La mala educación, sinónimo de paralización
...el nuevo gobernante en los primeros cien días debe darle un verdadero revolcón a la educación...
Al arribo de los conquistadores, seis siglos atrás, reinaba el temor y desconfianza de ambas partes, los inmigrantes impresionaron con sus indumentarias y tecnologías y los nativos con sus ejércitos y riquezas. No demoró mucho tiempo en que los minoritarios europeos estudiaran las debilidades humanas e intelectuales de los miles de nativos y con astucia lograron disfrazar sus verdaderas intenciones de conquista y saqueo, sembrando el odio entre las tribus e intercambiando espejitos por oro.
El cuento es que en esencia no hemos cambiado en seiscientos años, todavía hoy la emoción y la ignorancia de nuestro pueblo son los factores más explotados por quienes internamente buscan conquistar el poder.
La manipulación emocional a través de la masiva propaganda política, el fomentar las divisiones sociales y el ocultar las realidades nacionales a través de actos populistas, han permitido a políticos inescrupulosos reelegirse a pesar de sus conocidos antecedentes.
Tristemente el panameño no está democráticamente maduro y no elige con la razón sino simplemente por su necesidad inmediata o por la emoción del momento para después quejarse durante los siguientes cinco años.
Para mí, el único antídoto contra esa triste realidad es la Educación, esa herramienta intelectual que se ha ido oxidando cada día más. De acuerdo con el último resultado de las pruebas escolares de sextos grados, efectuadas en dieciséis países de Latinoamérica, Panamá logró el infame puesto quince.
Somos el país que más gasta en educación y el que más ignorantes graduamos, ¿a quién estamos engañando? Las escuelas flexibilizan los currículos escolares, el Gobierno reduce el tiempo de clases y nuestra universidad disminuye los requerimientos para entrar, ¿a quién estamos engañando?
La respuesta me la dio la última encuesta de Ditcher & Neira que indica que la educación es la séptima preocupación de los panameños, definitivamente no estamos ni remotamente conscientes de que la falta de esta es la consecuencia de los demás problemas.
Los maestros se ocupan de pedir reducción al costo de la vida, los trabajadores piden aumentos generales de salario, los empresarios mayor seguridad, los transportistas más subsidios, los usuarios mejor transporte y así vamos estableciendo prioridades sin darnos cuenta de que la fiebre no está en los problemas coyunturales sino en la falta de educación de los ciudadanos.
Hablamos del desempleo, pero observo más y más extranjeros trabajando en mi país como asesores, plomeros, eléctricos, soldadores, camioneros o domésticas, pero de seguro no salimos a preguntarnos el porqué no tenemos buenos técnicos o profesionales capacitados. ¿Será que los tontos empresarios o el Gobierno prefieren pagar más para traer a alguien de afuera que haga el mismo trabajo?
Si el nuevo gobernante no hace algo heroico en los primeros cien días para darle un verdadero revolcón a la educación, como por ejemplo, eliminar el sistema público y con esos dineros pagarles a todos los jóvenes una educación privada será mejor que abramos las fronteras a extranjeros mejor educados. Les garantizo que lo que paralizará este país no va a ser Frenadeso, ni los maestros, ni los médicos, sino la ignorancia.
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