PANAMÁ
Superación con propósito: la historia de Elvira Meléndez
- Fariza Gordón
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Con fe, esfuerzo y disciplina, Elvira Meléndez pasó de estudiar en una escuela rancho a cursar un doctorado en Canadá.
PANAMÁ
Con fe, esfuerzo y disciplina, Elvira Meléndez pasó de estudiar en una escuela rancho a cursar un doctorado en Canadá.
Elvira Meléndez. Foto: Cortesía
La ingeniera panameña Elvira Meléndez ha convertido una historia marcada por la adversidad en un ejemplo de superación y compromiso. Criada en La Unión Santeña, en Penonomé, provincia de Coclé, estudió en una escuela rancho sin luz eléctrica y con recursos limitados. En medio de esas limitaciones, fue la fe inculcada por su madre, María Dorita Castro, lo que le dio fuerzas para continuar. "Mientras tuviéramos a Dios y una razón para seguir, siempre habría esperanza", recuerda.
La disciplina y la determinación nacieron de su deseo profundo de cambiar su realidad y honrar el sacrificio de su madre. Con una lámpara de kerosene como única fuente de luz y con firme convicción, Elvira estudió confiando en que ese esfuerzo la acercaría a un futuro distinto. Ese compromiso la llevó a convertirse en ingeniera y hoy día está estudiando un doctorado en Canadá.
Meléndez vio en las becas una herramienta para poder continuar educándose, por eso, estudió con disciplina y así logró tener becas del Instituto para la Formación y Aprovechamiento de los Recursos Humanos (Ifarhu) casi durante toda su educación primaria, secundaria y en la universidad.
El único año que no obtuvo la beca trabajó vendiendo libros para cubrir sus gastos. "Hoy lo agradezco, ese año fortaleció mi carácter, me enseñó a hablar en público, a manejar mis finanzas y a confiar en que cuando uno da lo mejor de sí, la vida responde", expresó.
El apoyo de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) también ha sido fundamental, ya que le permitió aprender inglés y acceder a formación doctoral en Canadá. "Gracias a esa oportunidad, hoy desarrollo investigación científica aplicada y aporto al sector logístico desde una visión estratégica", agregó.
Esta joven panameña realizó la investigación "Estructura de Control de Riesgos Portuarios" que busca entender cómo se coordinan los distintos actores que trabajan en un puerto, como autoridades, operadores, empresas de logística o seguridad, para prevenir riesgos y responder mejor ante situaciones como accidentes, ciberataques o problemas operativos.
Aunque este modelo se ha implementado en Canadá, Meléndez busca replicarlo en el sistema portuario panameño para mejorar la forma en que las organizaciones se coordinan para tomar decisiones oportunas, anticipar riesgos y actuar con eficiencia.
"Aplicar este modelo en Panamá sería una forma de aportar desde la ciencia a un sector estratégico para nuestro país. Y también una manera de retribuir, poniendo mis conocimientos al servicio de una logística más integrada, segura y preparada para el futuro", explicó.
Meléndez también trabaja en su proyecto social Davira, que nació como una marca con propósito, inspirada en sus raíces y el deseo de devolver lo que ha recibido.
En este proyecto artesanas panameñas, colombianas y venezolanas confeccionan piezas a mano creando una red de colaboración entre mujeres que comparten saberes, historias y sueños.
Gracias a ese trabajo colectivo, cada año puede regresar a su comunidad y visitar la escuela rancho donde empezó su educación primaria.
"Llevamos alegría a niños de áreas rurales, colaboramos con mejoras escolares y fortalecemos la conexión entre educación, cultura y oportunidad", comentó.
Además, cofundaron OlaHalifax, una iniciativa comunitaria que conecta a la comunidad latina con espacios de integración, emprendimiento y bienestar.
Aunque su agenda es exigente, ha logrado equilibrar sus responsabilidades. El doctorado es su trabajo principal y le dedica un mínimo de ocho horas al día, mientras que los proyectos sociales, como Davira y OlaHalifax, ocupan sus tardes y fines de semana.
También, cuenta con el apoyo de su esposo, Daniel Guevara, quien ha sido clave para lograr este equilibrio.
"Él ha estado presente en cada etapa, colaborando activamente en los emprendimientos y en la vida cotidiana, lo que me ha permitido mantener el ritmo del doctorado sin descuidar lo que también le da sentido a mi vida: servir a la comunidad", señaló.
A todos los niños y niñas que enfrentan condiciones difíciles para estudiar, Elvira Meléndez les aconsejó que sigan estudiando porque vale la pena y aunque parezca difícil, cada esfuerzo que hagan con disciplina, enfoque y corazón están sembrando un futuro que quizás hoy no pueden imaginar, pero que mañana les puede sorprender.
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