COVID-19: Médicos para la historia
... aquí en Panamá, los arlequines de la falsación, no se han dado cuenta y no paran de hablar de la vacunación como si esta fuera la grandiosa panacea o la promesa de la salvación del alma, del cuerpo y del espíritu.
- Silvio Guerra Morales
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- - Publicado: 24/9/2021 - 12:00 am
Hemos podido advertir, cómo algunos galenos que se tienen a sí mismos como ilustres o distinguidos, y cuya presencia en medios de comunicación y en redes sociales es casi permanente, pues disponen del aval de los que regentan esos medios, no paran de calumniar y denigrar el buen nombre y la buena honra, la dignidad de otros médicos, sus colegas, quienes, valientemente, contra viento y marea, se han atrevido sostener e ilustrar a la población panameña, sobre los efectos terriblemente lesivos y dañinos a la salud que tienen los componentes químicos de las vacunas que son inoculadas a las personas, sin discriminación alguna.
Aunque hayamos mantenido el discurso de no obligatoriedad en su aplicación, dado el respeto que hay que dar al principio de la autonomía de la voluntad de los ciudadanos, las autoridades de salud, a las cuales se han sumado la que sin serlo en esa materia, pero que ejercen poder público, ponen obstáculos a los particulares si no presentan sus tarjetas de vacunación en las que conste que han sido inoculados frente a la Covid-19.
Volviendo al punto: He podido constatar que son tres los voceros que se han constituido en una especie de voceros de las Big Pharma, cuales abogados de las vacunas, y con un discurso casi perfeccionista de los "buenos efectos de las vacunas" –puras mentiras-, le venden a la población un concepto de "vacúnate y salva tu vida", en manifiesta y evidente contradicción con los índices de personas o pacientes en UCI que han sido vacunados y están en estado crítico o han muerto.
Pero de esto nada dicen los voceros del nuevo régimen sanitario connotado por sus notas de ser acientífico, dictatorial, irracional y por demás que arbitrario. Nada dicen de las constantes denuncias en redes sociales que presentan las personas que de una u otra forma se han visto atrofiadas en su salud luego de ser inoculadas.
Por ello, cuando escucho a verdaderos líderes de la medicina en nuestro país, médicos, entre ellos un valiente exministro de Salud y tres doctoras, jóvenes, hidalgas, poniéndose al lado del pueblo y de la verdadera ciencia, del pensamiento crítico y lógico, y que se han atrevido a señalarle a la población de los efectos dañinos a la salud humana que tienen esas "inoculaciones" y que las "vacunas" son un gran fraude, amén de un enorme negociado, casi sin límites tras la expresa constatación de un apetito voraz por el dinero (Trampa en la que han caído no pocos empresarios de la empresa privada adscrito al negocio de las farmacias, arrastrados por el culto a Pluto), todo ello incrustado en la Agenda 2030, no me queda otra cosa que aplaudirlos y felicitarlos, quitarme el sombrero por la vehemencia y la verdad que los connota, sin dejar a un lado la hoja de vida transparente que presentan.
A ellos los respaldan las mentes brillantes de médicos que a nivel mundial o son premios nobeles en medicina y han hecho grandes descubrimientos científicos o aportes que han salvado vidas: Dr. Robert Malone, el nobel francés Luc Montagnier, Vladimir Zelenko, Karina Acevedo, Chinda Brandolino, Dolores Cagil, Peter Mckullogh, Pierre Kory, Paul Marrik y tantos otros. Los que detractan a sus propios colegas, ¿en Panamá, se atreverían a contradecir a estos científicos?
Son verdaderos médicos, ellos y los valientes nuestros, que pasarán a la historia, sin duda alguna, cuando toda esta parafernalia sea también eso, parte de una triste historia de la especie humana y del mundo.
Cuando los médicos que se han puesto al lado del pueblo, han sostenido que "Las vacunas nos dañinas", salen decir o hacer algo en ese sentido, salen los médicos del sistema, de inmediato, a golpear la buena honra y dignidad, de esos valientes galenos. Los abogados que nos hemos atrevido a sostener igual discurso, no quedamos excluidos de la indisposición y hemos sido sujetos de los peores calificativos por parte de los que se califican como "Defensores de la salud humana".
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La falsación, entonces, lleva en su propio seno una falencia: El ser desenmascarada porque no dispone de los elementos lógicos para sostenerse, de los elementos de convicción, de poder y de competencia.
Por ello, no es de extrañar que el discurso de la vacunación se viene desmoronando, de manera rápida, a nivel mundial, pero aquí en Panamá, los arlequines de la falsación, no se han dado cuenta y no paran de hablar de la vacunación como si esta fuera la grandiosa panacea o la promesa de la salvación del alma, del cuerpo y del espíritu.
Opinión
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Amanecerá y veremos. ¡Dios bendiga a la Patria!
Abogado.
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