Renuncia del procurador
¿Con qué nos sorprenderán ahora los políticos con la maltrecha justicia?
El fiscal general de la República, la persona que los ciudadanos pensaban que tenía el suficiente respaldo para desafiar a los poderes con el único propósito de hacer justicia, deja el puesto, aparentemente, aterrado o profundamente decepcionado, por algo.
- Arnulfo Barroso Watson
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- - Actualizado: 10/4/2021 - 10:49 am
El sistema de justicia es la piedra angular de la sociedad y, por ende, de la democracia. Es la que garantiza la estabilidad social mediante la certeza que tienen los ciudadanos de que todos somos iguales ante la ley y de que cada cual recibirá lo que se merece.
Esa es la definición más simple de justicia. Sin embargo, en los últimos años en Panamá se ha hecho algo más evidente la desfiguración del sistema de justicia. Un secreto a voces que se confirma con hechos contundentes, y a las pruebas me remito.
La salida, sin prácticamente ninguna explicación, del procurador Eduardo Ulloa es un duro golpe a la ya desprestigiada justicia.
El fiscal general de la República, la persona que los ciudadanos pensaban que tenía el suficiente respaldo para desafiar a los poderes con el único propósito de hacer justicia, deja el puesto, aparentemente, aterrado o profundamente decepcionado, por algo.
No es el primero y seguramente no será el último, mientras la mesa de la justicia la sirvan los gobiernos de turno y los sectores poderosos que históricamente los rodean. El Ministerio Público ha sido, sin duda, la institución más inestable en los últimos 31 años.
Nueve procuradores, cuando solo debieron ser tres. La pregunta que salta ahora es: ¿con qué nos sorprenderán los políticos con la maltrecha y moribunda justicia?
Periodista.
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