Panamá
A noventa segundos del Juicio Final: Geopolítica del desastre.
- Gregorio Urriola Candanedo
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LA OTAN aparece como un actor fundamental sostenedor de uno de los contendientes directos, esto es, de la Ucrania de Zelensky.
El pasado 22 de enero, médicos de varios países se manifestaron frente al Ayuntamiento de Hamburgo, Alemania, a favor de la eliminación de todas las armas nucleares; en una situación extremadamente grave creada por la operación especial rusa en Ucrania, y otras razones que se comentan más adelante.
Se hacía un llamado de atención, en especial los gobiernos que poseen los máximos arsenales: los EEUU y Rusia, implicados actualmente en la Guerra en Ucrania. (Jovanoski, Kristina, Euronews, 23/01/23 ver: https://es.euronews.com/2023/01/23/medicos-internacionales-exigen-en- hamburgo-la-eliminacion-de-todas-las-armas-nucleares) Si bien la implicación estadounidense es hasta ahora indirecta; esto, sin participación de sus ejércitos en el campo de batalla, el apoyo norteamericano, junto a sus aliados de la OTAN es fundamental y no marginal ni accesoria.
LA OTAN aparece como un actor fundamental sostenedor de uno de los contendientes directos, esto es, de la Ucrania de Zelensky. Dicho apoyo va desde la entrega de fondos (por orden de casi 50 mil millones de dólares) ayuda militar, entrenamiento de tropas, coordinación logística y de inteligencia militar, así como de tanques (como recientemente ha aprobado Alemania de sus blindados tipo Leopardo, y promete hacer Washington en meses venideros con sus temidos Abrams) en una escalada creciente (el gobierno holandés ya habla de entregar aviones, y Polonia ha pedido misiles).
Los manifestantes forman parte de la organización "Médicos Internacionales para la prevención de la Guerra Nuclear" (IPPNW, por sus siglas en inglés, ver: https://www.ippnw.org/). La relevante manifestación sin embargo pasó prácticamente desapercibida en los medios locales y urge ponerla de relieve, pues los organizadores son una sociedad galardonada con el Premio Nobel de la Paz y fue creada en los años ochenta por médicos estadounidenses y sus pares rusos a fin de oponerse a la carrera armamentística de tipo nuclear.
La fecha de la manifestación, no fue casual: se celebraba el segundo aniversario de la convención de Naciones Unidas que veta el uso de armas nucleares, sean tácticas o convencionales. Y es que no solo la retórica bélica de advertencias sobre el empleo de armas nucleares ha recrudecido, sino que los combates en zonas de grandes plantas como la de Zaporiyia o Chernobyl, aumenta de manera exponencial el riesgo de accidentes nucleares con consecuencias para toda Europa. (Véase también las declaraciones de Linda Gunter, de Beyod Nuclear International).
En este escenario, el Boletín de los Científicos Atómicos, ha actualizado el llamado RELOJ DEL JUICIO FINAL, a unos niveles de gravedad sin precedentes, lo más cercano a la auto-aniquilación a la que se ha cercado nunca la Humanidad (Ver: Declaración del reloj del fin del mundo de 2023, en https://thebulletin.org/doomsday-clock/current-time/) El Boletín y el Reloj fueron ideados y publicados por primera vez por Albert Einstein y sus colegas del Proyecto Mannhatan tras el genocidio de Hiroshima y Nagasaki, usando la metáfora de cuenta regresiva del fin de los tiempos. Cabría explicar que el tiempo marcado por el Reloj del Juicio Final queda estimado por el Boletín de la Junta de Ciencia y Seguridad de Científicos Atómicos con el apoyo de la Junta de Patrocinadores del Boletín, el cual engloba a 10 premios Nobel.
Para dar una referencia, el tiempo marcado por el artefacto metodológico, fue de 100 segundos en el año 2020, previo a la operación especial rusa en Ucrania. El Reloj es un algoritmo que fija un tiempo de catástrofe según la opinión de un panel de expertos e indicadores claves sobre problemas mundiales (ver https://thebulletin.org/doomsday-clock/current-time/) Según la Declaración de 2023, estamos a 90 segundos de la Noche de la Historia, del Fin de los Tiempos históricos. La Guerra en Ucrania ha empujado negativamente las manecillas del Reloj fatídico, sino también un cóctel explosivo de crisis climática, amenazas biológicas, tecnologías disruptivas y una guerra de desinformación patrocinada por los Estados, especialmente las superpotencias, así como un deterioro sin precedentes de organismos internacionales como la propia ONU, y organismos de coordinación de políticas como el G-7 y el G-20 convertidos en escenarios de confrontación antes que en mecanismos para la paz, o como lo ha llamado Elbegdorj Tsakhia, expresidente de Mongolia: el fracaso del liderazgo mundial. O como remarca con crudeza, la Presidenta de The Elders,
Mary Robinson, quien fuera también Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: "El Reloj del Juicio Final está sonando una alarma para toda la humanidad. Estamos al borde de un precipicio. Pero nuestros líderes no están actuando a la velocidad o escala suficiente para asegurar un planeta pacífico y habitable. Desde reducir las emisiones de carbono hasta fortalecer los tratados de control de armas e invertir en la preparación para pandemias, sabemos lo que se debe hacer. La ciencia es clara, pero falta voluntad política. Esto debe cambiar en 2023 si queremos evitar una catástrofe. Nos enfrentamos a múltiples crisis existenciales.
Los líderes necesitan una mentalidad de crisis" (https://thebulletin.org/2023/01/press-release-doomsday-clock-set-at-90- seconds-to-midnight/#post-heading) Es muy importante tener presente que el "Juicio Final", no es solo el que deriva de una conflagración nuclear, total o parcial, de la guerra en Ucrania, sino la enorme fisura creada en el "orden internacional", tan penosamente construido tras el fin de la II Guerra Mundial, una coordinación que es crucial para manejar el cambio climático y situaciones disruptivas como la reciente pandemia del COVID-19) Alguien podría argumentar que todo cambio del orden mundial, las placas tectónicas de la geopolítica y la geoeconomía, suponen el detonante de una guerra. Así ha acontecido en el pasado. ¿Deberá la humanidad padecer semejantes horrores por el enfrentamiento de dos visiones contrapuestas del capitalismo neoliberal y capitalismo autocrático, igualmente abominables? ¿Nada hemos aprendido? Hay pocas luces para ser optimista, con la soltura de los leopardos alemanes y el rearme nipón, la máquina de la guerra apuesta por una industria que ya estima ingresos de 15 mil millones de dólares solo en tanques nuevos. Malos augurios.
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