El desastre facial de Meg Ryan en los Tony

Si Harry volviese a encontrarse con Sally... él difícilmente podría reconocerla, debido a que la actual Meg Ryan (54) está muy muy lejos de ser esa rubia de rostro expresivo que ocasionaba más de un suspiro a finales de los ochenta. Poco queda de los delicados labios y finas líneas de expresión de la ex de Dennis Quaid, porque la tres veces nominada a los Globos de Oro parece haberse inyectado tanto botox que ha perdido su mágica naturalidad, incluso al hablar.Este domingo, la protagonista de Tienes un E-m@il se presentó en la septuagésima versión de los Tony Awards, celebrada en el Beacon Theatre de Nueva York, con una apariencia completamente distinta a la que los segudiores de sus películas están acostumbrados. Ryan lució una frente y unos pómulos tan llanos que no había lugar a ninguna arruga. Además de unos ojos notoriamente más pequeños y más rasgados a causa de algún probable y misterioso tratamiento facial.La actriz aún se ha manteniendo en silencio con respecto a qué es lo que exactamente le ha sucedido a su cara. Sin embargo, numerosos tabloides, como el Daily Mirror, rumorean que se trata de una cirugía plástica llevada al extremo, que habría transformado a la intérprete en una especie de muñeca de porcelana. Una de las tantas bromas que se han vertido en Twitter, lo que convirtió a Meg Ryan incluso en trending topic.No obstante, la artista ya ha comentado en otras ocasiones que se quiere demasiado a sí misma como para enfrentarse al cuchillo. "Amo mi edad, amo mi vida ahora mismo. Amo la persona en que me he convertido", ha manifestado, de acuerdo con el Daily Mail. Sin embargo, su rígida sonrisa demuestra justamente lo contrario.Por otra parte, también merece la pena recalcar que el atuendo escogido por Ryan para la fiesta anual de Broadway no era el más apropiado para las circunstancias. El vestido color carne no sólo tenia un corte poco favorecedor para el cuerpo de la protagonista de Kate y Leopold, sino que también contaba con unas mangas transparentes que se arrugaban con el movimiento, provocando un terrible efecto tridimensional de escamas y pliegues. Definitivamente, una noche muy poco chic que Ryan seguro querrá olvidar, pero que las redes sociales no ignorarán tan fácilmente.

Crédito: El Mundo