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¡Mayoría no significa mayoría!
VÃctor A. Santos J. - Publicado:
En cualquier parte, excepto en Panamá, "la mayoría" es la mitad más uno de los votos.En algunos casos, de la totalidad de los miembros de un órgano o corporación o del quórum; pero siempre "la mayoría" es la mitad más uno.Existen las mayorías especiales o calificadas, para aprobar las "leyes orgánicas" que deben recibir el voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros de la Asamblea.Las leyes ordinarias, solo requieren el voto de la mitad más uno de los diputados presentes, siempre y cuando exista el quórum.También se requiere de mayoría calificada para que la Asamblea pueda defenestrar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia o para aprobar, por insistencia, proyectos de leyes vetados por el ?"rgano Ejecutivo.En ambos casos son necesarios dos tercios de los diputados.Pero, mientras que para aprobar una ley orgánica o destituir un magistrado se requieren mayorías superiores a la mitad más uno, paradójicamente la elección del presidente de la República puede decidirla una minoría ridícula.Ya sucedió que un presidente fue electo con el 32 % de los votos válidos emitidos.Descontada la abstención y los votos anulados, el presidente de marras fue electo, si acaso, por el 20 % de los electores con derecho a votar en esa elección.Exagerando el caso anterior, si a los candidatos ya proclamados se les agregara algún otro, de Molirena, del Liberal, del llamado Partido Popular (muy posible si los dejan fuera del reparto) o un candidato independiente, podríamos tener 7 o más candidatos.Y, matemáticamente, el presidente podría ser elegido con el 25%, o menos, de los votos válidos.Una absoluta aberración antidemocrática.Los países de nuestro entorno, casi todos los latinoamericanos, para corregir la aberración antidemocrática de las mayorías relativas que, en esencia, son elecciones por minorías carentes de representatividad, han instaurado el "sistema de doble vuelta".La elección por mayoría relativa, en una sola vuelta, como existe en Panamá, que tergiversa la interpretación de la frase "por la mayoría de votos", dispuesta por la Constitución, ha sido aprovechada por los politiqueros para prostituir nuestro sistema electoral hasta los vergonzosos niveles que vemos hoy.Las componendas políticas, llamadas "alianzas electorales", solo responden a las ambiciones y los intereses económicos que dominan los partidos políticos.Ni el pueblo ni los adherentes de los partidos cuentan; las cúpulas, dueñas de los partidos, a sus espaldas, pactan y los negocian, de acuerdo a sus circunstanciales conveniencias.El sistema electoral corrupto que nos han impuesto los partidos y el Tribunal Electoral, estafa al pueblo el derecho a elegir; al forzarnos a escoger entre los candidatos que imponen los partidos mediante sus componendas o abstenemos de votar.El sistema de doble vuelta no es una varita mágica que erradicará la corrupción que domina nuestro sistema electoral.Pero, entre otros efectos positivos, evitaría la elección "por mayoría relativa", ayudaría a sepultar las "nefastas alianzas" y, principalmente, el pueblo, y no lo gamonales políticos, tendría la decisión final que, como soberano le corresponde.