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El desmirriado cuento de la igualdad
Ernesto Endara - Publicado:
Esas tres deliciosas palabras nacen, o mejor dicho, se incuban en ese huevo de sabiduría que fue la primera gran Enciclopedia del saber humano, hija de Diderot y D’Alembert, a los que se sumaron Condillac, Voltaire, Montesquieu, Leclerc y otros.El generoso afán de contribuir al conocimiento de los hombres, fue el motor que movió a estos genios a concentrar en un libro la mayor cantidad de saber que pudieran.Ese esfuerzo parecía tener un fin: enseñar al hombre que no debe doblegarse ante el poder.Era el principio de la lucha entre la Ilustración y el Absolutismo de los reyes.Por tal razón, es fácil entender que al proyecto se opusieran la Iglesia y el Estado.Estos señores (Diderot y D’alembert) asaltaron todo lo que pudieron del conocimiento humano (El Discurso del Método, de Descartes, El árbol de los conocimientos, de Francis Bacon y ¿qué te puedo decir?)La portada de la primera Enciclopedia de 1772 es una delicia de simbolismos: La Verdad, bella y pudorosa no nos deslumbra porque está cubierta de finas telas; sin embargo, la Razón y la Filosofía comienzan a rasgar sus vestiduras y ya empieza a vislumbrarse la belleza que promete su desnudez.Las personas que se ven al fondo tendrán mañana una fuerte tortícolis por estar mirando la verdad allá arriba.El dibujo de Nicolas Cochin se pierde por lo nublado y por la multitud (aunque de eso se trataba, de que la mayor cantidad de gente tuviese acceso a la Verdad que es el conocimiento).Resumiendo: para lograr la libertad, la igualdad y la fraternidad, el hombre tiene que aprender, tiene que tener más conocimientos que instintos.La lucha continúa.La libertad todavía es un sueño que dura hasta el despertar.La igualdad es un principio que desaparece en el medio y reaparece al final.Bien lo dijo Lincoln: "Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son." Le faltó añadir que la Gran Niveladora (la Muerte), nos vuelve al punto de partida.Y la Fraternidad, desmelenada y con ojos desorbitados, huye descalza por el mundo.Nadie piensa en ella.Es un fantasma, una indeseable utopía.¿Fraternidad? No, ¿solidaridad?, quizá, si conviene.Esas tres palabras que atañen al colectivo humano han sido reemplazadas por otras tres palabras que concentran el deseo del individuo: Salud, dinero y amor.Alguien las convirtió en un buen bolero.También me gustan… ¿a quién no?