producción. Técnica para seleccionar las semillas.
Crece entusiasmo en los centros urbanos por los cultivos caseros
Técnicos en agricultura urbana extienden las jornadas de capacitación y orientación.
El producto estrella
- Al cultivo del tomate le gustan los suelos fértiles y drenados, por lo tanto, son recomendables los suelos franco arenosos o arcillosos con arena y abundante materia orgánica.
- Siembre la plántula, tomando en consideración que el pilote de tierra adherido a su sistema radicular quede totalmente cubierto, pero sin cubrir la parte verde del tallo ni ninguna de sus hojas.
- Inmediatamente después y a unas 6 pulgadas retirado de la plántula, clave una estaca de madera de 5 pies de alto. Esta práctica se realiza para amarrar la planta a la estaca y brindar soporte a la misma, según esta va creciendo, lo que evita que se doble. Pero no apriete el tallo a la estaca. También, para evitar que cuando la planta comience su periodo de fructificación el peso de los tomates la tire al suelo.
- La distancia entre una y otra hilera de plantas debe ser de 2 pies y la distancia entre una y otra planta, de igual forma.
el ñame
- Se puede sembrar ñame en sacos. La semilla se expone al sol 24 horas, con el propósito de secar antes de cultivar, ya que enterrarlos con el corte húmedo puede provocar que se pudran. Luego que corte la semilla, no deben transcurrir más de 48 horas para la siembra.
- Debe seleccionar un lugar que reciba 8 horas o más de sol diariamente, ya que durante los primeros meses a este cultivo le favorecen los días largos de mucho sol. El suelo debe estar suelto, de fácil penetración, es por eso por lo que la profundidad de suelo debe ser entre 18 a 24 pulgadas.
E n las zonas urbanas del país crece el entusiasmo por los huertos caseros, una opción que se impulsa ante el ascendente incremento del costo de los alimentos.
El cherry, riñón o criollo y el T9, son las especies de tomate más cultivadas, así como ají, pimentón, pepino, apio, perejil, habichuelas, mostaza, rábano y por supuesto que culantro.
Otros siembran repollo y lechuga.
Saber seleccionar la semilla, preparar la tierra, manejar las condiciones de luz y agua, así como combatir las plagas, son los aspectos fundamentales para iniciar esta actividad que se debe fomentar en los hogares, comenta el experto en agricultura urbana Francisco Rodríguez, quien compartió enseñanzas y experiencias.
Los recipientes ideales para sembrar, por lo funcionales que resultan y como una opción de reciclaje son: botellas plásticas, tanques vacíos de pintura de uno o cinco galones, canastas de lavadoras viejas, bacinillas, tinas de bañar a los bebés y hasta sacos (en estos se puede sembrar ñame).
Lo primero es preparar el suelo y echarle agua caliente para esterilizarlo y matar los nemátodos. Pasados tres días se siembran las semillas, las que se pueden comprar en una tienda agrícola o se seleccionan de cosechas caseras anteriores.
Para utilizar semilla de siembras anteriores, el producto se debe dejar madurar al máximo (casi podrir) en la planta, luego cosecharlo, extraerle las semillas que se deben lavar muy bien solo con agua y luego secarlas con una tela y dejarlas tres días aireándose, exponiéndolas a la claridad, pero no al sol.
Luego se pueden depositar en un recipiente seco y con tapa, el que algunos optan por guardar en el refrigerador si no van a usar las semillas enseguida para preservarlas, aunque se puede mantener a temperatura ambiente, y evitar el calor y la humedad.
El especialista Rodríguez, quien labora en el Instituto de Mercadeo Agropecuario, explica que no son las semillas más grandes ni las más chiquitas las que se deben seleccionar, sino las más bonitas. Ese es el secreto. Hay que desechar las negritas.
Los cartones de huevo se pueden utilizar como bandejas germinativas o semilleros. En este proceso la clave es controlar la luz y el agua. Lo ideal es ubicar el semillero debajo de un techo de plástico, no al descubierto donde le dé el sol directo y le caiga lluvia. El riego debe ser por aspersión (dejar caer gotas menudas) ni siquiera usar regadera para no afectar la semillita.
Cada especie tiene su tiempo para el trasplante. Por ejemplo: el tomate a los 15 días y se cosecha a los 70 días; el pimentón a los 21 días y se cosecha a los 90 días.
A los 45 días se cosecha la lechuga y a los 30 días, el rábano.
En el caso del apio, afirma el técnico Rodríguez, se puede sembrar en botellas plásticas de dos litros y hay variaciones sobre el tiempo de cosecha, pues a algunos les gusta muy tiernos y otros con los tallos más gruesos y hojas de un verde más oscuro. Aclara que entre más tierno, el apio ha recibido menos dosis de insecticidas y por eso es que generalmente los orientales prefieren consumirlos así.
Para todos los cultivos, el recipiente donde se siembra debe tener buen drenaje y pasadas unas semanas del trasplante, hay que abonar. También deben exponerse al sol, es decir, en sitios abiertos.
Lo recomendable es usar nutrientes orgánicos, los que se pueden preparar antes mezclando tierra con desechos caseros como cáscaras de plátano maduro y verde, de ñame, yuca, de huevo (carbonato de calcio), zurrapa de café; trozos de apio, hojas de repollo y lechuga.
Lo que no se debe utilizar son sales, aceites ni desechos de frutas que contengan cítricos, porque acidifican el suelo.
Cuando esté listo, este compost es lo mejor para abonar las plantas. Se incluye en estos abonos, el estiércol, pero en espacios amplios, no en huertos donde haya casas cerca.
Control de plagas
En el periodo de crecimiento comienza el ataque de los insectos y plagas, por lo que continuando con opciones amigables con el ambiente, el especialista Rodríguez aconseja machacar o macerar gran cantidad de hojas del árbol de nim y dejarlas 3 días en agua. Se usa para fumigar. También es efectivo mezclar dos cucharadas de Vel por litro de agua. No se debe usar jabón de lavar porque tiene mucha potasa y puede quemar las plantas.
Hay que fumigar antes de las 10:00 a.m. porque como los insectos evitan el sol, después de esta hora buscan la sombra. Igualmente efectivo es sembrar plantas de ruda cerca de los cultivos, pues expele un aroma que espanta a los insectos. Muchos en Panamá le atribuyen a la ruda cualidades vinculadas con lo esotérico, aunque es una planta que tiene propiedades medicinales.
Rodríguez afirma que hay plagas resistentes que sí hay que combatir con acaricidas, como es el caso del ácaro blanco que ataca al ají, al que le marchita las hojas. Este cultivo también es atacado por la mosca blanca, que le pone las hojas amarillas; esta plaga se puede combatir diluyendo jabón y rociando. Se debe fumigar cada 15 días, siempre por la parte de abajo de las hojas.
En todos los cultivos se debe utilizar la técnica de aporque (remover la tierra para amontonarla en torno a los troncos o los tallos de cualquier planta) para evitar la erosión.
Para evitar la erosión y fuga de materiales, los que siembran en surcos pueden sujetar las orillas con tablones viejos, cinc y en los otros casos son útiles las llantas viejas cortadas por mitad y volteadas para que no retengan agua.
Aunque es muy conocido que el culantro requiere de semisombra y poco cuidado, el técnico aconseja cortarle los brotes o pedúnculos donde echa las semillas, para que las hojas crezcan más grandes. Esta planta se reproduce por retoños y por semillas.
El ají
Este es un cultivo común, pero muy atacado por las plagas. Luego de germinadas, y mientras las plantas solo cuentan con su primer par de hojas (cotiledones), colóquelas en un lugar que solo reciban entre 4 o 5 horas de sol diarias. Durante este periodo es importante regarlas al menos 2 veces al día.
Ya desarrollado su tercer par de hojas, riéguelas solo en la mañana.
Durante su desarrollo vegetativo, riegue la planta con mayor cantidad de agua, pero siempre en la raíz y nunca en las hojas, mucho menos sobre las flores.
Nunca debe faltar el agua; sin embargo, no debe haber acumulación en el terreno, por lo que es necesario establecer previo a la siembra un buen sistema de drenaje. Entre los 90 y 100 días después del trasplante, comenzará la florecida y de 15 a 20 días después, ya podrá cosechar sus primeros ajíes.
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