Panamá
Víbora X, la venenosa más común de Panamá
- Karol Elizabeth Lara
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De las serpientes venenosas que habitan en el país, la más habitual es la equis o terciopelo. Puede encontrarse en cualquier parte.
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De las serpientes venenosas que habitan en el país, la más habitual es la equis o terciopelo. Puede encontrarse en cualquier parte.
Las víboras X cumplen una importante función en los ecosistemas como controladoras de especies que se consideran plagas.
La víbora X es la serpiente venenosa más común de Panamá. Su facilidad para reproducirse le permite tener una amplia distribución a lo largo del país.
Puede encontrarse en zonas boscosas o en áreas urbanas en las que haya parches de bosques cerca.
Nelson Guevara, presidente de la Fundación BioMundi, resalta que en los residenciales suele llegar atraída por los roedores que proliferan. Esto ocurre cuando no se tiene aseado el lugar o hay depósitos de alimentos.
"Está en cualquier parte del país, pero principalmente cerca de ríos, quebradas o cuerpos de agua. Normalmente, a las áreas urbanas llega en busca de roedores", dijo Guevara a Panamá América.
En los bosques se torna difícil advertir su presencia debido a que sus colores le permiten camuflarse minuciosamente. También guarda parecido con otras especies de serpientes como la X falsa o la ojo de gato, lo que confunde a las personas.
Guevara destaca que la víbora X, cuyo nombre científico es Bothrops asper, se puede diferenciar porque sobre el dorso cuenta con patrones negros que simulan una equis.
"Algo particular de la X es que suele ser muy agresiva. Si uno se las encuentra rápidamente se enrollan y emiten un sonido de advertencia. Las otras, como la falsa X o la ojo de gato, tienden a huir y no son venenosas", agregó el experto.
Ante la presencia de esta serpiente se recomienda alejarse, no intentar manipularla, si estamos en senderos, retroceder o buscar un paso alejado del animal.
En este sentido, Guevara precisa que ahora que el senderismo está de moda, las personas optan por ir con pantalones cortos y zapatillas, ignorando que es fundamental acudir adecuadamente vestidos.
Si el animal está dentro de la residencia, se aconseja alejarse, mantenerla a la vista y llamar a un experto.
La X, de acuerdo con Guevara, no tiene épocas de mayor desplazamiento, pero subraya que en época seca pueden encontrarse más cerca de cuerpos de agua y en temporada lluviosa distribuirse por zonas más amplias.
Guevara reconoce que en Panamá se complica la situación con esta, y las serpientes en general, a causa de la mala fama que tienen. No obstante, recuerda que los accidentes suelen darse más porque el ser humano ha invadido sus entornos.
"Hay que tomar consciencia y respetarlas. Las serpientes no buscan a las personas para atacarlas, son situaciones que pasan cuando invadimos lo que por mucho tiempo fue su hogar", puntualizó.
El biólogo Mario Urriola explica que si bien las X son las serpientes venenosas más comunes de Panamá, no significa que por defecto sean las más venenosas de todo el país.
En su experiencia de más de dos décadas tratando con estos reptiles, especies como la Mano de Piedra o la verrugosa pueden ser más peligrosas.
"No hay un estudio con la especie más venenosa o más mortal. El trabajo de más de 27 años nos ha enseñado que las Mano de Piedra pueden matar más rápido a un animal", expuso.
Urriola detalla que las X tienen suficiente veneno para matar a un caballo, vaca y por ende a una persona, pero enfatiza en que por lo general estas culebras no muerden de inmediato, muchas de sus mordeduras son en seco o con pequeñas cantidades de veneno como advertencia.
En Panamá se registran accidentes frecuentes con ellas debido a su tamaño, agresividad; sin embargo, una mordedura suya no matará a la persona en cinco minutos, como se cree popularmente.
"No es que te va a matar en 5 minutos o no te dejará llegar al hospital. El problema radica en que algunos centros médicos no tienen suero antiofídico y el accidente puede agravarse", añadió el fundador del serpentario Maravillas Tropicales.
La serpiente X no está en peligro de extinción. Su capacidad prolífica le permite tener muchas crías, aunque en zonas donde impera la ley del machete sus poblaciones podrían estar más reducidas.
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