TE DEUM
- Sacerdote jesuita
Según sean los aniversarios, nacionales, provinciales, colectivos, o individuales, una de las prácticas laudables es dar gracias. Forma tradicional en medios creyentes cristianos católicos, es el himno Te Deum, en latín, a veces, con música adicional, a veces, en forma de alabanza. Presento para ese fin, una traducción cuyo contenido en este día hago expresión personal.
"TE Deum" son las palabras iniciales inconfundibles de toda oración laudatoria subsiguiente: A ti Dios, alabamos, a Ti, Señor, te damos gracias, a Ti eterno Padre, toda la tierra te venera. A Ti, todos los Ángeles, a ti los cielos y todas las Potestades, a Ti los querubines y serafines con voz incesante proclaman Santo, Santo, Santo Señor Dios de los Ejércitos, Llenos están los cielos y la tierra de la majestad de tu gloria. A ti el glorioso coro de los Apóstoles. A Ti de los Profetas la muchedumbre admirable; a ti te alaba, el resplandeciente ejército de los mártires. A ti por todo el orbe de la tierra, la santa Iglesia te alaba a Ti, Padre de majestad inmensa, a ti adorable verdadero y único Hijo. Y también al Santo Paráclito Espíritu, Tú eres el Rey de la gloria, Cristo, Tú del Padre eres el Hijo sempiterno, Tú por librar al hombre no temiste el seno de la Virgen, Tú quebrantado el aguijón de la muerte, abriste a los creyentes el reino de los cielos.
Tú estás a la diestra de Dios, en la gloria del Padre, Creemos que como juez, haz de venir un día. A ti pues, te rogamos vengas en ayuda de tus siervos, a quienes con tu preciosa sangre redimiste. Haz que eternamente con tus Santos seamos contados en la gloria, Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu herencia. Gobiérnalos y ensálzalos hasta la eternidad.
Todos los días te bendecimos y alabamos tu nombre por los siglos y en los siglos de los siglos. Dígnate, Señor, en este día conservarnos sin pecado. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros. Descienda sobre nosotros tu misericordia porque hemos puesto nuestra esperanza en ti. En ti, Señor, he esperado no sea confundido eternamente.
Lo menos que uno puede hacer es, según nuestra fe, alabar al Señor agradecido.
El Salmo 150 colofona nuestra plegaria en esta fecha.
"Alabad a Dios en su santuario, alábale en la magnificencia de su firmamento, alabadle por su proezas.
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. Alabadle a son de bocina, alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza, Alabadle con cuerdas y flautas, Alabadle con címbalos resonantes, Alabadle con címbalos de júbilo". Todo lo que respira alabe al Señor, Aleluya".
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