Tras el volante, de Italia a Croacia
- Jaime Figueroa Navarro
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Algo de cierto hay que, si toreas con bienandanza nuestro desordenado tranque capitalino, eres lo suficientemente versado para conducir en cualquier entorno del mundo.
Fue así como posterior a reciente crucero a las islas griegas, ya anclados en Barcelona, abordamos un vuelo de Vueling con destino a Turín, capital de la norteña región de Piamonte, primera capital de Italia, sede de la automotriz Fiat ("Fabbrica Italiana Automobili Torino"), ciudad de Giovanni Melchiorre Bosco, mejor conocido como don Bosco.
Deseosos de una diversa andanza, en compañía de nuestros afectos Agustín y Chiqui de la Guardia, arrendamos un cómodo automóvil Jeep Compass para atravesar las montañas, lagos y afluentes a lo largo de la columna vertebral del Viejo Continente.
Nuestra primera jornada, comprendió la única vez en mi vida que he puesto pie en cinco diferentes países, encauzando hacia el noroeste desde Turín hacia Milán, contorneando dirección norte bordeando el idílico lago Como hasta adentrarnos en los peñascos suizos en dirección a Vaduz, capital del Principado de Liechtenstein. Allí, durante el almuerzo el curioso mozo al escucharnos hablar el español indagó nuestro país de origen. ¡Cáspita! Para nuestra sorpresa, Su Alteza Serenísima, Ángela von und zu Liechtenstein, Princesa y Condesa de Rietberg, esposa del Príncipe Maximiliano, resulta ser bocatoreña.
Posterior al refrigerio, continuamos nuestro recorrido, cruzando hacia Austria en Lauterach para adentrarnos a Alemania, pernoctando en el poblado de Kaufbeuren, en el perímetro de Múnich, donde acudimos a Oktoberfest, una de las mayores fiestas populares del mundo, con afluencia superior a los 6 millones de visitantes anuales.
Continuamos nuestro quijotear irrumpiendo la República Checa, visitando el mágico pueblo de Karlovy Vary, afamado por sus baños termales, donde en 2006 se filmó la película Casino Royale, protagonizada por el actor Daniel Craig, como James Bond, para sucesivamente hacer antesala en su capital, Praga.
Cruzamos la frontera recorriendo Viena, la capital austriaca, continuando camino a Bratislava, capital de Eslovaquia, su compacto centro histórico a orillas del río Danubio y su soberbio castillo situado sobre una colina dominando la ciudad, que data del siglo X.
Nuestro sesgo hacia el sur nos traslada hacia Budapest, capital de Hungría, donde nuestro anfitrión Renato Calcagno resulta ser oriundo de Colón. Rumbo sud oeste nos adentramos en Croacia para pasar revista a su capital Zagreb, mejor conocida como escala obligatoria del afamado Expreso del Oriente, ruta ferroviaria entre París e Istanbul.
Finalizando nuestra andanza, atravesamos Eslovenia y sus lagos, intimando su capital Ljubljana para adentrarnos nuevamente en Italia, visitando el romántico poblado de Romeo y Julieta, Verona, anterior al retorno a Turín.
Les puedo inferir que nuestro Grand Prix Europeo fue esa aventura única, obligatoria en la vida. A estas alturas, preferimos optar por cruceros, donde se desempaca y empaca solamente una vez, se goza de gastronomía diversa, visitando diversos destinos, dejando el estrés en manos del capitán y disfrutando de espectáculos diarios posteriores a la cena. ¡Buen viaje!
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