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Sobre la violación de los derechos de los animales domésticos
... la interpretación cerrada de los decretos sanitarios por parte de las autoridades, que consideran violación de cuarentena, por ejemplo, sacar los animales a pasear, constituyen no solamente un retroceso hacia las necesidades de las mascotas domésticas, sino también la violación flagrante de la Ley...
- Arnulfo Arias O.
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- - Actualizado: 11/8/2020 - 01:06 pm
Hasta que no se patente algún servicio higiénico para ellas, deben contar con el derecho del paseo diario. Foto: EFE.
La vía hacia el reconocimiento de los derechos de los animales ha sido lenta y, especialmente en nuestra América latina, su progreso no ha dejado aún de ser una trocha que ya está próxima tal vez a tener los visos, por lo menos, de un camino.
El ser humano ha dependido de los animales desde aquellos tiempos que se pierden en la historia; y estudiosos del fenómeno social de la domesticación, incluso consideran que nuestros ancestros primitivos aprendieron mucho, en su conducta, de los lobos y que el perro fue fundamental para la vida y el sustento del hombre cazado-recolector.
Sin embargo, a pesar de esa cercanía y beneficio claro que los animales han representado para el hombre, y su verdadero reconocimiento como seres animados y dotados de expresiones emotivas similares a sus amos, el derecho de los animales vino a ser en realidad parte del haber jurídico solo a partir del siglo XVI, cuando se dicta en Irlanda una ley que expresamente aborda el tema.
Ciertamente, antes de esos tiempos, las religiones, la filosofía y hasta las artes hacían ya alusión muy especial, y hasta emotiva a veces, al referirse a aquellas bestias que con su presencia hacían un gran aporte al hombre.
Pitágoras, por ejemplo, fue pionero al exponer el componente anímico y espiritual que, según él, también reposa en los animales del reino. Ilustres poetas dedicaron también su pluma de oro, a veces, a rendirle algún tributo a sus mascotas.
Por eso consideremos que las expresiones de reconocimiento universal hacia el valor de las mascotas y hacia los animales en general han estado muy presentes a lo largo de la historia de la humanidad; pero dotarlos de derechos, reconocer en ellos la limitación expresa en cuanto al ejercicio libre del dominio por parte de sus propietarios, inclusive, es solo producto de los tiempos modernos.
Nuestra legislación se ha hecho eco de una concientización social hacia el repudio del maltrato animal, y en especial del animal doméstico, que comparte con los asociados el hogar y viene a ser considerado, a veces, hasta un miembro más de la familia.
Así, se vino a promulgar la Ley 70 de 2012, de protección de los animales domésticos.
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No existe duda alguna de que mientras más moderna y próspera sea la sociedad, más sensible se convierte en cuanto al trato de los animales, habiendo superado aquellos episodios de crueldad innecesaria, que antes hacían poco en despertar los intereses colectivos para su defensa y objeción.
A pesar de que tenemos una deuda enorme hacia la concientización del tema de maltrato de los animales, hecho que se puede bien verificar al ver la enorme cantidad de mascotas muertas y abandonadas a lo largo y ancho de las vías principales que recorren el país, consideramos que, por lo menos, se han hecho avances importantes al penalizar el trato cruel hacia los animales.
Sin embargo, hechos tan recientes como la interpretación cerrada de los decretos sanitarios por parte de las autoridades, que consideran violación de cuarentena, por ejemplo, sacar los animales a pasear, constituyen no solamente un retroceso hacia las necesidades de las mascotas domésticas, sino también la violación flagrante de la Ley, que obliga a los propietarios a mantener sus animales bajo estrictas condiciones higiénicas y sanitarias, que simplemente no se pueden cumplir si no se les pasea adecuadamente.
Esperemos que se reconsideren los abusos y las restricciones a los derechos claros de los animales domésticos que, hasta que no se haya patentado algún servicio higiénico para mascotas, deben necesariamente contar con el alivio y el derecho que el paseo diario puede bien proporcionarles.
Abogado.
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