Justin Bieber se esconde de los reflectores, pero no se vuelve menos famoso
- Jon Caramanica
Con 127 millones de seguidores, es el músico varón más popular en Instagram. Y es un huracán provocador de manías cuyo poder es más grande que su arte. Ese tipo de fervor no se desvanece, simplemente hiberna.

Justin Bieber tiene un nuevo álbum y una serie documental en YouTube. Foto / Cindy Ord/Getty Images para Mtv.
La última vez que Justin Bieber lanzó un álbum —”Purpose”, en el 2015— estaba arrepentido. Al regresar tras unos cuantos años de desintegración pública, había sufrido un baño de humildad, o deseaba que así pareciera: un chico obligado a renegar de la persona en que había sido convertido por la fama, cantando canciones de disculpa.
Resultó que también fue prisionero de ese arrepentimiento. Abandonó a la mitad una gira subsecuente, habiéndosele agotado la batería.
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Aunque esto fue hace sólo cinco años, el ecosistema para un floreciente ídolo del pop era muy diferente. Ahora, las estrellas borbotean de la internet bajo sus propios términos, y toman formas inesperadas. Pero no hace mucho tiempo, la fama era de arriba abajo y claustrofóbica, y no había aparente salida. Bieber quedó condenado cuando cedió al sistema y también cuando se rebeló contra éste.
Así que tomó la única decisión razonable: desaparecer. No fue poca cosa dado que había vivido en las garras de la histeria de los tabloides y la obsesión del pop adolescente desde que tenía alrededor de 12 años. En los últimos tres años, Bieber ha lanzado más o menos una docena de canciones; no ha salido de gira. La música pop nunca lo sustituyó, pero siguió avanzando.
Aunque Bieber abandonó los reflectores, no se volvió menos famoso. Con 127 millones de seguidores, es el músico varón más popular en Instagram. Y es un huracán provocador de manías cuyo poder es más grande que su arte. Ese tipo de fervor no se desvanece, simplemente hiberna.
Lo que significa que Bieber tiene un público que lo aguarda. Ahora tiene 25 años y esta casado, y al parecer no le preocupa avivar las llamas de la hiperfama. La ubiquidad de sus primeros años ha sido reemplazada por algo mucho más moderado. ¿Se puede ser una superestrella y también estar escondido?
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Eso es lo que está intentando en “Changes”, su sinuoso, meditativo y bastante impresionante quinto álbum de estudio, y también con “Justin Bieber: Seasons”, una serie documental en YouTube Originals dedicada a capturar los entretelones de su regreso.
En ambos proyectos, Bieber se muestra reacio, callado incluso. No puede controlar la recepción magnitud Bieber con la se topa siempre que hace algo. Sin embargo, está seguro sabiendo que cualquier cosa que haga será consumida con entusiasmo por una fanaticada desesperada por que le sacien la sed.
En “Changes”, por fin pule un enfoque vocal que es relajante y tierno, aunque quizá ligeramente tentativo. Es un álbum efectivo, y también deliberadamente nada ostentoso.
Al elegir hacer R&B, y una versión apagada de ello, Bieber está abandonando la centrista y alocada carrera pop y se está alineando con un estilo que es personal. Su deseo de evitar el escrutinio podría ser interpretado como una especie de debilidad, pero también es una conclusión lógica para alguien que, en su adolescencia y después, fue una de las celebridades más juzgadas y a menudo ridiculizadas del mundo. Ha sido famoso durante la mitad de sus 25 años. Los efectos se volvieron claros en “Seasons”, de 10 episodios.
Se nota lo pequeño que es su círculo de confianza: su esposa, Hailey Baldwin Bieber; su colaborador de mucho tiempo, Poo Bear; su productor, Josh Gudwin; su representante, Scooter Braun, y un par de personas más que trabajan con él muy de cerca.
Bieber describe varios años de abuso de las drogas: “tomaba sizzurp (o purple drank), tomaba pastillas, consumía éxtasis, ya saben, hongos, todo”. El cantante ya no tenía control de su salud: “Estaba, digo, muriéndome”.
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El deseo de proteger a tu héroe es parte de los fanáticos —eso es clave para la motivación de las filas de partidarios vocales en línea— aunque ese deseo no necesariamente está basado en la idea de que la superestrella es débil.
“Podría no parecer tan difícil para algunas personas salir de la cama en la mañana”, dice Bieber en uno de los episodios de la serie, “pero ha sido realmente difícil para mí simplemente salir de la cama, y sé que muchas personas se sienten igual. Así que sólo quiero decir que ustedes no son los únicos en ese sentido”.
¿Y si Bieber fuera uno de nosotros? En el viejo modelo de la fama de arriba hacia abajo que lo incubó, ésa habría sido una proposición irrisoria. Pero su realineación se siente más de acuerdo con cómo se hacen las estrellas hoy: una elección creativa idiosincrásica, trabajada en serio y en privado, es retomada por millones.
Cuando uno desarrolla la fama de esa forma, es libre para negarse a las demandas creadas por hacer cosas a la manera antigua. En este caso, puede cantar, aferrarse a las fans que quieren seguir protegiéndolo, y esperar que el resto del mundo no le esté poniendo mucha atención.
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