Neysa, ni borracha ni drogadicta
Producir y actuar es algo que ha hecho Neysa Ferguson desde el año 2000. No siempre ha hecho de hija (Constanza), responsable y trabajadora
Neysa, ni borracha ni drogadicta
Producir y actuar es algo que ha hecho Neysa Ferguson desde el año 2000.
No siempre ha hecho de hija (Constanza), responsable y trabajadora, que lleva el sustento al hogar, como en Mamá, alquilé tu vientre. Ha interpretado casi toda clase de papeles.
Cuando le pedimos que nos hablara del tema, en vez de enunciar una larga lista de personajes interpretados, nos dijo: Te lo voy a facilitar: me falta hacer de drogadicta y de borracha.
Producciones entre amigos (Daniel Gómez Nates y Javier Ballesteros) le abrieron las puertas, hace 22 años, y luego le brindaron la oportunidad de hacer su primer protagónico. Esto último fue en la obra Prohibido hablar de sexo en esta casa.
Hasta 1999 Neysa solo actuaba en comedias. Pero, desde 2000 se le ha visto en dramas como La visita de la vieja dama, que le valió el premio Escena 2000 a mejor actriz en un drama.
Respecto de su faceta como productora, nos dijo que en 13 años junto con Renán Fernández, en Producciones Chapl’Inc, han puesto en escena 15 montajes, de los cuales nombró algunos: Un diablo rojo en apuros (dos veces), Strippers 1 y Strippers 2, Las cosas que no me gustan de mi jefe (dos veces), El golazo de mamá, El día de mi entierro, Juzgado nocturno, Divorcio entre divorciados, El casado casa quiere, Ella, el marido y el otro y El decorador.
Renán y ella también han hecho teatro de épocas (ella produce) en el Casco Antiguo , contratados por el Inac y la Oficina del Casco Antiguo. Además, hace dos años Chapl’Inc en Navidad en la Cinta Costera participó en montajes de escenas bíblicas, contratado por empresas privadas.
En ocasiones Neysa ha tenido que actuar y dirigir, como actualmente en Mamá, alquilé tu vientre. No lo aconseja.
Es agotador, afirmó segundos antes de que José María Torrijos (quien es el técnico de luces en esta obra) llegara al camerino y la instara a apresurarse, porque en cinco minutos empezaba la segunda mitad de la obra, la cual estará en cartelera hasta el 23 de febrero.
Cuando los incautos son víctimas de la publicidad
Renán Fernández (como Chicle) y Mara Bethancourt en su papel de la madre manirrota cuando tratan de engañar a su hija Constanza.
Candelaria está que no sabe de qué treta valerse para que su hija no se percate de que ha estado haciendo de las suyas, malbaratando el dinero en juegos de azar que lo único que hacen es darle dolores de cabeza y endeudarla, hasta el punto de que va armando una montaña de mentiras que de poco le valen, y hasta la ponen a ella y a su hija a sudar la gota gorda.
Vayan a ver la obra, está divertidísima. Lo que es más, quizá allí vean retratado a alguien que conocen, porque en esta sociedad la consigna parece ser gaste, compre, acumule objetos, aunque no los necesite, aparente lo que no es, engañe.
No es la crónica de una muerte anunciada...
En esta hilarante obra en el ABA el libreto es de Renán Fernández y Neysa Ferguson, quienes en esta escena demuestran que en el mundo como el que vivimos, que es una especie de selva de cemento, todos pueden ser lobos de sus congéneres.
Lamentablemente, el de hoy es un mundo donde imperan la codicia, el poder, el egoísmo, la intolerancia, en que la violencia es la regla y quien tiene más dinero, armas, fuerza, información o domina la situación pone las reglas y aunque estas sean injustas, el más vulnerable suele someterse, porque el precio de rebelarse puede ser hasta la propia vida.
La mamá de Constanza sí tiene labia, parece política
Como los políticos, quienes intentan marear a los electores con sus mentiras y palabras huecas que ni ellos se creen y su cara de que no matan una mosca, es la vivaracha madre de Constanza. Limpia la casa, aunque su conciencia la tiene sucia. Intenta a como dé lugar confundir a su atribulada hija.
Sepan que Mara Bethancourt incursionó en la producción en 2013, con el musical La Lupe, la gran tirana, uno de los cinco nominados a los premios Escena, y el 18 de marzo estrenará El que quiere conocer Panamá que venga, porque se acaba.
¿Creen ustedes que tienen la sartén por el mango?
No se puede cantar victoria, porque de un momento a otro las circunstancias pueden cambiar. Se las vieron a gatas para salir del problema en que se metieron por querer pasárselas de listas.
Pero a medida que se desarrolla la trama verán que se cumple esto de que ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón, porque siempre hay alguien más vivo que el que se cree que es el que tiene todo bajo control. Cuando se anda en malos pasos, un error puede echar por tierra cualquier plan.