Una cuarentena sin cuaras
La cuarentena ya no es una medida. O tal vez sí lo es para que algunos saquen, egoístamente, mucho provecho crematístico de este encierro.
- Silvio Guerra Morales
- /
- - Publicado: 14/8/2020 - 12:00 am
Ya he dicho, y lo reitero. La cuarentena, según el Código Sanitario –Artículos 131, 231 y 238-, es para los contagiados, no para los sanos. Foto: EFE
La reapertura de los llamados "bloques económicos" viene a representar para el Gobierno Nacional, más que una salida o solución a la crisis generada por la pandemia, un verdadero problema.
La lectura de dicho problema arranca con una gran interrogante que se hacen muchos: ¿Cuál es el sentido de abrir ciertos sectores de la economía entre tanto la población sigue encerrada y cuando no el movimiento comercial se constriñe a las compras "en línea" ("on line")?
Estas compras, obviamente, traducen una triste realidad.
Por una parte, quedará claro que, no son todos los panameños los que pueden darse el lujo de comprar en línea y por la otra, el uso de tarjetas de crédito no es gratis.
Se paga un interés por ello. Pero no podemos dejar de mencionar que hay un sector, no reducido, de personas que le deben la vida a dichos centros de tarjetas (generalmente funcionan con la banca). Otra realidad es que no toda la población en Panamá tiene internet.
Y las compras a domicilio, en su mayoría, generan un recargo por el servicio en puerta.
Otra situación de estas reaperturas, muy acentuada en la psiquis popular, es que los bloques que se han abierto, lejos de permear beneficios al pueblo, se han dado para responder a la presión ejercida ante las autoridades por poderosos sectores de la economía y, cuando no, por influyentes empresarios ante el poder político de turno.
Un ejemplo: Eso se dice que hicieron las licoreras, cervecerías y demás actividades anejas a la producción y distribución de licor.
VEA TAMBIÉN: Sí, ha resucitado, vive
Debería permitirse la operación de los siguientes bloques económicos: El bloque de los chicheros, de los que venden empanadas, la torrejita de maíz nuevo, el bollo preñado, la bolita de carne molida, la hojaldre, de los que le venden al pueblo el incienso, la cajita de fósforo, los perfumes de pacholí, los mangos y los mamones; el clásico pixvae, el paquetito de tajaditas de plátano "salao", el chicharrón, en fin.
Parece sarcástico, pero esta es la población que labora, de manera informal, pero que lleva el pan diario a los hogares merced a estas actividades llamadas por algunos como "realeras".
Hoy día, encerrada o prohibida la actividad, la consigna del "quédate en casa", para ellos, resulta ser una sórdida exigencia que, siendo honestos, se ha venido cumpliendo, pero a consecuencia de qué: de haberse multiplicado los contagios por COVID-19, muertes y más muertes de compatriotas y seres queridos, de amistades y conocidos; de hambre, de desnutrición, suicidios, angustias muchas y de penurias, sin descartar las guerras intestinas que suelen darse en hogares que se encuentran en franca descomposición familiar y para los cuales el encierro ha devenido en una lucha a todo cuartel. Triste realidad, pero es así.
Cuando escuché el anuncio de la reapertura de los "nuevos bloques", pensé que, a renglón seguido, se anunciaría que volveríamos a ser libres, al menos, los días sábados. Pero no fue así, por el contrario, nos siguen tratando como niños irresponsables y mal "portados".
VEA TAMBIÉN: El COVID-19 nos recordó lo mal que está nuestra educación, ¿y ahora qué?
Hasta se nos ha dicho, palabras más o palabras menos: "Busquen y declaro la cuarentena absoluta". No podía creerlo cuando escuché esto.
En realidad, siento que se nos ofende la dignidad y la inteligencia. Más la dignidad humana que la inteligencia.
Y ello porque uno siente como que nos meten el dedo en los ojos, al decir, de nuestros campesinos o del vulgo: Como que nos hurgan el ojo.
Consideramos que se nos pisotean nuestros derechos. Una cuarentena que ha demostrado ineficacia absoluta.
Cuarentena que, en nuestro país, fue adoptada de modo amanecido, pues ya se sabe que en Panamá, el primer caso de contagio por COVID-19, data de mediados de febrero del año en curso, y no hubo autoridad alguna, pese a que se lo advirtieron al gobierno, suspendiera los carnavales.
Pero no. Primero fue darle al pueblo el circo de "pan y vino", lanzarlo a los brazos de Baal y de Baco, sin importar, luego, el dolor, los enfermos, los muertos, el llanto y la ansiedad sobrevinientes.
Ha faltado liderazgo, sin duda alguna.
Pienso y siento que se pisotean nuestros derechos. Y como abogado, tengo bien claro que no hay norma jurídica alguna que se los permita. O al menos no sea una que me convenza que haya lugar a semejantes violaciones de derechos fundamentales.
Ya he dicho, y lo reitero. La cuarentena, según el Código Sanitario –Artículos 131, 231 y 238-, es para los contagiados, no para los sanos. La cuarentena ya no es una medida. O tal vez sí lo es para que algunos saquen, egoístamente, mucho provecho crematístico de este encierro.
Y eso es injusto, ilegal. El pueblo en cuarentena, pero sin el clásico "cuara" en sus bolsillos. ¡Dios bendiga a la Patria!
Abogado.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.