Panamá
Inundaciones en Chiriquí se veían venir: ¿Por qué?
- Karol Elizabeth Lara
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Experta destaca que no se ve en terreno la adopción de propuestas de solución, pese a que a partir de las inundaciones de 2020 se generaron recomendaciones.
Desde 2020, cuando se presentaron inundaciones extremas en Chiriquí, la adopción de medidas y propuestas de solución ha sido nula, dejando en situación vulnerable esta provincia ante los eventos naturales.
Tan solo este mes, en Chiriquí hubo 763 personas damnificadas por las intensas lluvias que trajo la tormenta Rafael, además se registraron cuantiosas pérdidas estructurales y agrícolas.
El escenario se veía venir. La doctora Catalina Espinosa, experta en Gestión del Riesgo de Desastre, recordó que durante estos últimos cuatro años se había advertido en diferentes foros y conferencias, de Senacyt y otras instituciones, que no se reportaban avances en las propuestas de solución, generadas a partir de las grandes inundaciones de 2020.
"No se veía en terreno que se adoptaran medidas, desde los eventos de 2020. Esto era un indicativo claro de que íbamos a tener inundaciones", dijo Espinosa a Panamá América.
La también investigadora de la Universidad Autónoma de Chiriquí recalcó que lamentablemente en Panamá hay una cultura de trabajar con base en los desastres y no en la prevención.
El costo político y la negativa a reducir las ganancias económicas dificultan la adopción de planes de prevención. Esto a pesar de que Chiriquí tiene un alto riesgo de inundación debido a la pérdida de los bosques en galería, que son los que están en las riberas de los ríos.
Asimismo, faltan planes de ordenamiento territorial que eviten la expansión de la mancha urbana hacia la zona de los ríos. En este sentido, Espinosa recuerda que hay asentamientos urbanos en las terrazas de los ríos, que son áreas que naturalmente utilizan para descargar toda la energía que traen.
Tampoco hay que olvidar la degradación que sufren los suelos, la cual es acentuada por las actividades de cultivo y ganadería.
"En Chiriquí, por la cantidad de ríos, encontramos más afectaciones por inundaciones", puntualizó.
A su criterio, las afectaciones de noviembre se hubiesen podido mitigar. Para Espinosa es fundamental que se prohíban las construcciones en zonas inseguras, lo cual se detecta con facilidad a través de evidencia científica. Igualmente aboga por planes integrales que involucren a las autoridades locales, nacionales y a la comunidad.
"Con normativas se puede prohibir la construcción y no tendríamos viviendas inundadas. Se pueden también adoptar soluciones basadas en la naturaleza, como la reforestación de las zonas en las que se ha perdido el bosque en galería, debido a que los árboles son barreras naturales contra las inundaciones", precisó.
De acuerdo con Espinosa, las soluciones deben ser integrales tanto para los actores clave como para el estudio de la cuenca en su totalidad, incluyendo la alta, media y baja.
En medio de la crisis climática actual estos fenómenos seguirán ocurriendo. Frente a ello, Espinosa aboga por no dejar de lado a las comunidades, que deben participar desde el origen en los planes de prevención.
Por su parte el exdirector del Sistema Nacional de Protección Civil, José Donderis, recalcó que estos "monstruos" regresarán y cada vez más intensos debido al cambio climático.
Ante este panorama pide convertir las lecciones aprendidas durante los últimos eventos naturales, en políticas públicas efectivas y no en simples documentos.
"La prevención efectiva radica en abordar la raíz del problema: gestión ambiental sostenible y ordenamiento territorial basado en variables de riesgo. Es imprescindible adoptar una visión a largo plazo que incluya campañas permanentes de educación y prevención. Y no reactivas cuando empieza a llover", reflexionó Donderis.
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