Prisioneros son esclavos sexuales en Estados Unidos
- Internacional
Generalmente las víctimas son los mas jóvenes, de raza blanca, con características femeninas, quienes salen de allí con graves heridas emocionales, que los convierten en antisociales y en violadores.
Por el grado de hacinamiento y por las carencias que suelen observarse en los lugares de detención, resulta virtualmente imposible garantizar el cumplimiento de la misión más importante que tienen las cárceles: la rehabilitación de los detenidos.
Al contrario, lo que allí se genera es un sistema de progresiva destrucción de valores, en un contexto de violencia que origina frecuentes conflictos de convivencia como las violaciones sexuales que sufren por parte del personal carcelario.
Informe.
Según un informe de la Comisión Nacional para Eliminar la Violación en las Prisiones, es difícil cuantificar cuántos presos son víctimas de abusos sexuales en el mundo, pero asegura que solo en la cárceles de Estados Unidos unos 60 mil son violados todos los años.
El informe explica que en base a una encuesta realizada en el 2007 entre decenas de miles de presos, 4.5 de los entrevistados reportó haber sido víctima de abusos sexuales. Más reos alegaron abusos por parte del personal carcelario que a manos de otros reclusos.
En este caso si no se adoptan medidas para reducir la violencia sexual en las instituciones correccionales y de detención de todo el país, los estados que estén recibiendo dinero federal para las prisiones pudieran perder esos fondos.
La Comisión recalcó que las violaciones a menudo se producen porque el personal penitenciario no supervisa adecuadamente o no responde a las quejas de acoso sexual.
Además, afirma que la violación de personas detenidas se ha utilizado a veces como un instrumento para castigar a reclusos por mal comportamiento.
También la Comisión propuso algunas normas que están destinadas a prevenir, investigar y sancionar los casos de violación en todas las instalaciones carcelarias del país.
Las normas toman en consideración la vulnerabilidad especial de ciertos presos. Las áreas cubiertas incluyen la supervisión, detección de vulnerabilidad de los reclusos a los abusos, servicios de salud médica y mental, mecanismos de denuncia, investigaciones, capacitación del personal, sanciones administrativas, control interno y auditorías externas.
Vulnerabilidad.
La violación en las cárceles depende en gran medida del tipo de preso, y de dónde esté.
• Los reclusos de corta estatura, jóvenes, homosexuales o mujeres tienen más probabilidades de ser objeto de abuso que otros.
• Quien es víctima de abuso depende mucho de dónde esté preso. Diez instituciones estudiadas tuvieron los índices más altos, entre 9 y casi 16%; mientras que seis instituciones no reportaron abusos en el último año.
• Los detenidos en cárceles reportaron menos violaciones que aquellos recluidos en prisiones. En las prisiones están los reclusos que ya han sido condenados por los tribunales.
Consecuencias.
Después de un incidente de violación, las víctimas pueden sufrir sangrado vaginal o rectal, partes doloridas y moretones , insomnio, náuseas, shock, incredulidad, alejamiento, rabia, vergüenza, culpa y humillación.
Las consecuencias a largo plazo pueden ser estrés postraumático, alteraciones, síndrome de trauma de violación, miedo constante, pesadillas, recuerdos súbitos, odio a sí mismo, abuso de sustancias químicas, angustia, depresión y suicidio.
Las tasas de VIH son de cinco a diez veces superiores dentro de la cárcel que fuera, lo cual hace del sexo a la fuerza -cuando los métodos de prevención son prácticamente inexistentes- una propuesta mortal.
Aunque no existen estadísticas confiables, los reclusos contraen el VIH a través de la violación, un fenómeno que se ha descrito como “una sentencia de muerte sin fallo judicial”.
El ataque sexual entre rejas puede contagiar también otras enfermedades de transmisión sexual, como hepatitis A y B, sífilis y gonorrea.
Reincidencia.
Al final, 95% de todos los reclusos son puestos en libertad. En su liberación, los hombres presos sobrevivientes de violación llevan consigo heridas emocionales, lo que los lleva a presentar un comportamiento violento y antisocial, junto con la afirmación agresiva de su masculinidad hasta llegar a violar a otros.
Los estudios indican que el violador carcelario típico escoge a la víctima en función de “la debilidad e incapacidad de la víctima para defenderse”.
Como piensan que no tienen alternativa, algunos presos consienten en actos sexuales para evitar la violencia.
Muchas veces, los que pasan por la experiencia quedan marcados como blanco de futuros ataques, y eventualmente se obliga a las víctimas a aceptar la esclavitud sexual a largo plazo para poder sobrevivir.
Tratados como si fueran propiedad de los violadores, las víctimas pueden ser forzadas a una servidumbre que incluye arreglos de prostitución con otros presos.
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