Panamá
El poder de las palabras
Todos podemos recordar palabras amables, profundas, llenas de amor, dichas por otras personas y que llegaron a lo más profundo de nuestro ser y lo transformaron. Quizá cuando teníamos cinco años, o quince, o treinta, o más años, o quizá ayer. Palabras que son como una bendición que vienen de lo alto, dichas por personas que en un momento estuvieron muy iluminadas por el Espíritu Santo y marcaron para bien nuestra vida.
- Monseñor Rómulo Emiliani
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- - Actualizado: 02/7/2022 - 12:00 am
Las palabras tienen poder. Todas. Y más las que salen del fondo del alma, las que vienen del gran sentimiento del amor, como también las que vienen del odio. Unas generan bendición, otras producen maldición. Las que vienen de un corazón que ama, de un corazón que es misericordioso generan vida. Las que vienen de un corazón que tiene aprecio, estimación por los demás, pueden transformar la vida de otros porque nacen de la hondura del ser, de donde proviene el fuego del amor. Y nunca olvidemos que Dios es amor. Por lo tanto al decirlas transmitimos en algo la presencia de Dios. La palabra de una madre, de un esposo, de un amigo, de un consejero espiritual, de cualquier persona que haya sido tocada por el Espíritu pueden llegar a lo más profundo de otro y cambiarlo. Imaginemos entonces la palabra de Dios. La palabra que está contenida en la Biblia, sobre todo en el Nuevo Testamento.
Y Cristo es la Palabra encarnada, y lo escuchas a él en la Escritura, en tu corazón, en mensajeros de él, en los acontecimientos. Y siempre toca tu alma, transforma tu ser porque te ama con amor infinito, absoluto.
Todos podemos recordar palabras amables, profundas, llenas de amor, dichas por otras personas y que llegaron a lo más profundo de nuestro ser y lo transformaron. Quizá cuando teníamos cinco años, o quince, o treinta, o más años, o quizá ayer. Palabras que son como una bendición que vienen de lo alto, dichas por personas que en un momento estuvieron muy iluminadas por el Espíritu Santo y marcaron para bien nuestra vida.
Pero también hay que palabras que nacen de lo profundo de un corazón lleno de odio, de maldad, que buscan hacer daño, destruir, romper toda paz, conciencia de dignidad, acabar con la autoestima, hacer que la persona se hunda en su miseria espiritual y moral. Son palabras inspiradas por las tinieblas, por el mismo Satanás padre de la mentira y autor de todo mal, y que un momento de furia, de codicia, de lujuria, de deseos de destruir, aniquilar, de promover toda falsedad, hacen que el autor vomite todo lo que el mismo infierno produce en otra persona. Y esas palabras producen tanto daño en el alma del que las escucha. Son como un incendio forestal incontrolable que va destruyendo toda vida en el alma de la persona herida.
Afecta su mente, sus emociones, su conducta. autoestima, de deseo de hacer el bien, de superarse, de amar. Hunde en un abismo, en un pozo de agua contaminada, podrida, que destruye al que ahí cae. Digamos palabras de bendición, no de maldición.
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