Panamá
Picasso nos visita y nos sorprende
- Gregorio Urriola Candanedo
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- - Actualizado: 04/6/2023 - 12:00 am

Gregorio Urriola Candanedo
Tras 50 años de su muerte, el alma de Picasso ronda la ciudad primada del pacífico hispánico. Su ser poderoso, siempre renovado, siempre joven, se allega para asombrarnos, conmovernos y alegrarnos a través de una rica muestra de sus obras en el Centro Cultural de España en Panamá, convocado por la Obra Cultural de la Fundación Universitaria Iberoamericana -dueña de estos tesoros-.
Y, cómo no podía ser de otra manera, igualmente de la Embajada Francesa, patria de residencia del artista hasta su muerte, quienes también se ha unido a la conmemoración mundial de esta efeméride. Como los santos cuyas fechas de muerte se celebran por su entrada al cielo de los justos, vale conmemorar a este genio inquieto, descreído, juguetón, rijoso y libre por su entrada en el cielo de los grandes clásicos del Arte de todos los tiempos.
Como se sabe, Picasso realizó su periplo juvenil entre Málaga, Madrid y Barcelona, y de allí marchó a París- centro cultural europeo de mayor fuste en la primera mitad del siglo XX- para unir su gloria a la de la pléyade de renovadores de la plástica, la música y las letras en un entorno que ya nunca volvería a repetirse. Su leyenda, ganada a punto de tesón y genialidad (suya es la frase, de que "la inspiración existe, pero debe encontrarnos trabajando") ganaría el puesto cimero entre sus contemporáneos. Y luego, cuando los vientos del arte dieran paso a otras corrientes y nombres proceros, su leyenda ha seguido creciendo, pues nadie puede estar indiferente ante su legado, sus obras, sus colores y formas.
La pureza de la línea del gran dibujante; los colores de sus diversos períodos -en especial el rosa y el azul- y luego el cataclismo de la formas- de lo que El Guernica es expresión insuperada- las miradas concéntricas, los volúmenes y atrevidas disposiciones -pienso en Las Señoritas de Aviñón-, y ese largo etcétera de creación, refundación y perenne aprendizaje. Todo ello hace que Picasso asombre todavía, y sea tan apropiado el título de esta muestra que nos visita en Panamá, entre el 5 de junio y el 29 de julio en la el Casco Viejo de tierra también enamorada del mar.
Parece que Picasso busca el mar, él ,que nació en el extremo oeste del Mar Mediterráneo, en el sur de Iberia, a sólo cien kilómetros de Gibraltar, y cerca del mar fue bautizado, según la usanza de aquello tiempos como Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso.
Y luego, en la ciudad condal, en la Barcelona finesecular, puente de las novedades entre España y Europa. Y tras esa estancia parisina llena de aventuras, luchas y triunfos no exenta de cárceles (se le acusó de hurtar la Monalisa o Gioconda de Leonardo) y vejaciones en la ocupación de los siempre execrables nazis, irá con frecuencia a la Costa Azul, instalándose en 1973, a la edad de noventa y un años, en su casa de Mougins, Su esposa Jacqueline le enterró en el castillo de Vauvenargues, otra posesión de Picasso.
Es así hasta su muerte, como si mar y sol fueran sus dínamos secretas. Cerca del Pacífico mar, Picasso nos convoca ahora.
En la muestra que FUNIBER presenta, bajo la curaduría del Maestro Federico Fernández, se contienen cuatro secciones básicas. Tenemos en primer lugar: "Les Bleus de Barcelona"; conjunto de once obras, editada por Jaime Sabartés - amigo del artista- destinadas para la inauguración del Museo Picasso de Barcelona, con preciosas imágenes de la serie azul de Picasso.
El segundo conjunto es: "Bailarines". Lo integran 14 grabados sobre cuero con dibujos de bailarines. Se trata de estudios de corte académico, donde sobresale el dominio de la técnica de Picasso como gran dibujante. Varios de ellos han sido realizados de un solo trazo. Vemos aquí un Picasso heredero del clasicismo más puro.
El siguiente conjunto es "Geneviève", su amante Geneviéve Laporte, colección de 12 obras sobre papel Japón. Picasso la exhibe desnuda o solo da medio cuerpo, de frente y de perfil e incluso jugando con Cupido. Esta serie posee dibujos espontáneos y decorativos muy dinámicos, sorprendentes y poco conocidos.
Finalmente, la muestra se completa con dos cuadros. Se trata de dibujos preparatorios de "Las mujeres de Argel", pertenecientes también a la serie llamada de "La California", la cual son bocetos de cuadros del propio estudio y bocetos de lo que sería la serie las mujeres de Argel que, como es sabido, es uno de los cuadros de Picasso que alcanzó el récord histórico por su precio en subasta. En esta sección especial se tiene un cartel "original "de una exposición de "Les Bleus de Barcelona".
Desde una perspectiva de épocas la muestra "Picasso: Aún sorprendo" tiene la virtud de mostrarnos, en primer lugar un artista joven, entre 1895 y 1904; luego su evolución de 1940 y de 1955. Es decir, el primero, la fase de un artista que comienza a hacer una serie de modificaciones en su manera de trabajar.
En el lapso de 1955 tenemos un Picasso que se reconstruye como el Picasso agresivo, en el Picasso totalmente transformado, del cubismo y el surrealismo, pero donde siempre la nota será lo inesperado, lo que asombra. De esta manera, los rasgos sobresalientes, son su soltura como dibujante, una de sus secretas historias de amor y el proceso de concepción de uno de los cuadros más caros de la historia.
Creo que lo dicho es suficiente atractivo para invitar al público panameño a que visite esta exposición de entrada libre y gratuita en ese lugar maravilloso que es la Casa de España, cita en las Bóvedas, de nuestro amado San Felipe.
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