Amelia Denis de Icaza, voz femenina de la Nación
- Álex Nieto Montilla
Amelia Denis de Icaza, la primera mujer panameña que escribe y publica versos, pertenece a la tercera generación romántica caracterizada por “una actitud intelectual, estudiosa y crítica; un calmoso ejercicio práctico sin ostentación estética, cuyos modelos serán los clásicos y los filólogos, y sus temas, los de siempre; aparece la emoción del hogar y del costumbrismo como primicias del parnasianismo y el naturalismo”, parafraseando al profesor [Aristides] Martínez Ortega, estudioso de la literatura panameña.
Su poesía, doméstica y espontánea, se distingue por un exaltado sentimiento de maternidad y profundo contenido social. Amelia Denis, a juicio de Rodrigo Miró Grimaldo, ofrece una singularísima faceta de la expresión poética nacional. Conservó hasta el postrer instante una energía moral y una amplitud de criterio realmente admirables.
Al cerro Ancón ha hecho perdurable su nombre.
En un estilo romántico, tono confidencial, apasionado, subjetivo y melancólico, lenguaje sencillo y, a veces, escogido podemos encontrar su obra con un solo libro publicado: Hojas secas, en el que maneja los temas del amor en todas sus manifestaciones (a la patria ausente, fugitivo, incompleto, real, como esperanza), la amistad, la muerte, el dolor, la soledad, la angustia del ser, la fatalidad, la intimidad cotidiana y el escepticismo.
La denuncia y la protesta por la ocupación del suelo patrio por una potencia mundial; la discriminación constante de la clase adinerada contra los pobres; la venganza, la hipocresía y el engaño como consecuencias de una actitud asumida por la sociedad; la lucha por la obtención del poder económico para satisfacer insanos apetitos personales y no para ayudar a los humildes; el repudio a las luchas fratricidas; el amor místico, el amor a la familia, a la patria, a la humanidad, el amor al trabajo para alcanzar la independencia personal; la pobreza vista como un crimen; el papel de la madre como soporte moral de la familia; la caridad y la suerte; una actitud romántica frente a la vida y la religión como la única salida para el consuelo y la paz interior son algunas características subyacentes a la obra de la poetisa nacional.
A un siglo de su fallecimiento, Amelia Denis de Icaza, voz femenina de la Nación, la que dedicó su verso sencillo y espontáneo a cantarle a la patria con el más puro y sincero fervor patriótico, es recordada y anida en el corazón de todos los panameños como forjadora de nuestras letras.
“Su pluma, en una palabra, es la autorización confidente de su alma”.
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