Mundo de Negocios
Los médicos cubanos están muy solicitados
- The Economist
La práctica de la isla comunista de exportar trabajadores de la salud tiene un lado oscuro.
Cuando la cantidad de pacientes aumenta, pero la de sanadores no, ¿a quién llamas? Esa fue la pregunta que se hizo Giulio Gallera, el ministro de salud de Lombardía, la región italiana más afectada por la COVID-19. El ejército estaba construyendo un hospital de campo con 32 camas en un estacionamiento en la comunidad de Crema, 50 kilómetros al sureste de Milán, pero ¿qué médicos lo atenderían? “Alguien me dijo: ‘Escríbele al ministro de Salud de Cuba’”, recordó Gallera. Apenas una semana después, el 22 de marzo, 52 médicos arribaron de La Habana, ondeando banderas cubanas e italianas. Los habitantes les enviaron ropa abrigadora y bicicletas para transportarse.
La Unidad Central de Cooperación Médica de Cuba, que durante seis décadas ha enviado médicos a todo el mundo, está teniendo un mes bastante ajetreado. Aproximadamente catorce países, desde Angola hasta Andorra, han recibido a un total de 800 médicos y enfermeros. Políticos de Buenos Aires y Valencia, España, así como comunidades nativas de Canadá, están presionando a sus gobiernos para que soliciten brigadas cubanas.
Cuba capacita a un número asombroso de médicos a pesar de su tamaño y economía. Aunque su población de once millones de habitantes no es joven, tiene doctores de sobra, y ahora hay más médicos disponibles de lo habitual. En los últimos dieciocho meses, 9000 se han marchado de Brasil, Bolivia, El Salvador y Ecuador, donde presidentes de izquierda han perdido el poder recientemente. De acuerdo con el Granma, el periódico de izquierda administrado por el Estado, la cantidad de galenos y enfermeros en el extranjero se redujo de más de 50.000 en 2015 a tan solo 28.000 en 2020.
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Cuba comenzó a exportar médicos debido a una mezcla de humanitarismo y un deseo de tener publicidad positiva. Desde 2006, cuando Raúl Castro recibió la presidencia de manos de su hermano Fidel, dicha práctica se ha convertido en un soporte vital para la economía. Portugal, que ha recibido médicos cubanos desde 2009, paga 50.000 euros (55.000 dólares) al año por cada uno. Desde hace tiempo, Venezuela le ha suministrado petróleo barato a Cuba a cambio de su sólido contingente de 20.000 médicos. El año pasado, cuando el gobierno cubano publicó por primera vez estadísticas comerciales detalladas, los servicios médicos representaban el 46 por ciento de sus exportaciones y el seis por ciento del producto interno bruto.
Las transacciones en las que se intercambia dinero en efectivo por médicos no son tan convenientes para los doctores. El gobierno comunista usualmente retiene tres cuartas partes de los salarios de los trabajadores de la salud, con lo cual les sigue yendo mejor de lo que les iría en su país. Muchos se quejan de las pésimas condiciones laborales. Para desalentar la deserción (o la “fuga de talentos”), los funcionarios cubanos en los países anfitriones confiscan los pasaportes de los médicos y retienen parte de su salario hasta su regreso a casa. Pero eso no siempre funciona. Estados Unidos, que cataloga ese programa como trata de personas, les ofreció la residencia permanente a los médicos cubanos en otros países entre 2006 y 2017. Más de 7000 aceptaron. El 24 de marzo, el Departamento de Estado advirtió a los países que ofrecen trabajo a médicos cubanos que presten atención a los abusos.
No obstante, países como Italia necesitan ayuda y Cuba necesita dinero en efectivo. La COVID-19 ha detenido el turismo, que representaba una gran fuente de ingreso. Las remesas provenientes de Estados Unidos disminuirán. Cuba estaba en problemas incluso antes de la pandemia: en octubre del año pasado incumplió con los pagos de deuda a sus países acreedores. Uno de ellos es Italia, que podría haber aceptado la ayuda médica como parte del pago de la deuda, comentó Rodrigo Olivares Caminal, profesor de la Universidad Queen Mary, en Londres. No está claro si todos los nuevos países anfitriones están pagando. Andorra sí, de acuerdo con su ministro de Finanzas. Por lo general, Cuba mantiene esos detalles en secreto, pero suele cobrarles más a los países ricos, afirmó John Kirk, de la Universidad Dalhouise de Nueva Escocia.
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Para enviar médicos al extranjero, tendrá que evitar un brote local como el ocurrido en Lombardía. Cuba se jacta de sus medidas de prevención. Espías vecinales están pendientes de que las mujeres embarazadas reciban cuidados prenatales, así como de su lealtad al Partido Comunista. Los estudiantes de medicina les han tomado la temperatura a 500.000 cubanos de edad avanzada para detectar casos de COVID-19. Cuba ha registrado 212 casos comparados con los 1284 de la República Dominicana, que tienen más o menos la misma cantidad de habitantes.
Con todo lo que está en juego en su país, la experimentación médica en el extranjero puede parecer imprudente, pero el gobierno ansía el prestigio que gana con esta actividad y espera que nadie se dé cuenta de que sale más beneficiado que los emisarios médicos. Luego del lanzamiento de la miniserie televisiva “Chernobyl” el año pasado, los expertos hablaron positivamente del papel de los médicos cubanos en el tratamiento de los niños que sufrieron envenenamiento por radiación. Los cubanos tienen la esperanza de que los médicos en Lombardía algún día sean vistos como los héroes de la COVID-19.
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