al bebé. A sentarse y reemplazar agresividad, llanto, dolor, por emociones positivas, porque, de lo contrario, biológicamente las hormonas negativas están impregnando y llenando el cerebro del bebé y he allí por qué después hay niños con hiperactividad, trastornos de conducta, trastornos en el aprendizaje.
Navegando por la Internet encontramos interesante información. Según los estudiosos de los antecedentes de la estimulación temprana, "desde los tiempos de los aztecas, ya se le daba importancia a los estados emocionales de la mujer durante el embarazo y se pensaba que éstos tenían una relación directa con el desarrollo y bienestar del niño que habría de nacer. El embarazo en la época Prehispánica era considerado como el acontecimiento más feliz de la existencia y una vez que la mujer se sabía preñada, se lo comunicaba a la familia y se realizaba un gran festejo en el que el más viejo se dirigía a los futuros padres, y les decía:
"Escuchen todos los presentes, que nuestro Dios ha hecho misericordia porque esta señora ha quedado embarazada y ha recibido dentro de ella una pluma rica, una piedra preciosa y parece que nuestro señor a puesto en ella una criatura".
Luego, se solicitaban los servicios de la partera o tícitl quien se haría cargo de la futura madre. La tícitl, examinaba a la mujer embarazada para ver que la criatura viniera bien colocada y le daba otros consejos.
Se aconseja a la madre una alimentación balanceada, ponerle música suave al bebé (Mozart es ideal), luego una más rápida. Bajita, luego un poco más alta. Hablarle, darse masajes en el vientre y acariciarlo, bailar, cantar y cantarle, sonar panderetas, conversar con él, leerle cuentos, ir a lugares agradables que la hagan sentir bien, oler cosas que huelan agradable, evitar el alcohol y el cigarrillo, así como ruidos y sobresaltos al igual que discusiones y situaciones que la hagan sentir mal. Y es que, reiteramos, desde el útero el bebé aprende a discriminar sonidos, olores, sabores, sensaciones, etc. Por ende, todo lo que la madre haga para establecer y estrechar lazos afectivos y de comunicación con su bebé influye positivamente en el crecimiento integral y desarrollo del sistema nervioso de él. Y las omisiones le son nefastas en mayor o menor grado.
Lía Chan, coordinadora de la carrera de Estimulación Temprana y Orientación Familiar en la Universidad Especializada de Las Américas, UDELAS, explica que "la neurociencia nos alerta que el cerebro del niño durante su proceso de desarrollo intrauterino a partir de la 12ava. semana tiene un potencial muy grande para estimularlo, porque se están madurando sus estructuras cerebrales".
Vía uno de los programas que lleva adelante UDELAS en las comunidades rurales, los estudiantes desarrollan capacitación a mujeres embarazadas, con miras a maximizar y adelantar los procesos de maduración cerebral del bebé y propiciar su desarrollo integral.
Mediante ejercitaciones sencillas la madre puede estimular a su bebé y es importante que tenga presente que el estado de bienestar suyo se refleja en el bebé. Desde los dos meses de embarazo ella debe tener una introspección personal con su bebé en el útero, debe procurar que ambos se sientan tranquilos, cómodos, felices.
Ahora bien, como en el mundo no todo es color de rosa, ni marcha sobre ruedas, entonces hay que hacer uso de la resiliencia.
La resiliencia es "la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves". Es decir, la habilidad para superar influencias negativas: conflictos, depresiones, enfermedades, angustia, malestares..
Influenciada por problemas socio-económicos, emotivos o de otra índole, que está viviendo o de los cuales es testigo cotidianamente, muchas veces la embarazada se deja arrastrar por la depresión, anda malhumorada, irritada y quejumbrosa. El bebé, no sabe lo que pasa, pero sí se ve afectado.
"Su disco duro está recibiendo a través de derrames hormonales negativos esa angustia, zozobra, tristeza, preocupación..", explica la fuente.
Estudiantes de UDELAS con la asesoría de docentes les ayudan a las madres en distintos puntos de la capital y el interior del país, a poner en práctica la resiliencia, a hacer ejercicios que le permitan permita tener relajación, respiración adecuada para oxigenar al bebé debidamente, autocontrol, meditación. A decir ¡NO! a todo lo que pueda dañar al bebé. A sentarse y reemplazar agresividad, llanto, dolor, por emociones positivas, porque, de lo contrario, biológicamente las hormonas negativas están impregnando y llenando el cerebro del bebé y he allí por qué después hay niños con hiperactividad, trastornos de conducta, trastornos en el aprendizaje.
Navegando por la Internet encontramos interesante información. Según los estudiosos de los antecedentes de la estimulación temprana, "desde los tiempos de los aztecas, ya se le daba importancia a los estados emocionales de la mujer durante el embarazo y se pensaba que éstos tenían una relación directa con el desarrollo y bienestar del niño que habría de nacer. El embarazo en la época Prehispánica era considerado como el acontecimiento más feliz de la existencia y una vez que la mujer se sabía preñada, se lo comunicaba a la familia y se realizaba un gran festejo en el que el más viejo se dirigía a los futuros padres, y les decía:
"Escuchen todos los presentes, que nuestro Dios ha hecho misericordia porque esta señora ha quedado embarazada y ha recibido dentro de ella una pluma rica, una piedra preciosa y parece que nuestro señor a puesto en ella una criatura".
Luego, se solicitaban los servicios de la partera o tícitl quien se haría cargo de la futura madre. La tícitl, examinaba a la mujer embarazada para ver que la criatura viniera bien colocada y le daba otros consejos.
Se aconseja a la madre una alimentación balanceada, ponerle música suave al bebé (Mozart es ideal), luego una más rápida. Bajita, luego un poco más alta. Hablarle, darse masajes en el vientre y acariciarlo, bailar, cantar y cantarle, sonar panderetas, conversar con él, leerle cuentos, ir a lugares agradables que la hagan sentir bien, oler cosas que huelan agradable, evitar el alcohol y el cigarrillo, así como ruidos y sobresaltos al igual que discusiones y situaciones que la hagan sentir mal. Y es que, reiteramos, desde el útero el bebé aprende a discriminar sonidos, olores, sabores, sensaciones, etc. Por ende, todo lo que la madre haga para establecer y estrechar lazos afectivos y de comunicación con su bebé influye positivamente en el crecimiento integral y desarrollo del sistema nervioso de él. Y las omisiones le son nefastas en mayor o menor grado.
Desde los 4 meses el bebé oye, abre los ojos, siente cuando la madre está triste, alegre, preocupada..
Las impresiones y aprendizajes del bebé desde que está en el útero quedan plasmados de forma indeleble en él.
Un bebé que es bien estimulado desde su vida intrauterina está listo para tener éxito en su vida extra uterina.
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