Solo para fanáticos de Queen

La historia del ascenso meteórico de Freddie Mercury y la banda británica Queen, los superhits musicales que produjeron en las décadas de 1970 y 1980 y los conflictos que el éxito pudo traer a las vidas de los protagonistas era material en caliente para ser llevado al cine.

Bryan Singer, el creador de las primeras "X-Men" y de filmes como "Los sospechosos de siempre", logró aunar todo ese material, pero al parecer quedó tironeando entre el más puro fanatismo y la figura subyugante de Freddie Mercury (que falleció en 1991 a los 45 años víctima del sida) para poder realizar una biopic que exceda ese punto -muy apoyado en las canciones reconocidas por cualquier amante de la música, posiblemente el punto más fuerte de la película-, pero dejando de lado mucho material sobre la vida de Mercury, tan corta y rica a la vez.

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Singer, aunque figura en los créditos como director, fue echado de la producción por peleas con el protagonista, sumado a denuncias de acoso, y reemplazado por Dexter Fletcher, quien iba a dirigirla en un principio y con otro protagonista.

A su vez, Brian May y Roger Taylor, dos de los cuatro miembros originales de la banda, fueron productores del filme. Se podría inferir que varias manos pudieron haber estropeado decisiones artísticas que podrían haberle aportado mayor solidez a la trama.

Contexto

Dejando de lado que el filme será un deleite para todos los fanáticos de Queen y de Freddie, a favor se puede mencionar que la reconstrucción de época -aquel Londres de inicios de los 1970- es superlativo, así como la transformación del actor de la serie "Mr. Robot", Rami Malek, que realiza una caracterización única de Mercury y logra transmitir el talento del artista y su manera de vivir la fama.

¿El personaje se comió a la persona, o siempre fueron lo mismo? Para ello hay un aporte importante de los actores secundarios como una mirada socarrona a la industria de la música, que de alguna manera se debió adaptar a las excentricidades del grupo.

Por el lado de las fallas, la película naufraga en varios momentos por no saber muy bien qué contar y cómo hacerlo. Ahí aparece un tema ríspido para aquella época como la homosexualidad del protagonista y todos sus excesos. Sorprendentemente, la mirada de la película, en vez de ser moderna teniendo a favor el paso del tiempo, parece detenerse en los 80 y no poder salir de ahí, siendo muy puritana y no pudiendo explayarse sin tapujos.

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También es una falla, aunque extracinematográfica de la distribución, no haber subtitulado la veintena de temas que despliega la película –haciendo hincapié en la histórica presentación en el Live Aid de 1985–, esto aparece como otra oportunidad perdida, ya que justamente, el gran fuerte que son las canciones con letras tan significantes para la historia de los protagonistas podrían haber sido mejor entendidas por el público general de aparecer de esa manera.

Como toda corta vida de un artista genial y único de las características de Freddie Mercury, que aportó tanto a la historia de la música, con sus grandes éxitos y unos pocos fracasos, el filme resultará también conmovedor en todos esos aspectos.

A no abandonar las salas después del final, ya que en los créditos aparecerá material documental sobre otra presentación de Queen.