Panamá
De Yalta y Bretton Woods a Johannesburgo
Faltaban aún muchas batallas por vencer, muchos escollos por superar, pero se estimaba en meses la caída de Berlín y la más incierta capitulación de Japón.
- Gregorio Urriola Candanedo
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- - Actualizado: 03/9/2023 - 12:01 am
El febrero del año 1945, los líderes de las grandes potencias que ya se mostraban como las vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, se reunieron en la ciudad rusa de Yalta, en la península de Crimea, para establecer las bases del orden mundial de la post-guerra. Stalin, Roosevelt y Churchill acordaron las reglas del mundo que emergía tras la debacle de las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio.
Faltaban aún muchas batallas por vencer, muchos escollos por superar, pero se estimaba en meses la caída de Berlín y la más incierta capitulación de Japón. Allí se acordaron las esferas de influencia del llamado Occidente (anglosajón) y del Oriente (ruso-soviético) en la Europa liberada de los nazis, se atisbaron el diseño de las instituciones fundamentales en la esfera política (el Sistema de Naciones Unidas, en una conferencia posterior en San Francisco). Luego en Potsdam,
Alemania (agosto de 1945) las decisiones fueron reafirmadas sin que ningún otro país fuera consultado, un pequeño detalle geopolítico que usualmente se obvia.
En el aspecto económico, el acuerdo se discutió previamente con mayor detalle en la localidad estadounidense de Bretton Woods (julio de 1944), de donde nacería un orden monetario-financiero y se plantearía un orden comercial, el cual no podría concretarse sino casi medio siglo después, cuando se establece la Organización Mundial del Comercio (Montevideo, 1995). Allí nacieron el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) que sobrevive como parte del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y tras acaloradas discusiones sobre la dimensión comercial y monetaria, se dio paso al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (el GATT, por sus siglas en inglés). Norteamericanos e ingleses protagonizaron la famosa polémica entre Harry Dexter White y John Maynard Keynes, cuyos ecos son de relevante vigencia. En suma, Yalta y Bretton Woods fundaron el orden global de creciente foco unipolar que ha regido el mundo hasta prácticamente 2020.
Ese orden fáctico y sus normas de convivencia, son las que ahora se han roto, igualmente de facto, con el ascenso de dos potencias emergentes en el orden económico: China e India; y otra, de orden militar: Rusia (con el mayor arsenal nuclear del mundo). China e India desafían ya, la hegemonía norteamericana en los terrenos comercial, tecnológico y de inversiones, y han creado las bases materiales para la creación de un orden multicéntrico más que multipolar.
Esta última aclaración es muy importante, porque parece que los próximos 20 años veremos un orden mundial caracterizado por el multilateralismo como doctrina fundamental para articular los estados y sus economías, más que la creación de "bloques" a la manera de la antigua partición el mundo en un bloque chino- soviético y otro euro-norteamericano, si bien tenemos hasta ahora dos ejes en disputa: los Estados Unidos de América y la República Popular China.
En esta nueva configuración, por "doctrina" (objetivos y modos de actuar) los llamados miembros del grupo BRICS son ya un actor fundamental, si bien lo laxo y heterogéneo de sus integrantes, tiende a infravalorarlos, sobre todo en la esfera mediática occidental, donde en esta guerra de las mentes el vocero Jack Sullivan, refiriéndose a los BRICS ha dicho que no representan un contendor real para los norteamericanos en geopolítica. (Ver: https://www.france24.com/es/minuto-a- minuto) Esto recuerda al cuento del lobo, y contrasta con lo que dicen los "think- tanks", como la Rand Co., o el Quincy Institute.
En efecto, el pasado 23 de agosto, en la capital de Sudáfrica, se celebró la XV reunión de los jefes de estados de sus 4 integrantes originales: Brasil, Rusia, China, India y la propia República Sudafricana. Lula, Putin, Xi Jinping, Narendra Modi y Ramaphosa, dieron un paso trascendental al ampliar el grupo integrando (a partir de 2024) a pocos países más: Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto, Etiopía y Argentina.
Con ello, los BRICS pasan a representar originalmente (en 2009) el 43% de la población mundial, 25% del PIB global, 20% de la inversión en todo el mundo y 15% del total de comercio en el planeta; a conformar un grupo que con las incorporaciones apuntadas significa ahora 46% de la población mundial, 37% de la economía del planeta y lo que el Índice Elcano llama 22% de presencia global, que el cual calcula la proyección de los países fuera de sus fronteras (comprendido las esferas económicas, militares, y los aspectos llamados "blandos" como cultura, ciencia y tecnología, deportes y migraciones ). (Ver: Índice Elcano de Presencia Global (realinstitutoelcano.org) La importancia de la cumbre sudafricana de los BRICS es innegable.
Desde el plano simbólico/comucacional es una apuesta clara por el multilateralismo; y en el plano fáctico, estrecha los lazos de países con poder estratégico en el dominio del combustible clave que mueve la economía-mundo (el petróleo) en un 80%; así como de acceso a minerales claves, pero por sobre todo, señala el camino para la cooperación potencial en comercio, inversión y manejo monetario al margen, o de manera primero combinada, pero crecientemente autónoma, de los mecanismos herederos de Bretton Woods, sobre todo permitiendo escapar del dogal asfixiante del FMI en materia de financiamiento del desarrollo; y sentado bases reales para impugnar la hegemonía del dólar que, como se sabe, descansa de los año 70 en los petro-dólares y el irresponsable manejo de esa divisa, creadora de burbujas financieras, periódicos shocks inflacionarios y recesiones en todo el planeta. Un mundo nuevo se está pariendo y Johannesburgo será recordada por contribuir a este alumbramiento.
Faltaban aún muchas batallas por vencer, muchos escollos por superar, pero se estimaba en meses la caída de Berlín y la más incierta capitulación de Japón.
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