Estados Unidos
¿Cómo la mortandad de anfibios en Panamá y Costa Rica influyó en el aumento de la malaria?
Científicos de Estados Unidos estudiaron el incremento de esta enfermedad, en años pasados. Este lapso coincidió con la disminución de las poblaciones de anfibios.
- Karol Elizabeth Lara
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- - Actualizado: 25/9/2022 - 12:55 pm
Científicos de la Universidad de California, Davis, publicaron esta semana en la revista Environmental Research Letters un estudio que vincula la desaparición de los anfibios con el posterior aumento de casos de malaria en América Central, específicamente en Panamá y Costa Rica.
Durante el periodo de 1980 a 2000, especies de ranas, salamandras y otros anfibios desaparecieron de la región. La disminución de sus poblaciones tuvo consecuencias en la salud de los humanos. De acuerdo con el estudio, durante el pico máximo de la enfermedad, hasta 1 persona de cada 1000 contrajo malaria anualmente en Costa Rica y Panamá, lo que normalmente no habría ocurrido si no hubiese habido esa mortandad de anfibios.
¿Por qué hubo una masiva disminución de anfibios? Durante los años en mención, el mortal hongo Batrachochytrium dendrobatidis arrasó con estos animales. Se estima que, en general, ha causado el declive de 500 anfibios a nivel global y condenado a la extinción a 90. En la región, el hongo viajó del noroeste al sureste, a través de Costa Rica y luego continuó hacia el este, a través de Panamá.
Los sapos, ranas y salamandras comen cientos de huevos de mosquitos diariamente. Estos insectos son un vector de la malaria. Los estudios de laboratorio, de hecho, confirman que algunas salamandras larvales pueden consumir hasta 400 larvas de mosquito por individuo al día.
Los investigadores encontraron un vínculo claro entre el momento, la ubicación en la que se propagó el patógeno fúngico y los lugares en los que hubo aumentos de casos de malaria. Los científicos recalcan que, si bien no pueden descartar por completo otro factor, no encontraron evidencia de otras variables que pudieran impulsar la malaria.
"Se ha demostrado que estas especies influyen en las poblaciones de mosquitos a través de múltiples canales, incluida la depredación, la selección de hábitat y la competencia", reseñan los investigadores.
Otro factor que también incidió en el aumento de la malaria, pero en menor medida, fue la pérdida de la cobertura boscosa.
Este impacto de la pérdida de biodiversidad, recuerdan los expertos, ilustra los costos al bienestar humano, a menudo ocultos, de las fallas en la conservación.
"Estos hallazgos también muestran la importancia de mitigar la propagación impulsada por el comercio internacional de patógenos emergentes similares como el Batrachochytrium salamandrivorans", añade la investigación.
En el estudio participaron Michael Springborn, Joakim Weill, Karen Lips, Roberto Ibáñez y Aniruddha Ghosh. Para su desarrollo emplearon su conocimiento en la ecología de los anfibios, datos de registros de salud pública digitalizados y métodos de análisis de datos desarrollados por economistas.
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