Ausencia de creatividad
¿Por qué no llega el turista?
Que Panamá ocupe el séptimo lugar dentro de los 10 destinos seleccionados, resulta vergonzoso si tomamos en cuenta su legendario devenir.
Ausencia de creatividad
Que Panamá ocupe el séptimo lugar dentro de los 10 destinos seleccionados, resulta vergonzoso si tomamos en cuenta su legendario devenir.
Desarrollar imanes turísticos, avalando nuestra riqueza histórica, resultaría en nutridos números de visitantes que coparían nuestras cojeadas cifras de ocupación hotelera. Foto: Archivo.
En ausencia de una campaña de turismo internacional en tiempos de pandemia, el Fondo de Promoción Turística de Panamá (PROMTUR) presentó los resultados de un estudio por la empresa estadounidense Smart Insights que apunta que Panamá "no tiene una identidad definida".
No se hacía necesario derrochar los bienes de la entidad en tal análisis, porque todos sabemos, harto hemos resaltado que le hace falta filete al hueso, que las raquíticas cifras de visitantes son el resultado de la continuada búsqueda por excusas que, a lo largo de los años, nos han presentado las autoridades del turismo.
Resulta interesante que el estudio refleja que uno de los mayores atributos que resalta el destino sobre sus competidores regionales es la historia, precisamente el punto flaco de nuestro enfoque, donde nuestros sitios históricos languidecen en el olvido, en lugar de resaltar como gemas de atractivo turístico.
Los encuestados seleccionan los destinos con mayores probabilidades de visitar en los próximos doce meses como: Miami (32%), México (23%), Puerto Rico (18%), Costa Rica (17%), República Dominicana (14%), Perú (13%), Panamá (12%), Colombia (12%), Ecuador (8%) y Guatemala (8%).
Miami y México son descifrables a la cabeza del listado porque han desarrollado escuetamente bien sus atractivos.
Caso en mente que siempre subrayamos es el estudio para el desarrollo de la Riviera Maya donde la Secretaría de Turismo de México, en la década de los setenta del siglo pasado, desdobló un plan integral para convertir al alejado pueblito de pescadores de Cancún, con menos de 100 habitantes en el estado de Quintana Roo, caracterizado por su extrema pobreza, en un musculoso bíceps para el turismo mundial, en cuyo aeropuerto el año pasado ingresaron 25 millones de visitantes.
Que Panamá ocupe el séptimo lugar dentro de los 10 destinos seleccionados, resulta vergonzoso si tomamos en cuenta su legendario devenir. Desarrollar imanes turísticos, avalando nuestra riqueza histórica, tal cual México utilizó Cancún como destino de sol y playa, resultaría en nutridos números de visitantes que coparían nuestras cojeadas cifras de ocupación hotelera.
La ciudad de Panamá destella como la más antigua del pacífico del continente.
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El sitio monumental de Unesco destaca por sus ruinas. ¿Qué diferencia haría que, al igual que el Casco Antiguo, se reconstruya para darle vida a su gran momento histórico?
Todos estamos de acuerdo que el Casco olvidado, aquel de finales del siglo pasado, repleto de alimañas, desaliño y cacos, no era para nada un aliciente al turismo.
A pesar de su lentísimo desarrollo, ya en su tercera década, el Casco Antiguo inicia a resplandecer como algo airoso, símil y, en algunos aspectos, superior a Cartagena de Indias y el Viejo San Juan.
¿Por qué no hemos implementado el mismo herraje en Panamá Viejo?
¿Cuántos turistas visitarían sus bien empedradas calles con carruajes a caballo, reconstruidos parajes que servirían, entre otros, como restaurantes de lujo frente al mar, con meseros ataviados con atuendos de la época colonial?
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La diferencia entre el ser y estar de Panamá yace en la maximización de su creatividad turística, en momentos que languidece en el pantano de la desidia.
Excursiones diarias al cerro Pechito Parao en la darienita serranía del Maje, brotarían vida a un destino que incluye Santa Fe, Cucunatí y Quebrada Eusebio, ofreciendo al visitante no solamente la gloria de un oxigenado destino ecológico, donde a lo largo del sendero familias de monos los acompañarían a su cima donde Balboa divisó, hace más de cinco siglos, el Mar del Sur.
¿Qué espera la Autoridad de Turismo para desarrollar este monumental imán al turismo mundial?
Y por ahí nos vamos: Portobelo, Calovébora, Natá de los Caballeros, Taboga, Coiba, Bastimentos, Sarigua y ¡tantos sitios más que pueden reverdecer con solo cariño y entusiasmo!
Entonces, no nos vengan con cuentos de hadas, "que si, que se puede, que va a ser lento por el coronavirus, etcétera, etcétera, per saecula saeculorum".
El tiempo de acción es ahora y su sitio, Panamá.
Líder empresarial.
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