Estados Unidos
El olor de los bebés hace a los padres menos agresivos y a las madres más protectoras
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Un estudio indicó que los recién nacidos, tanto humanos como animales, emiten moléculas que generan reacciones diferentes en sus progenitores.
Ni polvos, ni colonias, ni lociones... no hay nada como el olor natural de la piel de un recién nacido, sin dudas algo imposible de describir. Y es que, los bebés emiten un agradable olor que es más fuerte en sus cabezas, y es precisamente que indagando sobre el tema, un grupo de científicos ha identificado que la molécula que lo produce es la hexadecanal.
Dicha molécula es común en todos los mamíferos, pero está más concentrada en las cabezas de los recién nacidos. La novedad es que los expertos encontraron que este químico afecta de manera diferente a papás y mamás.
Según la investigación que se publicó en la revista Science Advances, en los hombres reduce la agresión y en las madres genera el sentimiento contrario, mayor hostilidad. Los autores del trabajo son científicos del Weizmann Institute of Science de Israel, quienes trabajaron en colaboración con el Instituto de Fisiología de la Universidad de Hohenheim en Alemania.
Los investigadores creen que todas las criaturas en la naturaleza se comunican con señales químicas y “los seres humanos no son la excepción. Para los bebés, esta reacción resulta muy útil porque hace que la madre sea más protectora, al tiempo que reduce la agresividad del papá”.
Investigadores del Instituto de Ciencias Weizmann en Rehovot descubrieron que el olor que emana del cuero cabelludo de los mamíferos recién nacidos, tanto humanos como de otros animales, tiene un propósito: la supervivencia de la especie.
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El especialista Noam Sobel del Departamento de Ciencias del Cerebro y su colega Eva Mishor, en cooperación con el Instituto Nacional Azrieli de Imágenes e Investigación del Cerebro Humano, publicaron recientemente un artículo en la revista revisada por pares Science que revela detalles de este descubrimiento.
La publicación menciona que en los mamíferos terrestres, las sustancias químicas volátiles que emanan del cuerpo pueden desencadenar o bloquear eficazmente la agresión en la misma especie. Además, agrega que olfatear hexadecanal (HEX), cuyo olor no puede ser identificado por el olfato humano, bloqueaba la agresión en los hombres, pero desencadenaba la agresión en las mujeres.
Luego, utilizando imágenes cerebrales funcionales, descubrieron un patrón de actividad cerebral que refleja el comportamiento. Tanto en hombres como en mujeres, HEX aumentó la actividad en la circunvolución angular izquierda, un área del cerebro involucrada en la percepción de señales sociales. Crearon un juego de computadora que se dividió en dos: una etapa de provocación destinada a despertar la agresión entre los 130 hombres y mujeres involucrados en el estudio; y una etapa de reacción en la que se les permitió descargar la agresión que acumularon. La mitad de los participantes estuvieron expuestos a la molécula HEX, mientras que la otra mitad sirvió como grupo de control.
Coinciden con otras investigaciones
El equipo contactó a un científico japonés que está investigando las moléculas de olor de los bebés. Decidieron colaborar con sus datos y descubrieron que HEX es una de las sustancias químicas más comunes liberadas por el cuero cabelludo de los pequeños. Se sabe que los animales liberan señales químicas de sus órganos olfativos y afectan los comportamientos sociales, pero antes del estudio de Weizmann no se sabía que también influyen en los humanos. “Los humanos se huelen unos a otros todo el tiempo, concluyó Sobel. Ahora aparentemente entendemos qué sucede cuando se hace con los bebés, cómo nuestro cerebro procesa esta información y cuál podría ser el papel evolutivo de este efecto”.
En otro estudio reciente se constató que los bebés pueden reconocer con quienes tienen relaciones cercanas basándose en la saliva. Aprender a manejar las relaciones sociales es una habilidad fundamental para sobrevivir en las sociedades humanas. Para los bebés y los niños pequeños, eso significa aprender con quién pueden contar para cuidarlos. Ese nuevo estudio realizado por investigadores de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), incluida la psicóloga Elizabeth Spelke, muestra que los niños de 8 a 10 meses de edad infieren que es probable que dos personas tengan una relación cercana si los ven teniendo interacciones que involucran una transferencia de saliva.
Tales actividades incluyen besarse, morder la comida del otro y compartir el mismo tenedor o pajilla. El estudio indica que los bebés entienden todas estas actividades como señales sociales que indican si las personas están en términos casuales o comparten vínculos más fuertes.
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