Malthus tenía razón
- REDACCION
El economista inglés Thomas Robert Malthus (1776-1834) es quizás el más criticado de todos los tiempos. En cuanto curso de su disciplina de las universidades del mundo, casi desde el momento mismo en que publicó su "Ensayo sobre el Principio de la Población" (1798) se le puso como ejemplo de equivocación crasa. En esencia, dijo que el excesivo crecimiento de la población conduciría al hambre porque los alimentos no podían producirse al mismo ritmo para satisfacerla.
En el siguiente siglo, el vertiginoso desarrollo tecnológico y científico condujo a la creación de nuevas semillas y técnicas de cultivo, que sumados a la aparición de poderosos pesticidas y fertilizantes, multiplicaron la producción de alimentos a niveles de exceso, impensables en tiempos de Malthus. Se habría hecho de él casi un hazmerreír, a no ser porque el premio Nobel de Economía, John Maynard Keyness, en su libro "Teoría General" (1936), rescató y desarrolló de Malthus, el principio de la "demanda efectiva", según la cual el nivel de la producción de un bien o servicio cualquiera estaba determinado por la poca o mucha demanda de él en un momento dado. Malthus había dicho en sus "Principios de Economía" (1820) que las crecientes presiones alimenticias causadas por el excesivo crecimiento poblacional podían ser atajadas estimulando la producción precisamente mediante la creación de una "demanda efectiva" suficientemente grande para estimular a los agricultores a incrementarla.
Hoy, a 174 años de su fallecimiento, Malthus puede reír a carcajadas y gritarnos desde su tumba que finalmente tenía razón. Con la crisis de alimentos, la amenaza de hambrunas y degradación ambiental, vinculado todo a la sobrepoblación y a la sobreexplotación de los recursos naturales, el mundo se lleva las manos a la cabeza sin saber qué hacer. Este es el momento de respetar a Malthus y reconocer su genio.
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