Un artista y auténtico amigo de la naturaleza
- Yessika Valdés
No es que haya hecho fortuna como pintor. Pero la pintura le ha pagado con creces el tiempo que le dedica. Esa lealtad, a ese "bohemio", ariano, quien se describe " a veces como demasiado complejo, para mí mismo".
Hojas secas de árboles, ramas, abanicos viejos, afiches, revistas, periódicos, bambú, ramas secas, semillas, piedrecillas, botellas de vidrio, estampillas, cartas, afiches... Todo cabe.
Todo cabe en el arte del polifacético profesional Rodrigo Jaén, de 63 años, quien en México aprendió mucho sobre las artes plásticas, arquitectura y diseño. Y lo aplica, más los conocimientos adquiridos en centros de formación de arte locales, como el Departamento de Expresiones Artísticas de la Universidad de Panamá (DEXA), la Escuela de Artes Plásticas.
También tiene influencia de artistas de distintas partes del mundo, de la vieja y la nueva guardia, con los que se mantiene en contacto en una riquísima red de intercambio de información, arte y anécdotas.
En los que denomina "libros-archivos", recoge trabajos de comunicación a distancia. Hay pintura en una rica variedad de estilos, formatos y temas.
La naturaleza, la figura humana, el rostro femenino, pintura contemporánea, acuarelas, puntillismo, paisajes, acrílicos, técnica mixta.
"Son un par de miles", dice, con sencillez y humildad.
En días pasados, tuvimos la oportunidad de visitar su casa-estudio, en Santa Cruz, Villalobos, donde nos percatamos de que hay buena vibra, precisamente porque él es un defensor nato de la naturaleza, y el reciclaje es asunto de todos los días.
Son como tres mil metros, donde tiene un sinnúmero de árboles frutales, hortalizas, muchas "anitas" (hijas de una planta que le regaló una amiga a la que aprecia mucho y a la cual bautizó con el nombre de ella), el cementerio de perros (León, Willie, Titán, Mayi, Marilyn...) y en donde todo, casi todo se reusa y hace vinos de mango, mandarina, toronja, etc.
Allí vive con su mascota, un hermoso perro llamado Tor, que lo adora y se pasea a su libre albedrío junto a su amo, también en franca hermandad con el hábitat.
En el portal, en una de las paredes hay una gran instalación hecha con abanicos viejos. En las ventanas, las botellas de plástico son un curioso ornamento, a la vez que permiten que la vivienda-estudio esté bien iluminada y le dan un toque especial.
Hay frescos en las paredes y el techo de la original vivienda construida en varios niveles y donde tiene la oportunidad de ejercitarse constantemente porque para movilizarse de un espacio o habitación al otro hay que subir entre tres o nueve escalones, según sea el caso. Sí, contamos más de un centenar de ellos, desde la quebrada hasta el nivel más alto de la casa.
También hay una habitación donde el techo está tapizado con afiches. En otra, la sala de estar y la cocina, los pisos son los que hablan de arte.
Influencia Gaudiana.Mirando en derredor, se ve arte por doquier. También hay pilas de libros, otros ordenados en anaqueles que cubren paredes enteras. En su mayoría son libros de arte.
Volvamos al diálogo con el director de la Galería de Arte de la Universidad de Panamá.
Tiene pendientes de organizar correspondencia, cartas, hojas de vida y trabajos de un significativo grupo de esos miles de artistas con los que mantiene contacto.
Admite que hubo un tiempo en que seguía la corriente de Gaudí (arquitecto representante del modernismo catalán).
Esta influencia gaudiana se aprecia en el piso de su casa-estudio.
El profesor Rodrigo Jaén está organizando las obras de arte por tema, categoría, región, tipo de pintura, etc.
Tiene lo que llama arte postal y poesía visual. Allí vimos obras de Ana Lía Feilló, entre otros.
También están los libros y objetos. Allí vemos collage.
Realiza trabajos de investigación visual donde usa la gráfica.
Hay otras piezas de formatos libres, trabajos de reciclaje donde utiliza revistas.
Están las piezas artísticas donde en el tratamiento de rostros usa piroxilina. Los hay combinación de serigrafía con acrílicos.
El cartón y la arena también están presentes. En un grupo de trabajos que forman parte de los primeros que hizo en México siendo estudiante.
Hay libros en donde lo que abunda es el dibujo.
Hay envases o empaques (de colecciones de trabajos de arte) hechos con tela reciclada.
Hay otra serie de trabajos en los que el tema es la etnia negra.
Suele trabajar 20 temas a la vez, según nos dijo. Entre ellos están: la naturaleza, el orgullo de la reina, bufones de palacio y Las Salas quemadas de Ícaro.
Sobre estas últimas, dice que están muy relacionadas con los problemas del artista, que se nos eleva y se nos vuelve a caer, nos endiosan y después nos lanzan en picada, explica.
No faltan los grabados, tampoco trabajos en los que recicla cajetas ni las obras en las que la geometría es el eje temático.
Sus conocimientos de arquitectura, especialmente arquitectura integrada al urbanismo y al arte los aplicó en el diseño y construcción de su casa-estudio.
Recuerda cómo estando en la Academia San Carlos, en México, solía ir a los pueblos a ver cómo trabajan diversos artistas de la época. Los años ´70.
El arte correo le encanta. Nos explica que se hace por medio de convocatoria. Se escoge un tema y se va abriendo un abanico. Hay dos tendencias: correo ordinario o tradicional y correo electrónico. El primero exige trabajos originales. Él lo prefiere, por la textura.
No son antagónicos, hace la salvedad.
Explica que juega un papel muy importante la ética del artista. Como que se marca. En recibir y enviar. No hay la comercialización de por medio. A menos que el artista lo autorice. Añade que todos los ciudadanos del mundo pueden entrar en el arte correo.
Cuenta con el aval de la Unión Internacional Postal, dice.
Respecto de su arte, lo describe como "muy barroco. Meticuloso. Detallista. “Me gusta el mínimo detalle y me molesta cuando no logro el detalle".
Entre aquellos cuyo arte admira están: Rafael, Tizano, los minimalistas, los impresionistas, Van Gogh...
¿Y, de Panamá? Roberto Lewis, Trujillo, Sinclair y algunos jóvenes como Benalcázar, Mario Macías, toda la gente del colectivo Isaac Benítez, dice.
Piensa que "el artista nace", no se hace. "Tiene que haber una semillita allí".
Otro concepto del que nos habló es sobre el ciclo de vida de la obra de arte. También nace, se desarrolla y envejece. Por eso hay que preservarla. Estar retocándola, pendiente de los daños que pudieran ocasionarle la humedad, el polvo, alguna alimaña, etc.
Y, ¿mañana, qué? Nuestro interlocutor nos habla de planes.Entre ellos, de una exposición próxima del afamado pintor Anthony Miró, de 74 años, de España, en la Galería Manuel E. Amador, de la Universidad de Panamá y en febrero traerá a la escultora venezolana, Miriam Monasterio.
Pragmático y con el sello del buen docente.El hijo del maestro rural Guillermo Jaén (fallecido) y de Teófila Sánchez, de 91 años, siempre está con la idea de compartir con sus estudiantes. Hoy y en el futuro. Y, va más allá. Con todo el que quiera aprender más sobre artes plásticas.
Por eso es que Rodrigo Jaén en la forma en que organiza estos tesoros para la posteridad (cuando le gustaría donarlos y que su casa se convirtiera en una especie de Casa de arte) se nota que no es egoísta y que quiere que el aprendizaje o la experiencia de disfrutar de las artes plásticas esté al alcance de las masas. Con los libros objetos, especialmente, quiere "quitar el misticismo de que las obras no se pueden tocar. Sí, el arte no debe ser elitista, opina.
Es un convencido de que se necesita más espacios donde el artista pueda reflejarse.
Se lamenta de que, a diferencia de otros países, en el nuestro no haya una pinacoteca o galería nacional que recoja la obra de grandes maestros de la plástica, cuya obra se pierde, se deteriora. O, en el "mejor" de los casos, está dispersa.
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