Matrimonio en el siglo XXI
Hemos perdido aquel candor de antaño, donde el celular no existía, y las familias se comunicaban. Donde sentarse a la mesa y compartir era una alegría. Donde poner nacimientos en casa era un proyecto familiar. Donde los regalos eran sencillos y traían igual alegría a los niños.
- María de Lourdes de Townshend
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- - Publicado: 27/11/2020 - 12:00 am
Carencia de valores morales y ética familiar, es como el común denominador que avanza rápidamente en los pueblos del mundo. Pero, nos preguntamos…. ¿de quién es la culpa? ¿Cómo llegamos a esto? Y la respuesta no debe sorprendernos. Tecnología moderna exige tanto y es tan vertiginosamente cambiante, que los jóvenes sienten tal presión de grupo, que se dejan llevar por la corriente.
Por otro lado, tenemos los medios de comunicación, sobre todo los que, sin ningún reparo ni censura, y a una marcha vertiginosa, ofrecen una gama imparable de programas vulgares y completamente inadecuados para niños y jóvenes, quienes, en su rebeldía o ingenuidad, lo adoptan como prototipo de popularidad.
Hemos perdido aquel candor de antaño, donde el celular no existía, y las familias se comunicaban. Donde sentarse a la mesa y compartir era una alegría. Donde poner nacimientos en casa era un proyecto familiar. Donde los regalos eran sencillos y traían igual alegría a los niños.
¿Qué le hemos hecho a nuestros niños? Somos responsables, como adultos, de no dejar ese legado.
Pero aún hay tiempo, y si algo hemos aprendido de esta pandemia, es a valorar la vida, los valores, la familia y todo aquello que, de una manera u otra, produzca algún tipo de alegría y luz en un mundo que cada vez se vuelve más complicado.
Un legado extraordinario sería el volver a aquel concepto de matrimonio estable, duradero y lleno de ilusiones. Nuestros adultos mayores nos pueden dar un invaluable ejemplo.
Hoy en día, los jóvenes no creen en ese concepto. Pero, ¿se ha buscado la razón? Posiblemente no. Porque la humanidad vive en una corredera sin medida, por la razón que sea, pero desmedida. No paran a respirar, ni a disfrutar de tantos bellos momentos que nos regala la naturaleza.
Si hacemos un censo de cuántos matrimonios han cumplido hoy en día 25, 50, 60 años de matrimonio, ¿qué obtendríamos? Creo que ni siquiera logramos un buen número que lleguen a 10 años. Pues ya en el primer año no se aguantan. Pero, ¿de qué depende esa falta de comprensión? Simplemente que ni el hombre ni la mujer, en conjunto, se prepararon con convicción para ese gran paso, más si se da con amor y dedicación. Y se alimenta a través de los años con comunicación, confianza y tolerancia.
Con todo lo que está pasando en el mundo, sencillamente volver a nuestras raíces es lo más indicado. Vivir una vida sencilla y dedicada a los demás. Qué más logro y gratificación que eso. Vivir la vida felices.
Disfrutar de tu esposo o esposa como si fueran niños. Reír y concentrarse en aquellas cosas que no los depriman. Cultiven su matrimonio como si fuera una perla, o una orquídea en flor. Es muy delicada, pero capaz de durar toda una vida con el debido mantenimiento.
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Ahora es el momento de los adultos mayores en ejercer su influencia y sabiduría para dejar este legado a sus hijos, nietos y todo aquel que los rodea, y ser un vivo ejemplo de solidez en los seres humanos. Aceptamos ese reto, o ¿lo dejamos en el olvido?
Por nuestra parte, lo hemos tomado muy en serio, y esta semana cumplimos los 50 años de muy feliz vida matrimonial.
Jubilada
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