Quema de la Embajada fue ‘una película de horror’
- Katherine Palacios P.
El asalto y quema de la Embajada de España en Guatemala en 1980 por las fuerzas de seguridad del Estado, que causó 37 muertos, fue como “una película de horror”, relató desde Madrid por videoconferencia el entonces embajador español en este país, Máximo Cajal.
El diplomático, de 77 años, presentó su testimonio sobre lo ocurrido el 31 de enero de 1980 ante el juez de la Audiencia Nacional española Santiago Pedraz, declaración que fue retransmitida al Juzgado Undécimo Penal de Guatemala, que investiga ese incidente.
Según Cajal, un grupo de campesinos indígenas, acompañados por universitarios, ocuparon de forma pacífica la legación española con el objetivo de “denunciar” ante la comunidad internacional la represión militar de la que eran víctimas los pobladores del noroccidental departamento de Quiché.
En su testimonio, el exembajador dijo desconocer si el incendio en la sede diplomática se declaró al activarse uno de los cocteles molotov que llevaban los campesinos o si el fuego fue provocado desde fuera por las fuerzas de seguridad.
Según Cajal, los agentes de la Policía Nacional, “armados con metralletas y hachas”, rodearon la sede diplomática y, aunque él intentó comunicarse con las autoridades para pedir la retirada de las fuerzas de seguridad, no obtuvo respuesta.
“Se oyeron unos disparos y en ese momento inició el incendio”, relató.

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