Consecuencias
Influencia de la desigualdad en la deserción escolar
- Anelys Ríos de Duff
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... Jóvenes de entre 12 a 17 años salen del sistema educativo siendo una de las causa, la desigualdad que genera pobreza, exclusión y marginalidad.

Los estudiantes y maestros en áreas apartadas, para desplazarse a los centros educativos, pasan por dificultades que en ocasiones les ha costado hasta la vida. Foto: Archivo.
Un pueblo ignorante, es esencial para que la corrupción logre su imperio.
La deserción escolar puede convertirse en una enfermedad grave en nuestro país, ya que los jóvenes están abandonando sus estudios por diversos factores, volviéndose una carga para la sociedad y quedando vulnerables ante las garras de la delincuencia, las drogas y el pandillerismo. Jóvenes de entre 12 a 17 años salen del sistema educativo siendo una de las causas, la desigualdad que genera pobreza, exclusión y marginalidad.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), describe que Panamá es uno de los países que ha destacado en los últimos años por su acelerado crecimiento y sus avances en materia social y económica.
Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) nacional, las brechas socioeconómicas se han intensificado, esto se puede evidenciar al ver los centros educativos públicos que distan mucho de poder compararse con algunos colegios privados que ofrecen a sus estudiantes todas las condiciones necesarias para adquirir conocimientos y habilidades para su desarrollo personal y profesional, aportando profesionales preparados para adaptarse a un mundo cada vez más globalizado.
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Lamentablemente, este panorama no es el que se vive en los colegios públicos de nuestro país, volviéndose peor en los centros educativos de áreas apartadas o de difícil acceso, en donde los estudiantes y maestros, solo para llegar a sus centros educativos tienen que pasar por dificultades que inclusive, en ocasiones, les ha costado hasta la vida, además de la disparidad de ingresos económicos, donde la entrada que perciben los ricos está 37 veces por encima de lo que perciben las familias que viven en la pobreza.
Todo lo antes expuesto es solo una pequeña ventana, de lo que está realmente mal y que ya es hora de hacer un cambio.
Necesitamos a nuestros niños y adolescentes de vuelta a las escuelas, dejemos de un lado, por un momento, la negligencia de los padres que permiten que su hijo no se eduque y pongamos nuestros esfuerzos en que ese niño de escasos recursos vea a su escuela como un templo de fe, esperanza y conocimiento, donde siempre encuentre una mano que lo ayude.
Exijamos un alto al despilfarro en fiestas, flores, alcohol, entre otros, por parte de nuestros gobernantes y demos almuerzo todos los días en nuestros centros educativos, tengámosle lápices y cuadernos, tecnología y gente preparada para que esos recursos realmente se utilicen de manera adecuada.
Estudiante de Maestría de la Universidad Interamericana de Panamá (UIP).
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