Pueblo recobra vida, luego de los daños causados por las tormentas
Las interrogantes más difíciles son cómo reconstruir, o si se debe reconstruir, en medio de una amenaza de tormentas cada vez más fuertes. Esto ha llevado a un debate que tiene más que ver con política, clase social, cultura y raza que con economía.
- Kirk Semple
- - Publicado: 25/10/2019 - 03:00 pm
SAN MARTÍN, Antillas Francesas — Entre los escombros se hallaban los vestigios de una casa de playa: sandalias, una novela de romance y la pelota inflable de un niño en las aguas fétidas de una piscina.
En una visita reciente, parecía como si una lluvia de artillería hubiera golpeado a este pequeño bungalow y otras casas de playa en un acantilado sobre el Océano Atlántico. Esta destrucción de un huracán Categoría 5 no fue en las Islas Ábaco, devastadas por “Dorian” el mes pasado. Esto ocurrió en San Martín, una isla que sufrió el azote directo del huracán “Irma” el 6 de septiembre del 2017 y donde la recuperación dista mucho de estar completa.
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Causó miles de millones de dólares en daños por toda la isla de 89 kilómetros cuadrados, que está dividida entre el territorio francés de Saint-Martin, con una población de unos 32 mil habitantes, y Sint Maarten, un país en su mayoría autónomo dentro del Reino de los Países Bajos, con unos 41 mil habitantes.
Tras la tormenta, el presidente de Francia Emmanuel Macron prometió una recuperación rápida para el lado francés, jurando que “Saint-Martin nacerá de nuevo, estoy comprometido a ello”.
Las interrogantes más difíciles son cómo reconstruir, o si se debe reconstruir, en medio de una amenaza de tormentas cada vez más fuertes. Esto ha llevado a un debate que tiene más que ver con política, clase social, cultura y raza que con economía, al enfrentar a la población local en su mayoría de raza negra contra el Estado galo.
La máxima funcionaria francesa en la isla dice que quiere más restricciones a la construcción en las áreas bajo mayor riesgo de tormentas, para proteger vidas y la economía. Sin embargo, los residentes temen que puedan ser forzados a abandonar propiedades que han pertenecido a sus familias durante generaciones.
En una región que ha sido golpeada frecuentemente por tormentas categoría 5 en años recientes, es probable que la historia que se desarrolla en San Martín se repita en otros sitios en el Caribe y en otras naciones con regiones costeras.
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En el lado francés de la isla, el huracán “Irma” dañó alrededor del 95 por ciento de las edificaciones.
Bernadette Carty llevaba sus 65 años viviendo frente al mar e ignoró las órdenes de evacuación que precedieron la llegada de “Irma”. Al menos siete generaciones de su familia habían sobrevivido numerosos huracanes en esta tierra. Pero “Irma” se contó entre las tormentas más intensas que jamás azotaron la isla, un ejemplo de cómo el cambio climático ha hecho que los huracanes sean más destructivos.
Al tiempo que “Irma” tocaba tierra, Carty, su hija y dos nietos se resguardaron bajo un colchón.
Cuando salieron, descubrieron que la marejada ciclónica y los fuertes vientos habían perforado orificios en la casa y arrastrado a la hermana de Carty de la vivienda contigua. Ella figuró entre las 11 personas que murieron en el lado francés de la isla. Dos murieron en el lado holandés. Carty ha estado viviendo en un departamento desde entonces, y espera reconstruir.
La tormenta arrasó con el aeropuerto principal de la isla, bloqueó sus puertos y paralizó su industria turística durante meses. El Gobierno francés destinó más de 500 millones de dólares en ayuda en los primeros seis meses después de la tormenta para la recuperación de San Martín y la cercana isla francesa de San Bartolomé, de acuerdo con Sylvie Feucher, la representante francesa de mayor rango en los dos territorios.
Los hoteles y restaurantes han reabierto y los turistas han regresado. Pero Feucher predijo que podría tomar otros tres años para que se recupere el territorio.
Está convencida de que algunas zonas simplemente están demasiado expuestas a las tormentas como para que puedan ser habitadas sin peligro. Está promoviendo más restricciones sobre el uso del suelo. La campaña se ha convertido en un punto álgido en una relación cada vez más contenciosa entre Francia y la población local que se resiste al control extranjero.
Los residentes de varios de los barrios más afectados sospechan que Francia está librando una campaña velada para expulsar a los residentes pobres de raza negra de sus tierras para que puedan ser vendidas a desarrolladores.
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Francia ha establecido un fondo para comprar las propiedades en las zonas de mayor riesgo, pero Feucher insiste que no se obligará a nadie a vender.
Los residentes de San Martín son ciudadanos franceses, con derecho a las protecciones de la red de seguridad social francesa. Pero esa generosidad podría haber socavado a la iniciativa privada. Del lado holandés, gran parte de la reconstrucción ha sido impulsada por fondos privados. Pero algunos se preguntan si en la prisa por reconstruir, se pensó lo suficiente en tormentas futuras.
Del lado francés, Feucher dijo que trataba de hacer que los residentes vieran a largo plazo: reconstruir bien, aún si toma tiempo, podría salvar vidas en la siguiente tormenta.
“Cambiar mentalidades siempre es difícil”, comentó.
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