Inequidad
Democracia infartada
- Silvio Guerra Morales/ Ramiro Guerra Morales opinon@epasa.com
Hoy estamos asistiendo a fuertes y agudos conflictos entre grupos económicos, de mucho poder, que se tiran, sin piedad alguna, a matar y que han llevado al terreno de la política, sin reparo alguno, con absoluta indiferencia o frialdad,

Una economía con un crecimiento que no llega a las mayorías marginadas. Los pobres siguen siendo más pobres. Prevalece la inequidad y, con ello, las desigualdades. Foto: Archivo.
¿Habrá alguna similitud?
Es del caso señalar que en el año 1968, la Guardia Nacional irrumpió en la sociedad panameña con un golpe y con ello se dio el inicio de un nuevo periodo político en nuestro país.
La oligarquía del momento perdió el control del poder y con ello de continuar dirigiendo y administrando las cuestiones propias del Estado.
¿Cuáles fueron las contradicciones de fondo que propiciaron tal acontecimiento?
Renato Pereira, Egbert Wetherborne, George Prisley, Marco Gandásegui, Ricauter Soler, Simeón González, Rubén Darío Sousa, entre otros, todos ellos prolíficos investigadores y estudiosos de las ciencias sociales y políticas, produjeron algunos estudios, mismos que leídos nos acreditan que hicieron esfuerzos encomiables para explicar el fenómeno del golpe de 1968.
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Hay un denominador común en los análisis y estudios planteados por todos ellos: La dominación proveniente del factor o poder económico había llegado a tal nivel de degradación moral y de pugnas de intereses que hicieron del país un caos y con el rédito de la pérdida del equilibrio necesario para gobernar, generándose un estado de desasosiego e incertidumbre domésticos.
La confrontación, frente a este triste escenario, fue pervertida llevándola a un estadio de obscenidad y en donde la reputación o la honra no tenían sentido y la vida privada fue invadida, a tal punto, con excesos degradantes para descalificar a los adversarios.
Habían periódicos especializados en este tipo de menesteres, todos ellos con el formato de tabloide y también circulaba una revista pequeña que, curiosamente, se titulaba “18”.
Detrás de esos medios escritos, sin duda alguna, se encontraban, en apariencia de “ocultas”, las facciones del poder económico oligarca.
Todo lo anterior ocurría en el marco de una sociedad que daba cuenta de la existencia de fuerzas motrices cuyo eje de las acciones de lucha lo era la solución del conflicto Nación-Imperio USA y ello comprendido dentro del concepto del nefasto enclave colonial y el usufructo de un bien, el Canal de Panamá, por los Estados Unidos de América.
Harto discutida fue la tesis de la nuda propiedad por parte de los panameños.
Es de advertir que se trataba de una contradicción a la cual estos grupos de poder económico daban la espalda y se constituían en aliados incondicionales del poder extranjero.
Ante ello, una Guardia Nacional que dada la incapacidad evidente por parte de los clanes de la oligarquía para resolver sus contradicciones y por permanente recurrencias a ella, surge o aparece dotando a la fuerza pública de un poder deliberativo.
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Lo interesante de lo anterior es que, cuando se produce el golpe en 1968, la economía revelaba un crecimiento de ocho (8) por ciento, pero con un pueblo muy lejos, diametralmente opuesto, de ser permeado de los beneficios de ese crecimiento.
Ocurría la lucha política electoral.
Esos legendarios grupos o facciones de poder económico tenían, como cuestión primordial o el objetivo único, el hacerse del gobierno como canasta de enriquecimiento (Los peculados estuvieron siempre en la cartilla, a la orden del día).
Hoy ¿qué panorama se nos presenta?
Una situación con variables que la hacen distinta a la vivida a la descrita, pero con algunas similitudes que hace que se ciernan sobre el país nubarrones que anuncian estrepitosas tormentas.
Hoy estamos asistiendo a fuertes y agudos conflictos entre grupos económicos, de mucho poder, que se tiran, sin piedad alguna, a matar y que han llevado al terreno de la política, sin reparo alguno, con absoluta indiferencia o frialdad, temas como la Justicia y la Ley, y la institucionalidad ha llegado a tal grado de debilitamiento, que han logrado desdibujar las fronteras entre el poder y el Derecho.
Como queda dicho, la politización de la justicia es una expresión del conflicto mencionado.
Todo en el marco de una economía con un crecimiento importante pero que no llega a las mayorías marginadas de nuestra nación.
Los pobres siguen siendo más pobres.
Prevalece la inequidad y, con ello, las desigualdades.
Lo grave de esta crisis es que no encuentra una buena pista de aterrizaje y tiende a agravarse.
La realidad electoral de hoy, no da cuenta, en lo mínimo, que lo que vendrá será diferente.
¿Existen o no ciertas similitudes con la historia narrada, en apretada síntesis, del año 1968?
Por nuestra parte contestamos afirmativamente, salvaguardando una diferencia: Hoy media un vacío de liderazgo capaz de vislumbrar el futuro con un sentido o conciencia de unidad nacional, lo que hace más peligrosa la situación descrita y que se tambalee la poca paz que nos queda en el país.
Abogado.
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