Un tesoro, nuestro folclore
- Yessika Valdés
Henchida de emoción, la audiencia aplaudió la extraordinaria Gala Folclórica “Panamá Música y Danza”.
Vistosidad, excelencia, color, música, talento y orgullo por la riqueza y belleza de nuestras manifestaciones folclóricas fue lo que predominó en el Teatro Nacional en una velada donde gente de todos los estratos sociales pudo disfrutar sanamente y dejar de lado las preocupaciones cotidianas.
Temprano en la tarde, tras días de ensayos, el grupo de bailarinas y bailarines de "Panamá Música y Danza", grupo folclórico que demostró su versatilidad, estaba en el Teatro Nacional, listo para dar lo mejor de sí, tal como lo hizo, ganándose una y otra vez aplausos de la concurrencia que no cabía en sí del gozo, impresionada y complacida con la variedad de bailes vernaculares.
No en vano la agrupación tiene 28 años de estar promoviendo nuestro folclore y dejando en alto el nombre de nuestro país, como embajadores culturales allende las fronteras en importantes escenarios del orbe.
Todo estuvo a pedir de boca: la música, la danza, las luces, la coreografía, el vestuario, la escenografía...
La velada inició con una antología indígena, donde se representaron la Danza de la Golondrina, La Balsería y El Caracol, de los grupos indígenas Emberás, Ngöbe Buglé y Kunas.
Los negros congos siguieron luego, en lo que fue una dramatización de la farsa histórica.
Uno tras otro se fueron sucediendo los bailes folclóricos: Cumbia Chorrerana, Molienda de Caña, Regreso del Mar, Ritmos de Darién, Palo de Mayo, El Gallo y la Gallina, Boda de Ocú, El Punto, Tamborera, Cumbia, Tamborito y Atravesa’o.
Niños y adultos lanzaban expresiones de júbilo y aplaudían a más no poder. De vez en cuando cantaban junto a las cantalantes o gritaban ¡bravo!, cuando había un duelo de tambores, de zapateo o los Diablos Espejos demostraban que de verdad que saben zarandear su cuerpo como nadie.
Cámaras digitales y celulares captaban imágenes de esta inolvidable gala donde hubo despliegue de folclore, alegría, garbo (como cuando se bailó El Punto y durante los Bailes de Antaño) y desbordante energía positiva.
Fue un espectáculo cien por ciento panameño, made in Panama por Edmundo De La Cruz, quien al final fue aplaudido como se merece. Al director del INAC, Anel Rodríguez también le tocó su buena aplaudida por la atinada idea de apadrinar este esfuerzo de De La Cruz y colaboradores, para que el pueblo disfrute gratis de esta gala sin igual.
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