¿Qué le pasa a Panamá?
Las descalificaciones por raza, sexo, convicciones políticas pertenecen a esa educación obsoleta, carente de análisis crítico y mucho menos de innovación y creatividad, que insiste en notas, promedios, descalificar el error, ridiculizar los "fracasos", en vez de ayudarlos..
Un docente con vocación sabe adaptarse a los cambios, entender a sus alumnos, comprender y abandonar ideas obsoletas que mantienen en atraso a dos generaciones. Foto: EFE.
Si bien es cierto es una respuesta compleja, hay un elemento en común, nuestra amada patria tiene más de 40 años de atraso educativo. Desde la década de los años 1970, debió iniciarse una reforma educativa, la cual debía ser revisada cada cierto tiempo, de acuerdo con la realidad social, incluyendo el cambio paradigmático del conductismo tradicional obsoleto o escuela Prusiana centrada en el maestro, al constructivismo que implica la educación centrada en el alumno que toma en cuenta las Inteligencias Múltiples, el descubrimiento y desarrollo de las capacidades que todos poseen y en base a ello en forma procesual y formativa enseñarle y no solo sumativa y /o en un solo momento del aprendizaje del contenido. Así como incentivar la creatividad y particularmente el pensamiento crítico y reflexivo, pero esa reforma nunca se dio.
El uso de las redes sociales para verter opiniones casi sin pensar e investigar antes, sin lectura comprensiva y analítica, es producto de esa educación prusiana que impera aun en el siglo XXI de las famosas preguntas y respuestas "correctas", tradicional en nuestras escuelas; en las que no se permite equivocarse y se burlan o ponen "mala" nota sin analizar por qué dicha respuesta o si es un proceso de una mente muy capaz y brillante que tiene otra respuesta o que no se ha dado antes; aunque no esté correcta, ayuda a dar, la que sí lo es.
La autoestima y motivación son necesarias, no es una generación de cristal, son más conscientes, antes no se permitía hablar o cuestionar, estos no tienen indefensión aprendida, sino que están psicoevolucionando, de mayor y mejor conciencia de quiénes son y qué van a hacer.
Eso se logra con formación, no solo con información, nuestra escuela, en general, informa y evalúa lo que te quedó de esa información, la memoria; la buena escuela te forma en valores, en capacidad de pensar, de decidir, valora tu humanidad diversa, la comprende y fortalece ese autoconcepto tan vital, pues quien se aprecia, sabe apreciar a otros y es menos discriminador y violento.
Claro, no faltará quien diga que así aprendió y que eso no le afectó, tal cual como lo dicen del abuso físico o psicológico al golpear o gritar para "lograr" obediencia y "buen comportamiento" de los niños, como la solución, porque eso les sirvió en su experiencia.
Esta falacia, aplicando la lógica filosófica, demuestra que están en el círculo vicioso del conductismo tradicional Prusiano de "Así se hacen las cosas" porque yo digo y punto; lógicamente no permite la posibilidad de otras respuestas o de otras formas de hacer las cosas.
Así también se explica el mal uso de la libertad de expresión, sin el debido respeto o al menos la elegancia o diplomacia firme en decirlas. Con la capacidad de análisis crítico, no caemos en el irrespeto o más bien tenemos la capacidad de sostener nuestras opiniones, pues se investiga, se contrarresta y lo mejor de todo, no debatir solo para imponer mi razón, sino también aceptar cuando no la tengo o si en parte la tengo.
La influencia de noticias falsas o de la creación de estas, para desvirtuar o dañar a otros con fines no solo en política, sino en todas las áreas de convivir humano, pueden ser mediadas por una excelente educación formativa, no tradicionalmente solo informativa; saber mucho de algo no te hace inteligente, entender, abstraer, crear para la mejora hace que cuidemos cómo lo hacemos frente a otros y el país.
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El joven que sacó los 800 puntos del examen lo dijo en su discurso, la nota o promedio no te hace, las circunstancias tampoco y que muchos de sus compañeros tenían situaciones particulares que él considera pueden influir en sus notas, sin hacerlos menos capaces, cómo se nota la gran inteligencia en su razonamiento. Aun cuando hay un tope o promedio, esto no cambia la realidad que este joven fundamenta.
Las descalificaciones por raza, sexo, convicciones políticas pertenecen a esa educación obsoleta, carente de análisis crítico y mucho menos de innovación y creatividad, que insiste en notas, promedios, descalificar el error, ridiculizar los "fracasos", en vez de ayudarlos, no con reválidas o exponerlos; sino con fortalecer la capacidad de buscar la respuesta formativamente hasta lograrlo, claro esto implica mucho trabajo por parte del docente, pero uno con vocación sabe adaptarse a los cambios, entender a sus alumnos, comprender y abandonar ideas obsoletas que mantienen en atraso a dos generaciones.
Psicóloga/Docente.
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