Los cínicos no sirven para este oficio
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- Pedro Crenes Castro (Escritor)
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- @pcrenes
- - Publicado: 15/11/2015 - 12:00 am
La cita es del maestro Ryszard Kapuscinski. Y digo es, porque su legado le sobrevive, influyendo en la conciencia y el hacer de muchos periodistas en todas partes. El título del artículo, es el de su libro "Los cínicos no sirven para este oficio" (Anagrama, 2002), que les recomiendo leer (como toda su obra) sean o no periodistas.
Y sí, el cinismo está reñido con el buen hacer periodístico. Sería fácil hablar de lo mal que está el oficio en Panamá, pero no hagamos ese juego: hay grandes periodistas y hay muchos mentirosos, lambones y "bien pagaos", afectos a uno u otro gobierno, coimados por tal o cual partido. Hay mucho cínico en radio, televisión y prensa escrita. Pero no son todos y no son mayoría.
Los ha habido valientes. Recuerden las dictaduras, a los silenciados, a los exiliados, a los perseguidos y los diarios cerrados. De esto no hace mucho y espero que en Periodismo, nuestros futuros profesionales del oficio de comunicar, estudien su pasado para no volver a cometer los errores del ayer e imitar la gallardía de los maestros. Espero que estén aprendiendo la defensa de la libertad de expresión a pesar de que en la Universidad de Panamá un cedro del Líbano se perpetúe ensombreciendo los caminos de tan docta casa.
"El periodista, al igual que cualquier escritor, es un mudo que señala una minúscula parte del universo que pasaría desapercibida si, al mismo que convence al lector para que se detenga a mirar, no tejiera una tela de araña donde atraparlo". Con esta sentencia brillante, mi amigo Doménico Chiappe, abre su fundamental "Tan real como la ficción. Herramientas narrativas en periodismo", un texto que recomiendo ampliamente a periodistas y escritores. El compromiso del periodista es señalar, es llamar la atención, pero una vez que nos tiene, debe atraparnos, cosa que no ocurre con nuestro periodismo escrito. Hay que informar deleitando y eso se hace muy poco en los periódicos de hoy.
Se goza poco cuando se lee cualquier noticia, parecen redactadas sin desodorante, para que el "golpe de ala" espante al lector.
Muchos periódicos huelen a grajo, no por sus compromisos oscuros y dudosos, sino por la mala redacción de sus noticias. Perdemos lectores porque no escribimos bien.
Ya he dicho en alguna ocasión que no me importa aguarle la fiesta a los entusiastas de la ignorancia: hoy, cuando algo hay que celebrar, es el momento de soltar al hombre para que muerda al perro, eso es noticia, lo contrario es lo obvio, que es donde quieren que nos quedemos. Para celebrar el día del Periodista, reconozcan que tienen mucho que aprender más de uno de los que detentan el título, aunque ya sabemos los lectores quienes son los fiables y buenos periodistas en todos los medios.
Pero para el público también hay reproche: "Cada vez parece más claro que solo se entera de las cosas quien quiere enterarse. Y quien desea enterarse es porque las sabe ya o medio las sabe. Al obstinado en su ignorancia, la ilustración le huye como la noche al día: no hay rayo de luz capaz de horadar su entendimiento nocturno". Esto decía, por allá por 1982, Fernando Lázaro Carreter. Y estoy de acuerdo con el maestro. Hay quien no quiere saber, hay a quien no le importa nada, pero ¿es esa razón suficiente para no informar o informar mal? El periodista es muchas veces un Jeremías enviado a predicar a un pueblo que no quiere oír. Pero el profeta hizo su trabajo y luego vinieron las "Lamentaciones", que podemos leer en la Biblia. El buen periodista es el que informa siempre, el que está a pie de noticia, al que no le podrán decir nunca que no lo dijo, que no lo señaló. Hoy pocos quieren ser Jeremías, prefieren salir en los medios, que le conozcan aunque solo hablen o escriban paja.
Para mis amigos periodistas, felicidades. A los otros, a los malos, ojalá los alcance el silencio.
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