Panamá
De babor a estribor
- Jaime Figueroa Navarro
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- opinion@epasa.com
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Muchos de nosotros, atañendo el Istmo símiles quilates náuticos, desconocemos la faena oceánica.

Siendo España históricamente una potencia marítima, no se hacía esperar que desde temprana edad a las crías se les catequice los pormenores del afán. Retoña así la canción de autobús, cantico de infancia ibérica, en la cual dos grupos de niños compiten entre sí siendo el primero "babor" y el segundo "estribor", términos que indican los lados derecho e izquierdo de una embarcación mirando hacia la proa (la parte delantera del barco).
Muchos de nosotros, atañendo el Istmo símiles quilates náuticos, desconocemos la faena oceánica, en su lugar elucubrando canticos infantiles que nos relatan el hambre de los pollitos y la importancia de "alevantarnos" temprano.
Todo esto viene a colación porque resulta muy sencillo ubicar los lados de una embarcación si se trata de una piragua, canoa o panga, a lo cual estamos bastante acostumbrados, pero no así a los mastodontes, cruceros, que multiplican en tonelaje al azaroso Titanic, que de sol a sol surcan los mares.
Resultado de la ascendente popularidad de los cruceros y la inopia de los cruceristas, Norwegian Cruise Line sagazmente concibió trazar pescaditos sobre las alfombras de sus corredores siempre nadando en dirección desde la popa a la proa, es decir, hacia adelante, porque sofoca, como ejemplo, emerger del camarote y caminar a lo largo de los 330 metros del Norwegian Encore, para enterarnos que el restaurante que buscábamos se ubica en dirección contraria, tema que al fin y al cabo no resulta tan negativo por parir a medias las calorías de la opípara cena de la noche anterior.
Y es así como nos vamos familiarizando con la popular actividad, siempre aprendiendo de nuestros errores pasados o, mejor aún, repasando la fértil biblioteca de escritos con sesudas recomendaciones sobre temas tan prácticos como que empacar, cuáles son los elementos prohibidos a bordo y como evitar una exuberante cuenta por bebidas al final del viaje que seguramente nos obligarían a permanecer en casa durante los próximos carnavales.
Si dentro de sus planes está plasmado un crucero, le felicito porque resulta la forma más cómoda de conocer diversos destinos sin necesidad de hacer y rehacer maletas. Hágase un enorme favor e instrúyase sobre los destinos porque nada resulta más desagradable que visitar un paradero y enterarse posteriormente que tal y cual actividad resultaba un tiro al blanco y en su lugar optamos por caminar sin sentido por callejones obscuros.
Surte también buen efecto ingerir una "desahuevitol" diaria durante el viaje para alimentar el sentido común, evitando carteristas y actividades riesgosas que pueden resultar en irreversibles detrimentos.
Hace algunos años, un conocido, resultado de un fétido hedor en la habitación de su hotel, elevó la queja a la administración, resultando en su arresto preventivo hasta tanto los análisis mortuorios arrojaron que el cadáver que se encontraba debajo de su cama había fallecido anterior a su registro. Posterior a aquella ocurrencia siempre ojeo bajo los camastros de hoteles al momento del ingreso.
¡Como bien diría Tres Patines "cosa más grande chico!". Buen viaje.
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